Después de llegar a lo más alto del ránking y de lo más visto en Netflix con Un cuento perfecto, Anna Castillo estrenará antes de que acabe el año una película que poco tiene que ver con su proyecto anterior. Se trata de Nowhere, un largometraje que llega a la plataforma el 29 de septiembre y donde intercambia la comedia romántica por el thriller y un terrorífico viaje por la supervivencia.
En esta película que dirige Albert Pintó (La casa de papel, Malasaña 32), la actriz interpreta a Mía, una mujer embarazada que, junto a su marido (Tamar Novas), huye de un país totalitario escondida en un contenedor marítimo. Tras ser forzosamente separados, deberá luchar por su supervivencia cuando una violenta tormenta la arroja al mar. Sola y a la deriva en mitad del océano, Mía se enfrentará a todo para salvar la vida de su hija y reencontrarse con su pareja.
Con motivo del próximo estreno de Nowhere en Netflix, SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con la protagonista Anna Castillo sobre lo que le animó a lanzarse de lleno a trabajar en esta película, el proceso de supervivencia en el que se embarca su personaje y el proceso general de rodaje.
Un personaje y una oportunidad
"Cuando leí el guión, tuve la sensación de que es un tipo de película que no se hace aquí en España a menudo. No tengo mucha referencia española de un tipo de película. Y, además, yo no soy la típica actriz, o por lo menos no he sido nunca la típica actriz que hacía de este tipo de películas más comerciales, de acción, más épicas...", empezó diciendo Anna Castillo al preguntarle qué fue lo que más le llamó la atención del proyecto.
"Cuando decidí hacer este proyecto sentía que había cierto salto al vacío y cierta confianza, porque había mucho que yo no iba a poder controlar. Entonces, lo que fue más importante para decidirme fue que, en realidad, era una oportunidad para mí. No sé muy bien para qué, pero es cierto que suelen ser personajes masculinos los que protagonizan este tipo de películas y que me llegara a mí, pues también lo vi como una oportunidad".
Además, Castillo también destacó cómo es la base de la historia en sí misma, ya que se trata de un filme mayoritariamente centrado en una mujer encerrada en medio del mar. "El hecho de que el personaje estuviera en una exigencia emocional tan alta, que en toda la película estuviera yo sola... Para mí era un reto como actriz y un reto personal, porque no tenía referencias de cómo podría salir. Me daba bastante vértigo y justamente creo que por eso me decidí a hacerla", añadió.
A partir de aquí, comenzó el trabajo junto al director. "Trabajamos mucho el arco del personaje para que no resultara aburrido, porque era la misma actriz sufriendo todo el tiempo", señaló Castillo.
"Y también trabajamos su evolución, porque al principio ella tiene muchísima culpa, vive una situación muy complicada, está muy frágil y vulnerable, no tiene ninguna confianza en sí misma... Y se da cuenta de que tiene que sobrevivir porque hay un ser vivo que depende de ella. Hay algo en la supervivencia que es muy animal y esto la va convirtiendo cada vez en un ser más fuerte y más salvaje de alguna manera", describió.
El rodaje
Anna Castillo sabía que iba a ser un reto muy complicado y que el rodaje sería muy intenso, pero aún así se lanzó a la aventura, llegando a protagonizar una secuencia realmente desgarradora: el parto de la protagonista. Una escena que según ha reconocido, estuvo entre las fases más duras del rodaje.
"Creo que un parto puede ser de muchas maneras. Según las circunstancias que te rodeen y la suerte que tengas puede ser un parto más sencillo. Yo no he sido madre, pero por todo lo que he podido ver, creo que las circunstancias influyen mucho en el tipo de parto que tengas", se sinceró.
"Seguramente, si hubiéramos hecho otro tipo de peli más intimista, el parto hubiera sido distinto. Pero en estas circunstancias, en la que estás en un contenedor, en medio de una tormenta y del agua, con muchos movimientos y golpes, y a pelo, sola... Pues creo que de alguna manera requería de un parto bastante salvaje. Entre Alberto y yo nos nos dejamos llevar hacia donde las circunstancias nos colocaban en ese momento y salió eso: un parto más bien salvaje, escandaloso y un poco animal. Fue agotador", recordó.
"Además, el bebé estuvo realmente cuatro días de verdad y lo demás eran muñecos animatrónicos, por lo que estuve casi todo el rodaje sola. Eso fue mucho aprendizaje para mí porque tuve que hacerme de nuevas herramientas para llegar a la exigencia emocional que requería la película".
"Fue agotador porque fueron tres meses de estar sola, con la prótesis de pecho y de barriga, que junto a la ropa mojada pesaban muchísimo. Y estar constantemente en el agua es muy cansado, estás en tensión, con miedo, con los llantos... Todo eso es agotador".
De hecho, la actriz cree que ese agotamiento le llevó a estar más en sintonía con el personaje. "Esa parte de cansancio favorecía que yo no tuviera espacio a nivel mental. Igual que el personaje intenta sobrevivir, yo como actriz también intentaba sobrevivir y sacar el personaje adelante", contaba.
Anna Castillo vs. Mía
"Lo que me gusta de este personaje es que, sin ella saberlo, porque al principio no tiene ni idea, tiene una fuerza increíble que hace que pueda con todo prácticamente, llevándola a hacer cosas que nunca jamás pensó que haría", reconocía Anna Castillo al pensar en la manera que ha conectado con Mía, la protagonista. "Sentir que todos tenemos una fuerza guardada en algún lugar, y que en caso de necesitarla la vamos a sacar me parece increíble".
"Y también hay otra cosa muy bonita de la película, que es cuando tiene las llamadas telefónicas con su marido", puntualizó. "Aún siendo todo muy doloroso, ella le agradece mucho la fuerza que le ha dado. Y creo que hay algo de esto que es precioso, porque aunque veces si fuera por ti abandonarías, seguirías adelante por la gente que quieres, sea como sea".
Por otro lado, la actriz también agregó que la historia sería muy diferente sin la presencia de un bebé en medio del mar. "Inevitablemente, cuando pones a un bebé en la escena todo cambia, porque igual ella en las circunstancias en las que estaba tenía las fuerzas, pero al poner al bebé en la ecuación, esas fuerzas de tirar para adelante salen de donde sea. Eso condiciona y humaniza mucho al personaje".
¿Mejor en medio del mar o en tierra firme?
Teniendo en cuenta que Mía y su marido están escapando de un país con un gobierno autoritario, podría ser una vía de escape aferrarse a cualquier plan de huida. Sin embargo, cuando la protagonista se queda atrapada en medio del mar, la tierra firme se convierte en el menor de sus problemas.
"Viviéndolo desde el personaje, creo que la sensación de estar en medio del mar es terrorífica, muy angustiante. Yo no he trabajado tanto desde el personaje el régimen totalitario del que viene, porque para mí era más importante para el personaje trabajar otras cosas. Venía de una situación muy frágil, de mucha tristeza, y yo trabajé eso, pero no trabajé desde el contexto", explicó.
"El hecho de estar en un contenedor, donde sabes que está entrando agua, que haya una cuenta atrás, que estés en medio del mar y de que no veas tierra por ningún lado... Tiene que ser muy, muy asfixiante", observó.