Cuando se anuncia que una temporada marcará el final de una serie, muchos espectadores prefieren dosificar los episodios y hacer que la buena sensación que les hacen sentir les dure el mayor tiempo posible. Pero hay series con las que se vuelve casi imposible cumplir este propósito, porque invitan a devorar sus episodios de una sola sentada.

Un buen ejemplo de ello es Yo nunca, la serie juvenil creada por Mindy Kaling (La vida sexual de las universitarias) y Lang Fisher (Brooklyn Nine-Nine), que acaba de regresar a Netflix con el estreno de su cuarta y última temporada.

Con estos episodios finales, acabará el viaje que empezó hace tres años y los espectadores se despedirán de Devi Vishwakumar (Maitreyi Ramakrishnan), que aunque sea algo caótica, ha conseguido salir adelante y asumir sus defectos y traumas, y ya está preparada para empezar una nueva etapa.

Aunque antes de alzar el vuelo, los protagonistas tendrán que atar primero los cabos que dejaron sueltos en la entrega anterior. Los nuevos episodios arrancan justo después de que Devi y Ben (Jaren Lewison) se hayan acostado juntos.

Ha salido mal, pero Ben prefiere dejarlo pasar, en lugar de aliviar la incómoda situación o hablar de lo que ha ocurrido. Pasarán el verano sin hablarse y cuando parece que por fin llegará la oportunidad de hacerlo con el comienzo del curso, resulta que él ha empezado a salir con otra persona.

También veremos lo que ocurre con Fabiola (Lee Rodriguez), que podría optar a entrar en Princeton -la universidad soñada de Devi-; la ruptura de Trent (Benjamin Norris) y Eleanor (Ramona Young), que se gradúa antes para poder trabajar como actriz; y Paxton (Darren Barnet), que deja la universidad para trabajar en el instituto. E incluso la madre de Devi (Poorna Jagannathan) tendrá su oportunidad de conocer a alguien que le interesa.

Además del grupo de protagonistas, y que completan Kamala (Richa Moorjani) y la abuela Pati (Ranjita Chakravarty), Yo nunca aprovechará esta última jugada para añadir a otros nuevos personajes. Serán Margot (Victoria Moroles) y su padre, Ethan (Michael Cimino), el recién llegado nuevo “malote” del instituto, y Len, el nuevo amigo de Pati.

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Sin embargo, también veremos mucho menos al padre de Devi (Sendhil Ramamurthy), que aunque tenga una presencia muy escasa en pantalla, seguirá emocionándonos.

Yo nunca siempre se ha definido a sí misma como una comedia juvenil y basada en las vivencias de su creadora Mindy Kaling, pero aunque tuviera esta portada, en realidad nos conquistó por el vínculo que comparte Devi con su familia y, en especial, por el que comparte con su padre.

Por esta razón, su traca final tenía que ser un homenaje tanto a la complicada evolución de Devi como a los fuertes lazos que tiene con su madre, prima y abuela. Sigue -y seguramente seguirá- tropezando con las mismas piedras y hará que su mundo se tambalee muchas otras veces, pero en esta entrega algo ha cambiado. La protagonista ha aprendido por fin a dejar ir lo que le impide avanzar y aceptarse con sus fallos. 

A lo largo de sus tres primeras temporadas, la serie siempre ha sido un refugio al que acudir, y la cuarta temporada ha vuelto a confirmar que Yo nunca es una de las mejores series juveniles de Netflix. Su frescura la mantiene más viva que nunca y nos recuerda tres años después la razón por la que fue tan sencillo encariñarse de Devi Vishwakumar y su familia y amigos.

No será nada fácil decirles adiós. De hecho, esta será una de las despedidas más agridulces del año, pero también será una de las que recordaremos con cariño por su forma de reivindicar que lo que realmente nos define son las experiencias que vivimos.