Aunque Clanes se resista a abandonar el primer puesto como la serie internacional más vista de Netflix, recientemente le ha salido una competidora. Se trata de El hombre de los 1000 hijos, una serie documental de apenas tres episodios que ha conquistado a la audiencia con su impactante historia.
En ella se cuenta lo que ocurrió con varias parejas y mujeres solteras, que descubrieron que el donante de esperma con el que tuvieron a sus hijos era en realidad un donante prolífico que ha sido padre de cientos de niños en varios países. Llegó a donar en hasta once bancos de esperma diferentes solo en Holanda.
"Solo tienes una vida en la Tierra, ¿por qué ha elegido usar su encanto, su inteligencia y su creatividad para intentar procrear a gran escala y engañar a toda esta gente?", se preguntaba Josh Allott, director de la docuserie, en unas declaraciones recogidas en la web de Tudum. "Hablando con muchos padres diferentes que lo han conocido y personas que le conocen bien, parece que casi se convirtió en una adicción".
El origen de la historia
Todo comienza con Jonathan Jacob Meijer, un músico y YouTuber holandés, al que se le atribuyen supuestamente más de 500 hijos en todo el mundo por su donación de esperma. Él mismo confesó en un vídeo de YouTube que se animó donarlo cuando un compañero de clase le dijo que no era fértil y también reveló que, como no tiene antecedentes familiares de cáncer, diabetes o enfermedades genéticas, creyó que esto podría ser una buena acción.
Una de las amigas de Meijer habla sobre sus orígenes en la docuserie, contando que cuando era más joven, le costó mucho encontrar su identidad y que cambió mucho de aspecto y de trabajo. También se recogen otras declaraciones como la de una de las madres que recibió su donación, que dice que tenía "complejo de creerse Dios".
Meijer operaba repartiendo donaciones de esperma en varios lugares del mundo y compartía tanto lo que hacía como otras opiniones en su canal de YouTube. Se le acusa de mentir y engañar a los padres, con los que se comunicaba en ocasiones utilizando varios nombres falsos.
El hecho de que actúe de esta forma implica que existe la posibilidad de que cientos de niños compartan los mismos genes y también que se dé pie a la consanguinidad. Y es un asunto preocupante, en especial en Holanda, donde llevó a cabo numerosas donaciones en un área geográfica pequeña.
Las consecuencias
Las donaciones de Meijer afectan a cientos de familias, entre las que se incluye la de Suzanne y Natalie, que según declaran en la docuserie de Netflix, creían que eran una de las pocas parejas a las que estaba ayudando a ser padres.
También aparece la pareja de australianos formada por Laura y Kate, que conocieron a Meijer a través de un grupo de Facebook donde una madre le daba las gracias. Poco a poco, la misma publicación dio la vuelta al mundo y varias familias conocieron la verdadera situación.
En 2021, el New York Times entrevistó a una mujer holandesa llamada Vanessa van Ewijk sobre su experiencia con Meijer. Ella contó que él le mintió diciéndole que era la octava vez que lo hacía y que se enteró de lo que había hecho con otras familias también a través de redes sociales.
Ella fue quien admitió que se había enterado de que había al menos 175 donaciones, revelando que podría haber más. "Me dijo: 'Solo estoy ayudando a las mujeres a hacer realidad su mayor deseo'. Y yo le respondí: '¡Ya no estás ayudando!' ¿Cómo le digo a mis hijos que posiblemente tengan 300 hermanos?”, expresó.
Fueron más de 150 las personas que contactaron con la Fundación Donorkind -una organización, que ayuda a los hijos de la donación de esperma a rastrear sus raíces- para pedir ayuda. Esta organización llegó a recibir más de 30 llamadas en una sola semana, donde muchas madres declaraban con indignación que sus hijos tenían el mismo padre.
En 2017, la Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología (NVOG) le prohibió a Meijer seguir donando, y seis años después, en abril de 2023, Meijer perdió una demanda contra la Fundación Donorkind. También se le multó con 100 mil euros por cada infracción que cometiera y, según Tudum, también se le exigió que “solicitara a los bancos de esperma que destruyeran todo lo que aún conservasen de sus donaciones”.