En el primer episodio de la cuarta temporada de Succession, Tom ridiculizó a la acompañante de Greg al cumpleaños de Logan porque llevaba un bolso "ridículamente grande". Daba igual que fuera de marca o que su precio rondara los 3000 dólares, la pregunta que todos se hacían es "¿qué tiene que guardar ahí? ¿Zapatos planos para el metro? ¿el táper? Greg, es monstruoso. Es gigantesco".
Kieran Culkin, que interpreta a Roman Roy en Succession, dijo en una entrevista que los consultores de riqueza de la serie le habían enseñado que los multimillonarios no suelen bolsos, ni siquiera abrigos, aunque sea invierno ¿La razón? No los necesitan porque en cada puerta está el chofer de su coche privado para llevarlos de un sitio climatizado a otro, nunca tienen que esperar en la calle o caminar al aire libre hasta ningún destino.
Por eso llama tanto la atención ver a la reina Isabel II en The Crown con su bolso. Lo lleva a las audiencias con los ministros, al sofá, a la mesa para desayunar y, por supuesto, a actos públicos. ¿Qué puede guardar allí la reina para que tenga que ir con bolso por "su casa"?
Fiel a los bolsos Launer
Cuando se buscan imágenes de Isabel II en Internet es difícil encontrar una en la que no lleve este accesorio. El pequeño bolso negro que llevaba colgado del brazo, fabricado por la marca británica de bolsos de lujo y marroquinería: Launer, fue una constante a lo largo de sus 70 años de reinado.
Según informa Town & Country, la Reina llegó a tener más de 200 bolsos de la marca y sus modelos favoritos eran "el Royale de cuero negro, el Traviata de charol negro y un tercer bolso personalizado".
Qué llevaba dentro
En una entrevista en la revista Hello! publicada en 2016, Phil Dampier, autor de 'What's In The Queen's Handbag: And Other Royal Secrets' (Qué hay en el bolso de la Reina y otros secretos reales), reveló que la Reina solía llevar "golosinas para sus queridos corgis, a veces un crucigrama recortado de un periódico por un criado por si tiene tiempo libre, un diario y una pequeña cámara".
La biógrafa real Sally Bedell Smith, por su parte, dice que no era muy diferente de lo que lleva cualquier mujer: "un espejo, pintalabios, pastillas de menta y gafas de leer".
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Los mensajes en clave
Sigue siendo curioso que la reina eligiera llevar siempre consigo algo que el resto de la humanidad carga por necesidad, porque todas las cosas que guardaba dentro podría conseguirlas al segundo solo haciendo una discreta señal a alguien de su corte, pero al parecer, más allá de su función estética como accesorio o práctica por el contenido, el bolso tenía otra finalidad: le servía para enviar mensajes secretos a su personal.
Su bolso era una herramienta de comunicación sigilosa y diplomática. Por ejemplo, si cambiaba su bolso del brazo izquierdo, donde lo solía llevar, al derecho, le estaba diciendo a su equipo que le gustaría que alguien interrumpiera y pusiera fin a la conversación en la que está.
Así lo reveló Hugo Vickers, historiador de la realeza, a la revista People. Poner el bolso en el suelo era señal de que necesitaba que la salvaran cuanto antes de un encuentro incómodo. Si estaba cenando y lo ponía sobre la mesa, significaba que quería poner fin a la velada en cinco minutos.
"Sería muy preocupante si estuvieras hablando con la Reina y vieras que el bolso se mueve de una mano a otra", explica Vickers. "Se haría muy bien. Alguien vendría inmediatamente y diría: 'Señor, al arzobispo de Canterbury le gustaría mucho conocerle'".
El sándwich de mermelada
Para el Jubileo de Platino que conmemoró los 70 años de reinado de Isabel II, se rodó un entrañable sketch en el que la monarca tomaba el té con el oso Paddington, símbolo británico por excelencia, en el que ella hizo una divertida alusión a su mítico bolso y a su misterioso contenido, diciendo que allí guardaba un sándwich de mermelada para después.