Rian Johnson ha vuelto a hacerlo. Después de ganarse a millones de fans con un intrigante largometraje de misterio y asesinatos, el director de Puñales por la espalda vuelve a derrochar ingenio con la divertida e igual de enigmática secuela ‘Glass Onion’. Tras un paso fugaz y aparentemente insuficiente por algunas salas de cine contadas, la segunda parte llega por fin a Netflix y se convierte en un plan ideal para disfrutar en familia durante las fiestas.
Puñales por la espalda logró ganarse a su público con un meticuloso homenaje a los mejores enigmas de Agatha Christie y les invitó a deleitarse con un espectáculo de entretenimiento que no dejaba a un lado la crítica social. Con esta nueva entrega regresa el detective Benoit Blanc, que viaja a un nuevo lugar para rodearse de un grupo de sospechosos completamente diferentes y que conseguirán evocar el mágico ambiente que todos recuerdan de la primera aventura.
De Nueva Inglaterra, el universo creado por Rian Johnson se traslada a Grecia, justo en el momento en el que un grupo de personajes son invitados a una escapada en la isla privada del insoportable multimillonario Miles Bron (Edward Norton). Entre los visitantes se encuentran Claire (Kathryn Hahn), una gobernadora que se postula para el Senado; Lionel (Leslie Odom Jr.), un científico que trabaja para Miles; el streamer Duke (Dave Bautista); la diseñadora de moda Birdie (Kate Hudson); y Cassandra (Janelle Monáe), otra emprendedora que no parece generar simpatía entre el resto de personas. Este grupo de lo que parecen ser amigos se reúne con frecuencia, pero esta vez habrá un huésped sorpresa: el detective Benoit Blanc (Daniel Craig).
Todos ellos serán los nuevos peones del whodunit que propone Miles, una persona lo suficientemente aburrida y desesperada como para idear un juego en el que todos deben adivinar quién es el asesino. La tensión es palpable desde el minuto uno yaunque el dueño de la isla crea tener todo bajo control, cuando ocurre un asesinato real, la bóveda de cristal se rompe en mil pedazos y Blanc debe tomar cartas en el asunto.
A partir de aquí es complicado hablar sin adentrarse en el terreno de los spoilers y la mejor opción es adentrarse en el misterio y dejarse llevar por el deleite y el regocijo del universo creado por Rian Johnson, que ha sabido mantener la sátira, la calidez y la genialidad del producto anterior mientras creaba algo innovador y brillante.
Y todo ello luce mucho más gracias a la interpretación de Daniel Craig, que se siente muy cómodo en la piel de este nuevo personaje y que se ha despedido de James Bond para pasárselo en grande dando vida a Benoit Blanc. Junto a él, el resto del elenco también cumple sobradamente con su cometido, aunque la mención especial es para Janelle Monáe, que acaba de perfilar la secuela.
Sin embargo, los protagonistas de El misterio de Glass Onion son solo la guinda del pastel y lo que realmente destaca de la secuela de Puñales por la espalda es su manera de diferenciarse de su predecesora, adoptando para ello una técnica narrativa diferente. Al igual que le propone a los personajes, Rian Johnson invita al espectador a sentarse para descifrar los misterios escondidos uno dentro de otro y en una caja de madera, dejándole que vaya descubriendo y resolviendo cada uno de los puzles.
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El director construye una narración por capas y le da al guion la misma forma que tiene una cebolla, el cual poco a poco se va desarmando para dar lugar a un viaje que resulta realmente satisfactorio para el espectador, que se dedicará a recopilar las pistas que van apareciendo al mismo tiempo que Benoit Blanc, intentando resolver el caso antes que él.
Al principio, la superficie muestra a unas fichas odiosas que comienzan a moverse por un tablero aparentemente paradisiaco, a unos personajes que se limitan a ser maniquíes de ropa de lujo y cuyas vidas son en realidad un escaparate de opulencia. Sin embargo, antes o después acabaremos llegando hasta el afiliado núcleo, que sacará a relucir la verdadera cara que esconden los conocidos como "peces gordos" de la sociedad actual -y a los que tanto se disfruta viendo sufrir en otras ficciones como The White Lotus o Succession-.
Si Puñales por la espalda ya era una sátira mordaz sobre la clase y el privilegio, El misterio de Glass Onion es fiel a su esencia y continúa explorando esos temas, aunque subiendo el volumen de la diversión y ganando al juego de sorprender constantemente a la audiencia con sus giros imposibles de argumento.
Es una pena que apenas estuviera unos días en cartelera -y por insistencia del propio director-, porque es el tipo de película que se disfrutan mucho más en compañía de otras carcajadas cómplices y en una pantalla grande. Habrá que ver lo que ocurre en la siguiente ocasión porque, por suerte, no será la última vez que veamos a Benoit Blanc, el flamante sucesor de Hércules Poirot.
'Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion' ya está disponible en Netflix.