"Querido y amable lector: Esta es la historia de la reina Carlota, de los Bridgerton. No es una lección de historia, es una ficción inspirada por los hechos". Con estas palabras comienza el primer episodio de La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton y con ellas Shonda Rhimes deja claro las intenciones de la serie de Netflix y precuela de la exitosa Los Bridgerton.
Desde esos primeros instantes en los que estas líneas cruzan la pantalla, su creadora deja claro que el rigor histórico es lo de menos y que esto es una ficción hecha para el más puro disfrute de la audiencia.
Sin embargo, resulta curioso adentrarse a conocer cuáles fueron los hechos reales que inspiraron a la exitosa ficción, cuya historia ha conquistado a la audiencia y ya se ha coronado como éxito en la plataforma. A partir de aquí comienza el terreno de los spoilers para los que aún no hayan podido ver el spin-off.
El origen de la reina Carlota
La reina Carlota (India Amarteifio) se presenta en la serie como la primera reina negra de Inglaterra. Aunque el universo de Los Bridgerton normalice la presencia de personas racializadas entre los miembros de la clase alta y la realeza, la llegada de Carlota a la corte marcaría la primera vez que una persona negra accedía a un puesto como ese y no dejaba de ser algo rompedor y suponer un gran cambio social.
Este personaje ficticio se inspiró en la verdadera reina Sofía Carlota de Mecklenburg-Strelitz, que también protagonizó un gran debate en torno a sus orígenes y la raza a la que pertenecía.
Todos los retratos que se conservan de ella la muestran con piel pálida y como su ascendencia se remontaba a linajes alemanes, se aceptó de forma unánime que era blanca. Hasta la década de 1940.
Fue en ese momento en el que J. A. Rogers desenterró el debate con su libro Sex and Race: Volume 1, donde relacionaba sus "fosas nasales anchas y labios gruesos" con una ascendencia negra o birracial.
Tiempo después, un historiador identificó en una rama del árbol genealógico de la reina, a una pariente suya como Margarita de Castro e Sousa, que pertenecía a una familia real negra y de origen portugués.
Sin embargo, la académica Ania Loomba sugiere que hubo un error en la traducción, alegando que la palabra "moro" no significa negro de forma directa, sino que también puede referirse a "blanco del norte de África", por lo que la verdadera identidad racial seguirá estando de momento en el terreno de la incógnita.
El Rey Jorge o "El rey loco"
Además de contarnos cómo Carlota llegó a convertirse en la reina que conocemos, la precuela de Los Bridgerton también nos presenta a la versión más joven del rey Jorge III de Reino Unido (Corey Mylchreest), un monarca que existió en la vida real y que hasta cierto punto se corresponde con la misma descripción que la serie hace de él.
Se le conocía popularmente como "el granjero Jorge", debido al gran interés que tenía por la agricultura y también por sus modales no tan refinados o más cercanos a los de la gente de a pie.
Otra de las formas con las que se referían a él era con el sobrenombre de "el rey loco", por su condición de salud mental, de la que aún siguen debatiendo muchos historiadores. Todavía se desconocen los orígenes y la naturaleza concreta de la "locura" a la que se referían, pero es innegable que esta particular condición fue la que le obligó a abandonar el trono cuando alcanzó la mediana edad.
Además, muchos informes indican que el monarca experimentaba convulsiones, que divagaba, que tuvo algunos episodios depresivos y que llegó a tener pérdidas de visión, audición, memoria y movilidad.
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Lo que más se podría relacionar con estos síntomas es la porfiria, una enfermedad física hereditaria que ataca al sistema nervioso, pero algunos historiadores e investigadores médicos han sugerido que en realidad tuvo episodios maníacos crónicos asociados con el trastorno bipolar y la demencia durante sus últimos años.
El "Gran experimento"
Una de las partes más importantes de La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton es cuando se comienza a poner en marcha el "gran experimento", en el que la monarquía quiso eliminar la segregación racial de la alta sociedad.
Cuando la madre de Jorge (Michelle Fairley) concertó el matrimonio entre su hijo y Carlota, no esperaba que tuviera ese color de piel y aunque no le hizo gracia al principio, la condición de Jorge dificultaba la situación y el tiempo corría si querían encontrar pronto un heredero al trono.
A partir de aquí se impulsó el conocido como "gran experimento", del que Lady Danbury (Arsema Thomas) fue pionera y actuó como portavoz de su comunidad. Se aprovechó de su posición y llevó a cabo múltiples chantajes y sobornos para luchar por los mismos privilegios que tenían los blancos de la misma clase y riqueza.
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Sin embargo, en la vida real no hay evidencia de que este movimiento existiera ni mucho menos que se pusiera en práctica dentro de la aristocracia ni la monarquía británica. De hecho, la segregación racial en Inglaterra siguió siendo prolífica en las calles del país y aunque la esclavitud se abolió en 1807, no fue hasta 1838 que comenzó la liberación de esclavos en las colonias británicas.
Durante la línea temporal de la verdadera Reina Charlotte en 1761, la población negra todavía estaba encadenada, lejos de ser tratada como seres humanos y no se les permitía poseer tierras ni acceder a títulos como el de "Lord" y "Lady".
La boda de Carlota y Jorge
Una de las razones por las que La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton ha cautivado a la audiencia es por el vínculo tan especial que comparten los protagonistas, que acaban enamorándose aunque su vida estuviera escrita desde prácticamente el momento en el que nacieron.
Entre ellos surge una romance y una historia de amor verdadero, que nos ha logrado emocionar hasta la secuencia final y que volverá a hacernos sonreír después de saber que el matrimonio real entre el rey Jorge III y la reina Sofía Carlota también fue muy muy feliz.
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Según los archivos de Historic Royal Palaces de 1788, "ninguna pareja había sido más feliz de lo que eran ellos antes de esta sucesión de desgracias". El matrimonio fue muy dichoso y fructífero y Carlota alcanzó el récord de consorte con más años de servicio con 57 años.
Sin embargo, aunque la pareja trató de permanecer unida durante el mayor tiempo posible, el progresivo deterioro del rey les obligó a vivir separados a principios del siglo XIX y hasta su muerte.
Buscando un heredero al trono
En realidad la reina Carlota tuvo hasta 13 hijos que alcanzaron la edad adulta, aunque dos de ellos murieron trágicamente en la infancia. El hijo mayor sería el que sucedería a su padre como Jorge IV.
Uno de los dilemas a los que se enfrenta la versión más adulta de la reina Carlota es el de asegurar la línea de sucesión y encontrar un heredero viable. Esto fue un problema que le costó asumir, porque sus hijos eran conocidos por haber tenido muchos herederos ilegítimos, y esta cuestión se agravó cuando Carlota falleció.
Este hecho se corresponde al milímetro con lo que sucedió en realidad y también trajo consigo una seria crisis para la reina y la monarquía. Por suerte, se acabó encontrando un heredero, Guillermo IV, que sería el padre de la futura reina Victoria, que después se convertiría en la monarca más longeva, superada solo por la reina Isabel II.