La inspiración para escribir Joan es horrible, el primer episodio de la sexta temporada de Black Mirror, le llegó a Charlie Brooker mientras estaba viendo, precisamente, una serie de televisión.
En esta historia, una de las mejores de la última entrega de la serie, Annie Murphy interpreta a Joan, una mujer normal y corriente, a quien el espectador ve ir a trabajar, despedir a una de sus empleadas, ir a una sesión con su terapeuta y quedar con su ex.
Cuando llega a casa, Joan se queda estupefacta al entrar al catálogo de una plataforma de streaming y descubrir que el último estreno es una serie que recrea los hechos de su vida durante las últimas 24 horas y en la que es interpretada por Salma Hayek.
En qué se inspiró Charlie Brooker
Según revela el creador en las notas de producción de esta temporada, este episodio es una amalgama de varios conceptos. Por un lado, Brooker tenía una idea suelta sobre la historia sobre una mujer normal que de repente e inexplicablemente veía que aparecía en la portada del New York Times, "no por un gran escándalo, sino por cosas menores como que a sus compañeros de trabajo no les gustaban de ella, por cómo mastica la comida o cualquier cosa así".
También había estado dándole vueltas a la premisa de una cadena de televisión que produjera contenidos generados por una inteligencia artificial. Y entonces, una noche todo tomó forma. "Estaba viendo The Dropout y mi mujer y yo hablábamos de lo extraño que sería ser una de las personas que trabajaban para Theranos, y ver lo que les había ocurrido hace apenas un par de años, estaba ahora en la pantalla interpretado por un actor famoso en un drama de prestigio".
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En los últimos años ha habido un boom de miniseries basadas en escándalos tecnológicos recientes, como el que protagonizó Amanda Seyfried en The Dropout sobre el escándalo de Elizabeth Holmes y Theranos; el de Uber, protagonizado por Joseph Gordon Lewitt en Super Pumped; o el de WeWork, en WeCrashed de Apple TV+, con Jared Leto y Anne Hathaway. Lo que llamó la atención de Brooker es que son hechos recientes, que se sienten como si hubieran ocurrido ayer, y de repente ya son series de televisión, casi como en tiempo real.
Todas esas ideas se fundieron en una y conformaron Joan es horrible, un episodio satírico muy meta y posmoderno, con el que Brooker hace un comentario sobre los posibles usos de la inteligencia artificial por parte de los estudios de Hollywood, sobre los criterios de las productoras de contenido y sobre qué es lo que interesa realmente al espectador que consume sus productos.