• Esta crítica de la película 'Ejército de los muertos' de Netflix no contiene spoilers.
Antes de que Zack Snyder dirigiera las superproducciones más grandes de DC, el director se interesó en otras cosas. Snyder debutó en 2004. Y lo hizo con una revisión de Amanecer de los muertos que era a la vez homenaje a Romero y modernización del género. Una entrada en la inudtria por la puerta grande que le llevó hasta películas de gran presupuesto destinadas a un público adulto. Lo demostró en 300, la adaptación del cómic de Alan Moore que es, le pese a quien le pese, uno de los películas que más ha influido estéticamente en el cine posterior.
17 años después, se puede decir que Amanecer de los muertos sigue siendo la mejor película de Zack Snyder, que después de su fidedigna adaptación de Watchmen cayó en picado hasta ser fagocitado por su ampuloso y pedante visión del universo DC. Su choque frontal con Warner por Batman y compañía, y la tragedia personal -su hija se suicidó mientras rodaba La liga de la justicia- hicieron que el director fuera algo parecido a un proscrito para la industria.
Su regreso en 2021 ha sido por todo lo alto. Primero con su remontaje de La Liga de la Justicia, que supuso una enmienda al a totalidad de la versión estrenada por Warner que terminó de rodar y montar Joss Whedon. Segundo, porque Netflix le ha dado cheque en blanco para rodar un filme con el que, irónicamente, vuelve a sus orígenes, a los zombies. Ejército de los muertos -que se estrena el viernes 21 en la plataforma- parte de una premisa loca. Las Vegas ha sido tomada por los zombies y sitiada. Horas antes de que sea destruida por una bomba atómica, un equipo de mercenarios decide entrar a robar una cámara acorazada de un casino.
El tráiler de la película prometía un Snyder desatado, loco, desquiciado con sus movimientos de cámara y sus fotografías saturadas… y nos engañaron. Básicamente todo eso está en su primer acto, que termina en cuanto acaban los títulos de créditos. Un montaje frenético con el que se nos cuenta cómo llega el apocalipsis zombies y cómo unos cuantos escapan. Pero lo que viene después es una vuelta a aquella Amanecer de los muertos. Una película que casi siempre se aleja de todos los clichés de Zack Snyder y que, puede que por ello, se convierte en una de sus mejores películas.
También tiene varios de sus defectos. Es excesivamente larga, se cree más profunda y emotiva de lo que es, pero casi siempre es un entretenimiento de calidad, de muchos quilates, con unas escenas de acción espectaculares y un punto de crítica política. Snyder sabe que las películas de zombies siempre eran un reflejo de los problemas de la sociedad. Y aquí se habla de refugiados, zombies, fronteras, masculinidad tóxica y presidentes ineptos, pero nunca subrayando.
Ejército de los muertos es todo lo gore y violenta que debe ser una película de zombies, con escarceos en el cine de robos y alguna escena brillante. La primera entrada por las cocinas con los zombies hibernando es una joya de cómo crear tensión. Además, Snyder sabe aportar el toque cómico necesario sin que sea pesada.
Pero lo mejor de la película de Snyder es cómo vuelve a revisitar el género para reinterpretarlo y hasta crear su propia mitología a partir del imaginario colectivo sobre los zombies. Si en Amanecer de los muertos ya decidió que los muertos vivientes corrían -provocando debates entre los más puristas-, aquí da un paso de gigante y ofrece una humanización completa de los zombies. Ahora se asocian, cooperan, sienten, y otras muchas cosas que conviene no contar para no desvelar los secretos de su trama.
Snyder consigue así una visión política en su conjunto. Las bestias son los humanos. Nosotros somos capaces de matar a cualquier, mientras que ellos luchan por su supervivencia. El enemigo es el individualismo, que es el que nos convierte en bestias, mientras que ellos actúan de forma comunitaria. Una mirada que tiene mucho de El planeta de los simios, a la que homenajea en dos escenas de forma evidente, cuando vemos al zombie Alfa encima de la estatua de la libertad de Las Vegas, y cuando le vemos a caballo a contraluz, que remite a dos de las escenas más míticas del clásico. Zack Snyder vuelve a sus orígenes para avanzar como director y para demostrar que es mucho más que zooms circulares, escenas de acción a cámara lenta y música épica.
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