• Esta crítica de la película de Netflix 'Los Mitchell contra las máquinas' no contiene spoilers.
Netflix prometía a principios de año que durante 2021 estrenaría al menos una película durante la semana del año. Historias de todos los géneros, gustos y sensibilidades. Sin embargo, por cada estreno semanal que merece realmente la pena hay varios que solo parecen existir precisamente porque la plataforma necesita engrasar constantemente su maquinaria. De vez en cuando aparece en su catálogo una de esas películas que justifican ellas solas la renovación de la suscripción. Los Mitchell contra las máquinas no es solo la mejor película de la plataforma en lo que llevamos de 2021, sino un nuevo paso adelante para dos maestros de la animación moderna: Phil Lord y Chris Miller, directores de La LEGO película y Spider-Man: Un nuevo universo y productores de esta comedia familiar de Sony que Netflix adquirió cuando la crisis del coronavirus impactó en Hollywood.
Mike Rianda (guionista de Gravity Falls) y Jeff Rowe (guionista de (Des)encanto, la comedia de Matt Groening para Netflix, y compañero de aquel en la serie de Disney+) comparten las labores de dirección y guion en una trepidante de comedia de acción sobre una familia disfuncional cualquiera que se enfrenta a la aventura de sus vidas: salvar al mundo de un apocalipsis tecnológico. En el trigésimo aniversario de Terminator 2: El juicio final, Los Michell contra las máquinas actualiza de forma brillante y deliciosamente mundana el temor generalizado de que un día la tecnología a la que tanta información y poder hemos dado decida independizarse y someter a los seres humanos que la hicieron posible.
La rebelión de las máquinas es un problema, pero el verdadero problema de los Mitchell es arreglar a tiempo la guerra abierta entre el patriarca de la familia, un hombre abstraído en sí mismo y obsesionado con la naturaleza y el bricolaje, y la hija adolescente que está a punto de abandonar el hogar para irse a la universidad y cumplir su sueño de convertirse en directora de cine. La familia se enfrenta entonces a un viaje por carretera en el que intentarán solventar sus rencillas antes de que sea demasiado tarde y la vida separe para siempre los caminos de padre e hija.
En 2021 nuestro presente tecnológico no es necesariamente el que James Cameron había imaginado. Es mucho más casual, lo cual hace que la rebelión que plantea la película de animación resulte mucho más inquietante… y posible. Smartphones, robots de limpieza, muebles electrónicos y hasta peluches aparentemente inofensivo. Cualquier cosa que tenemos a nuestra alrededor es una potencial amenaza en una inspirada comedia que señala directamente a los Mark Zuckerberg del mundo.
Es imposible no pensar en él o en las famosas presentaciones de la compañía Apple en cada una de las apariciones de Mark Bowman, el científico y empresario que hace posible la tecnología que puede acabar con el planeta. Ese gurú, sin embargo, no es más que un títere en manos de un enemigo mucho más peligroso e impredecible al que pone voz una divertidísima Olivia Colman (The Crown, El padre) para la que no hay proyecto ni personaje pequeño.
Los verdaderos protagonistas de la función, sin embargo, son los Mitchell. Linda, la madre optimista que intenta arreglar los problemas de todos los que le rodean. Aaron, el hijo pequeño que está obsesionado con los dinosaurios. Rick, el padre de familia que ya no sabe cómo hablar con los suyos. Katie, la adolescente que cree que tiene salir del hogar para encontrar su verdadera familia. En teoría, no hay nada en ellos que les distinga de cualquier otra comedia familiar estrenada en los últimos años. En la práctica, crean una dinámica memorable que hace de Los Mitchell contra las máquinas una de las mejores historias familiares del Hollywood reciente.
Si los conflictos domésticos y la reflexión sobre nuestra relación con la tecnología y la posible deshumanización a la que nos exponemos funciona como un reloj suizo, es la espectacular animación la que acaba marcando la diferencia respecto a la mayoría de producciones animadas que se estrenan cada año. Al igual que pasaba con Spider-Man: Un nuevo universo (una de esas rarezas que son capaces de ganar el Oscar a la mejor película de animación que parece dedicado en exclusiva al cine de Pixar y Disney), es la extraordinaria mezcla de animación tradicional en dos dimensiones y los diseños informatizados en tres dimensiones la que marca la diferencia.
En Los Mitchell contra las máquinas el espectador se encuentra una serie de elementos pop up a medio camino del cómic y el cartoon más clásico (con un estilo que recuerda a Scott Pilgrim contra el mundo, la adaptación que hizo Edgar Wright de la novela gráfica de Bryan Lee O'Malley) que aparecen en nuestra pantalla para subrayar las emociones de nuestros protagonistas o las amenazas que aparecen a su paso. Rianda y Rowe crean una aventura tan previsible en lo narrativo como audaz y sorprendente en lo formal, dando pie a una increíble montaña rusa en la que uno nunca sabe qué es lo que va a ver. Lo único que está claro es que le dejará con la boca abierta y con ganas de más.
Más allá de su espectacularidad visual, es su corazón (la relación entre padre e hija es sorprendentemente efectiva y emocional) y su efectivo sentido del humor el que se ganará la audiencia con chistes que van de todos los públicos (¿quién no se ha comportado alguna vez como si quedarse sin Wifi es lo peor que nos puede pasar?) a lo específico o lo referencial. Seas quien seas, el guion de Rianda y Rowe ha preparado un chiste para ti.
La película, afortunadamente, evita caer en su propia trampa y lanzar una reflexión facilona sobre los peligros de la tecnología en nuestros tiempos. Sí, Los Mitchell contra las máquinas habla de la excesiva importancia de redes sociales, teléfonos y ordenadores en la vida actual, pero tampoco escapa al potencial infinito de sus herramientas. Sin tecnología, Katie no podría hacer esas entrañables películas que la llevan hasta la universidad. Sin esa misma tecnología, tampoco podríamos caer rendidos ante la primera gran película de Netflix en este año. Larga vida a los Mitchell.
'Los Michell contra las máquinas' ya está disponible en Netflix.
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