Crítica: 'La burbuja', la peor película de Judd Apatow es una oportunidad perdida para reírse de Hollywood
La comedia sobre un accidentado rodaje en plena cuarentena pandémica se estrena de tapadillo en Netflix. Después de verla, entendemos por qué.
1 abril, 2022 16:02Noticias relacionadas
Judd Apatow es la voz más aclamada de la comedia estadounidense en el siglo XXI. Como director (Virgen a los 40, Lío embarazoso, Hazme reír) y productor (Supersalidos, La boda de mi mejor amiga), el neoyorquino ha conseguido ser uno de los pocos supervivientes del humor en la gran pantalla a base de crear un estilo reconocible: protagonistas imperfectos, improvisación, un trasfondo dramático y una excesiva duración. Solo uno de ellos aparece en su primer trabajo para Netflix.
Cuando uno mira el reloj esperando que su comedia sobre Hollywood en los tiempos del COVID esté a punto de acabar, descubre que ni siquiera ha llegado al ecuador de su metraje. Al llegar a meta la sensación tampoco ha cambiado: La burbuja es claramente la peor película de su carrera como director.
Después de verla se entiende por qué la plataforma ha decidido levantar el embargo las críticas el día del estreno y lanzar sin apenas fanfarria una película fácilmente viralizable gracias a la premisa, los nombres de su director y un reparto en el que aparecen Pedro Pascal, Karen Gillian, Kate McKinnon, David Duchovny o una desaprovechada Maria Bakalova en su primera película desde que la descubrimos en la secuela de Borat.
A pesar de que nadie en la industria audiovisual parezca estar dispuesto a escuchar, la realidad es que nadie quiere revisitar aún un momento socialmente traumático que sigue presente en nuestras vidas. Especialmente si lo vas a hacer sin gracia.
La comedia de Netflix se centra en un grupo de estrellas de segunda que deben hacer frente a una desesperante burbuja social mientras intentan acabar una película de acción sobre dinosaurios voladores: Bestias de los riscos 6. La idea podría haber funcionado en la primavera de 2021, cuando el mundo todavía creía que las vacunas iban a acabar con la crisis sanitaria global.
Los retrasos del proyecto (se anunció un año después de la aparición del virus y ha tardado otro año en estrenarse) han hecho que la propuesta de Apatow llegue tarde pese al buen hacer de Harry Trevaldwyn, una revelación como el experto de la producción en temas de COVID. Su explicación de qué clase de flirteos están permitidos en los rodajes ahora es uno de los pocos gags que funcionan realmente en la cinta. Quizás hubo un momento en el que los chistes sobre distancia social, Zoom y PCR resultaron graciosos, pero ese terreno debería haber quedado reservado para la inmediatez de los programas de humor de la televisión.
La burbuja tampoco funciona mucho mejor en su intento de satirizar el lado más frívolo y privilegiado de Hollywood o como retrato del rodaje caótico de una película. Al lado de la séptima película como director de Apatow, la irregular pero a menudo hilarante Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra! parece directamente La noche americana, de François Truffaut. Mencionar que Bestias de los Riscos 6 es el único rodaje en marcha de la industria junto al de Tom Cruise es uno de los muchos chistes que quedan sin rematar en una comedia sin nervio alguno.
El arranque de la película promete una aproximación a la industria más cínica e inspirada cuando la película presenta a los actores y la ficticia saga que nos deberían servir para reírnos de Hollywood. Bestias de los riscos es la 23ª franquicia de acción más popular de todos los tiempos, además de una marca que ha evolucionado radicalmente siguiendo las delirantes tendencias de la industria. El chiste no va más allá. BoJack Horseman, un extraordinario tratado sobre la depresión, y Scream, un slasher con seis entregas en los últimos 25 años, hacen observaciones mucho más audaces que cualquiera que puedas encontrar en La burbuja.
Algunos celebrarán el poder de convocatoria de Apatow en sus cameos, aunque estos más que despertar risas lo único que consiguen demostrar es algo que ya sabíamos: el cineasta tiene a su alcance a la industria a una llamada de teléfono. Solo los muy cafeteros entenderán además algunos de los chistes privados que deja entre líneas La burbuja: es imposible no pensar en Edward Norton (un intérprete sensacional con una carrera decepcionante por culpa de su ego y su difícil carácter) al ver el personaje de Duchovny, ese insufrible actor con tendencia a reescribir los guiones de sus películas y creer que todo el equipo trabaja para él.
La propuesta tampoco funciona cuando la propuesta abraza lo escatológico. ¿Debe hacernos gracia el ataque simultáneo de diarrea y vómito simultáneo de Pedro Pascal después de ver la memorable escena de La boda mi mejor amiga, producida precisamente por Apatow? Que ni siquiera funcione un chiste de caca, culo, pedo, pis es indicativo de hasta qué punto es fallida La burbuja. Qué pena, Judd.
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