Netflix está obsesionado con que el blockbuster del verano se estrene directamente en el salón de tu casa. Después del éxito de Alerta roja, la plataforma vuelve a repetir una fórmula similar con El agente invisible: un presupuesto desorbitado, un triángulo de carismáticas estrellas, una escala global, un regusto a película de acción de los 90 y una historia de presentación que pueda servir para construir una popular franquicia a su alrededor. Los resultados del regreso al cine de acción de los hermanos Russo (artífices del final de la saga Vengadores) después de su fallido experimento con Cherry son tan trepidantes como impersonales, aunque tiene potencial para que el Seis que interpreta Ryan Gosling se convierta en el Jason Bourne de Netflix.
Ted Sarandos decidió invertir más de 200 millones de dólares en la adaptación de una novela de Mark Greany que todavía no se había publicado en un movimiento que revela la obsesión de los servicios de streaming de adelantarse a la competencia y conseguir algo que solo ha logrado en sesenta años la saga protagonizada por Matt Damon: tener en su catálogo un sucedáneo de James Bond. Poco después Apple TV+ repitió la jugada pagando una cifra similar por Argylle, otra adaptación de otro libro que sería liderada por Henry Cavill.
El agente invisible cuenta la historia de un espía conocido como Seis (Ryan Gosling), miembro de una unidad secreta de la CIA que se dedica a hacer misiones extraoficiales de la agencia. Reclutado en una cárcel federal por Donald Fitzroy (Billy Bob Thornton), un hombre que se acaba convirtiendo en una figura paterna para él, Seis es un prodigioso asesino a sueldo durante más de diez años.
Cuando un encargo sale mal y el espía se pone en su contra a uno de sus jefes (Regé-Jean Page), el impredecible Lloyd Hansen (Chris Evans) recibe el encargo de capturarle y devolverle a Langley antes de que ponga en peligro a la agencia. La agente Dani Miranda (Ana de Armas) es su única aliada en una misión contra el reloj y las ansias de sangre de Hansen. Si la historia parece algo enrevesada, es porque lo es: la precisa duración de la película (115 minutos sin créditos) y su foco en las escenas de acción hacen que la estructura, la historia y los personajes pasen a un segundo plano.
Seis es el enésimo héroe hierático que un siempre carismático Gosling lleva ya diez años explorando desde el silencioso y violento antihéroe de la extraordinaria Drive, de Nicolas Winding Refn. Al otro lado del ring está un Chris Evans que parece estar pasándolo mejor con su personaje que la audiencia con él. Al último villano del jubilado Capitán América le falta la energía y la chispa de su personaje en Puñales por la espalda. La culpa la tiene más un guion que solo le da la frases que parecen sacadas del tráiler que el propio actor.
Del estelar grupo de secundarios que acompañan a la pareja protagonista, Billy Bob Thornton, la adolescente Julia Butters (la niña que hacía llorar a Leonardo DiCaprio en una memorable escena de Érase una vez vez en Hollywood) y Ana de Armas son los que mejor aprovechan sus apariciones en una película diseñada a mayor gloria de Gosling. La actriz hispano-cubana es una elección inteligente: la Marilyn Monroe de Andrew Dominik ya había trabajado en el pasado con Gosling y Evans y, como pasaba en Sin tiempo para morir, su presencia (y la presión de la propia actriz para reescribir la trama de Dani Miranda) es capaz de elevar un personaje que podría haber quedado como el florero de la función.
Peor parados salen dos promesas más buscadas del Hollywood actual. En su primer papel después de su revelación en Los Bridgerton, Regé-Jean Page no va mucho más allá de lucir su belleza y posar con cara de haberse dejado el gas abierto. A pesar de ser el otro gran villano de la función, ni siquiera tiene oportunidad de bajarse al barro y mancharse las manos. Tampoco pinta demasiado Jessica Henwick (la sorpresa de Matrix Resurrections y futura sospechosa de Glass Onion, la secuela de Puñales por la espalda) con un personaje pasivo que solo parece estar vivo en los instantes finales de la película.
El agente visible se une a la ya larga lista de blockbusters actuales que, a partir del fenómeno de Baby Yoda en The Mandalorian, vuelven a utilizar una figura infantil para humanizar al protagonista (solo en el último mes hemos visto el recurso con Obi-Wan Kenobi y Thor: Love and Thunder). El problema es que la joven Claire es utilizada más como un recurso de guion que como un interés real por parte de los Russo de mostrar el lado más vulnerable de Seis. Un repentino flashback se queda corto para recrear una dinámica que debería haberse fijado en referentes como El cliente, Único testigo y El fuego de la venganza, tres claros ejemplos de thrillers que crecieron gracias a tramas similares.
Después de ver como la ejemplar Top Gun: Maverick equilibraba a la perfección la emoción y la espectacularidad de la historia, El agente invisible cojea cuando no está centrada en las escenas de acción. Al menos la superproducción de Netflix supone un paso adelante con la cámara para unos directores que en sus cuatro películas de Marvel siempre se movieron mejor en el tono, el humor y la emoción que en la puesta en escena de sus abundantes secuencias de acción.
Los Russo se unen a la tendencia de abusar en el género de acción del uso de drones (Michael Bay es el director que más partido les ha sacado este año con la desatada Ambulance). A pesar de esos detalles y de una fotografía desigual, el prólogo durante una fiesta de nochevieja en Bangkok, la pelea final entre Gosling y Evans y, sobre todo, la espectacular set-piece ambientada en el centro de Prada son los algunos de los mejores momentos de una eficaz película que aprovecha su masiva escala de una forma que le resultó imposible a Alerta roja por culpa de la pandemia y la obligación de rodar solo en Estados Unidos.
Al igual que sucedió hace unos meses con Uncharted, los Russo pinchan con una escena de acción a bordo de un avión que queda muy deslucida por culpa de un montaje confuso y unos efectos especiales indignos de una producción de 200 millones de dólares.
El blockbuster no puede competir en sofisticación y artesanía con las últimas incursiones en el género de las secuelas de John Wick y Misión Imposible. El agente invisible es una aventura muy entretenida que peca de formulaica y de descuidar su guion. En su punto de partida había materia prima para hacer una película mejor, pero lo bueno de vivir en la era de las propiedades intelectuales es que los Russo y Ryan Gosling seguirán teniendo (seguramente) nuevas oportunidades de seguir desarrollando y haciendo crecer este sucedáneo de Jason Bourne de Netlfix. Hay espacio para la mejora, por mucho que pasen volando las dos horas de la adaptación de la novela de Mark Greany.
'El agente invisible' se estrena en cines seleccionados el 15 de julio. Netflix la estrenará el 22 de julio.
También te pueden interesar otras críticas...
- 'Thor: Love and Thunder', Taika Waititi afina su fórmula con la mejor película en solitario de Thor
- 'Encerrado con el diablo', un gran thriller con sabor clásico que va más allá de los vicios del true crime
- 'Stranger Things 4' se despide como el blockbuster del año con un épico final
- 'Ms Marvel' vuelve a sus orígenes en el último episodio y se despide dando espectáculo
Noticias relacionadas
- 'The Gray Man’: Netflix saca la chequera por la película con Ryan Gosling y Chris Evans para encontrar su 007
- Netflix pagará 200 millones de dólares por 'The Electric State', con los hermanos Russo y Millie Bobby Brown
- Las películas de estreno más esperadas en julio de 2022: de 'El agente invisible' a 'Thor: Love and Thunder'