Desde aquel mítico estreno que tuvo lugar en History Channel, la historia del guerrero y descendiente de Odín Ragnar Lothbrok se convirtió en una leyenda, protagonizando no solo la serie Vikingos, sino también una de las grandes producciones de los últimos años. Poco después de estrenar su sexta y última temporada, la serie regresa con el spin-off Vikingos: Valhalla, una producción ambientada cien años después de la serie original. Mientras que la serie Vikingos se adentraba en la primera toma de contacto con Inglaterra y en la historia de Ragnar, este spin-off se centra en el conflicto cultural que se cierne sobre el pueblo vikingo, explicando las diferencias religiosas que les dividen cada vez más y la inminente guerra les enfrentará contra el Rey de Inglaterra. Para desglosar la nueva línea temporal, la serie trae de vuelta a Jeb Stuart como showrunner y a Michael Hirst como productor ejecutivo.
En Vikingos: Valhalla subiremos a bordo de un navío para viajar hasta la Groenlandia del siglo XI y conocer a Leif Eriksson (Sam Corlett), el explorador vikingo más famoso de la historia; a su hermana Freydis (Frida Gustavsson), una guerrera a la que no debemos subestimar; y a Harald Sigurdsson (Leo Suter), el ambicioso príncipe de la futura Noruega. Junto a ellos, el relato nos llevará hasta otros personajes como el Rey Canuto de Dinamarca (Bradley Freegard), Emma de Normandía (Laura Berlin), Earl Godwin (David Oakes), consejero del Rey de Inglaterra; o Jarl Haakon (Caroline Henderson), guerrera y gobernadora de Kattegat.
Los pueblos nórdicos llevan siglos creyendo en la mitología nórdica, pero los tiempos de cambio les dividen internamente, abriendo un cisma entre ellos y creando dos grupos principales de vikingos en función de sus creencias: los politeístas que siguen creyendo en Odín y compañía y los que prefieren seguir los dogmas cristianos y considerar al resto como paganos. El problema es que Inglaterra supone una amenaza aún mayor y a la que no le importan sus discusiones y rabietas internas, por lo que deberán unir fuerzas si no quieren acabar sometiéndose y arrodillados para jurar lealtad a sus enemigos.
Desde un primer momento, la serie deja claro la marca que ya fue creada en su momento y avanza de forma segura y a paso firme por un terreno de la ficción que ya conquistó en su momento. Poco a poco, va mostrando las pocas contemplaciones que tenían los grandes nombres de la época, insistiendo en lo capaces que eran de olvidar cualquier tipo de moral o principios, porque lo que importaba era el honor y conservar el poder.
Abriéndose camino entre las brillantes espadas y los sucios escudos de madera que pronto chocarán contra la fiereza vikinga, se abren ante nosotros las puertas del castillo del recién nombrado Rey Edmund de Inglaterra. Su actitud altanera nos invita a odiarle tanto como a su padre, pero esta forma de ser acaba transformándose en un intento inútil de imitar al Rey Joffrey de Juego de Tronos, y esto nos vuelve más sensibles a cada intervención que realiza en escena.
La corona le viene grande, pero por suerte para él, aparece para salvarle su madrastra Emma de Normandía, uno de los grandes personajes femeninos de los que hacen gala los episodios. Su valentía a la hora de hacerse hueco en un mundo hecho para los hombres es comparable a la de Freydis, que en lugar de empuñar el don de la inteligencia y la palabra, decide hacer lo propio con una espada y convertirse en una de las mejores guerreras vikingas.
Cuando llega el momento de contarse a sí misma, uno de los puntos más atractivos con los que juega Vikingos: Valhalla es su capacidad de remitir a la esencia de la serie original, un elemento que sabrán encontrar sin dificultad los grandes seguidores de Ragnar Lothbrok, pero también un gran aliciente para el público que llegue de nuevas, porque conseguirá convencerle de quedarse a vivir en Groenlandia e incluso de conocer el resto de la historia. Al igual que su predecesora, esta nueva serie no escatima en esconder la trayectoria de los vikingos, y continúa trasladando los hechos históricos a la pantalla, retratándolos con las pinceladas necesarias de dramatismo y llenando los planos de un brillante y familiar color rojo que brota de las espectaculares y viscerales escenas bélicas.
A lo largo de sus ocho capítulos, la serie prepara el terreno y presenta a unos grandes hombres y mujeres de la historia, sembrando la semilla y el principio de lo que promete ser otra gran leyenda. Poco a poco, este spin-off de Vikingos nos invita a quedarnos para conocer aún más sobre la aventura vikinga y ceder al soplo del viento y el ritmo de las olas, siguiendo un camino que solo conoce el mar y desembocando en el Valhalla, el lugar que les aguarda a los grandes guerreros después de la muerte.
La primera temporada de 'Vikingos: Valhalla' ya está disponible al completo en Netflix.
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