"No soy una víctima, soy una superviviente". Desde sus inicios en Playboy a los vídeos caseros que robaron de la caja fuerte de la casa que compartía con Tommy Lee, Pamela Anderson ha sido durante décadas una espectadora de su propia historia, de un relato construido por los medios para beneficio propio y para el morbo del público. Hasta ahora, que ha decidido recuperar el control de su narrativa con sus memorias y el documental que ha estrenado Netflix.
Dirigido por Ryan White (nominado al Emmy por The Keepers y El caso contra la proposición 8) y producido por su hijo mayor, Brandon Lee, Pamela Anderson: Una historia de amor, es un retrato íntimo que narra su trayectoria personal y profesional, desde su infancia en una pequeña localidad isleña canadiense. Una historia contada en primera persona, para la que dio acceso a todos sus diarios e imágenes de archivo.
"No sé lo que hay ahí, pero sentíos libres de leerlo todo". En total, el equipo del documental recogió 15 cajas llenas con sus diarios y decenas de cintas de vídeo. White y Jessica Hargrave, una de las productoras, se sorprendieron de que no intentara revisarlos antes para hacer un filtro. Pero ella solo puso una condición, ella no haría la voz en off de los extractos que se eligieran; podían usar el material como quisieran, pero ella no leería sus diarios en voz alta.
"Es difícil revisar todo esto porque lo siento como la primera vez. Es doloroso". Entre las páginas de sus diarios hay experiencias como esta: cuando era pequeña, Pamela Anderson sufrió abusos durante varios años por parte de su niñera, "quería matarla, y al día siguiente, falleció en un accidente de coche. Pensé que la había matado con mi mente mágica. Nunca se lo dije a nadie".
Momentos como ese, o la violación de la que fue víctima a los 12 años, eran algunos de los traumas pasados que no quería revivir, por lo que accedió a que estuvieran en pantalla, porque sabe que constituyen su historia personal, pero con la condición de que fueran leídos por otra persona.
Abusos, abortos espontáneos, violencia de género y el escrutinio constante de una prensa misógina. Anderson reconoce que en los primeros años de su carrera se sentía obligada a responder con una sonrisa todo lo que le preguntaban en las entrevistas, por ofensivo que fuera, porque quería complacer. Con los años, la postura de los medios no cambió, pero ella aprendió a aprovechar el foco y los micrófonos para cambiar la conversación, y difundir el mensaje de las causas benéficas que apoyaba.
El estreno de la serie Pam & Tommy se produjo durante la grabación del documental. Un hecho que afectó a Anderson de forma evidente porque sentía que estaban explotando (otra vez) uno de los momentos más traumáticos de su vida.
El retrato que de la artista hacía la serie de Hulu fue bien recibido. Fue considerado un acto de justicia, y gracias a él muchos espectadores descubrieron (descubrimos) que la famosa cinta de vídeo no había sido una estrategia promocional (como se dijo durante mucho tiempo) sino una total invasión a la privacidad de la pareja. De la que Anderson, como mujer, había sido la principal afectada.
A pesar del respeto y el cariño con los que la serie aborda su figura, la existencia de la ficción que nunca contó con la bendición de la persona en la que está basada fue revivida como un nuevo ataque a su intimidad tres décadas después. Alguien se volvía a sentir en el derecho de contar su historia.
Pamela Anderson: una historia de amor es una oportunidad de conocer a la mujer detrás del personaje, la caricatura y el objeto sexual que la prensa ha menospreciado durante décadas. Es un retrato íntimo y con un particular sentido del humor, a ratos retorcido, de alguien que, a pesar de todo lo que ha vivido, siempre ha elegido mirar el mundo con optimismo.
La suya, además de una historia de amor hacia sus hijos, es una historia de amor propio, en la que como la Roxie del musical Chicago que protagonizó el año pasado en Broadway, Pamela es la heroína de su historia.
'Pamela Anderson: una historia de amor' está disponible en Netflix.