En el episodio 5x07 de The Crown somos testigos del juego sucio y el delito de falsificación de documentos que cometió el periodista Martin Bashir de BBC para presionar a Diana de Gales. También de los inicios de la relación de la princesa con el cirujano Hasnat Khan, una trama que recrea una de las escapadas que solía hacer Lady Di en la vida real.
En la serie, la pareja se cita en el cine para ver Apollo 13, y el médico no reconoce a la mujer de cabello oscuro, abrigo y gafas de sol que se le acerca. Tal como han revelado varios conocidos de Diana, esta era una táctica habitual para la princesa, que recurría a algunos postizos y cambios de estilo en el vestuario para poder salir a hacer vida normal sin ser reconocida por el público o acosada por los paparazis.
Una de esas fuentes es Simone Simmons, una consejera espiritual a la que recurría la princesa y que se convirtió posteriormente en una amiga íntima, que en sus declaraciones para el libro Diana: Her Last Love (Diana: su último amor) de Kate Snell, afirmó que la princesa se ponía pelucas, se maquillaba y llevaba un estilo de ropa diferente para acudir a las citas con el cardiocirujano.
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Tenía una colección de pelucas
Snell escribe que Simmons se quedó atónita la primera vez que la vio llevando una de las varias pelucas que había adquirido, las cuales eran recogidas por su mayordomo Paul Burrell en los grandes almacenes Selfridges de Oxford Street.
No usaba estas tácticas solo para sus citas románticas. En el documental Diana: The Woman Inside de 2017, Simmons afirmó que también solía llevarlas para salir a pasear por Londres sin ser reconocida: "paseábamos por Hampstead Heath y por las tiendas de Camden", dijo.
Stewart Pearce, biógrafo de la realeza y amigo de Diana, recordó en un programa de televisión la vez que la princesa Diana se escapó del Palacio de Kensington para ir con él a ver a Tom Cruise en Jerry Maguire. Quedaron en la esquina de High Street Kensington y ella apareció con una gabardina negra, gafas de sol y una larga peluca rubia: "nos reímos todo el rato", afirmó Pearce.
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Todo empezó gracias a Freddie Mercury
En sus memorias, The Power of Positive Drinking, la actriz Cleo Rocos recordó una velada en los años 80 la que ella, Freddy Mercury y Diana pasaron una tarde bebiendo champán y viendo Las chicas de oro en casa del cómico Kenny Everett.
Sus amigas planeaban visitar el famoso bar gay Royal Vauxhall Tavern esa noche. Diana quería apuntarse al plan, pero los demás le desaconsejaron que lo hiciera porque podría traerle problemas si se hacía público. Diana no se dejó disuadir y Mercury la apoyó en su empeño y dijo: "Vamos, dejad que la chica se divierta".
Para que la princesa pudiera salirse con la suya y evitar un escándalo, los amigos decidieron vestirla de hombre, con la esperanza de que "pasara por un modelo masculino gay vestido de forma bastante excéntrica". Según recuerda Rocos, "parecía un joven muy atractivo".
Al llegar al club, Diana pasó desapercibida e incluso se acercó a pedir bebidas en la barra sin que se descubriera su identidad. "Diana y Freddie se reían... Nos dábamos codazos unos a otros como niños traviesos en la escuela", añadió Rocos.
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