Fleabag ha pasado a la historia como una de las grandes series de lo que llevamos de siglo. La propuesta de Phoebe Waller Bridge destaca por muchas cosas, siendo una de las principales su ejercicio de ruptura de la cuarta pared: lo que un inicio parece el guiño de complicidad de una persona segura de sí misma se revela como un mecanismo de defensa. Y cuando la mentira de ese cristal finalmente se rompe, el espectador se rompe con él.

Lo que consiguió Fleabag a nivel de crítica, premios y conexión con el espectador, sumado a un final perfecto en todos los sentidos, será irrepetible, pero para quienes echen de menos esa magia y la voz de Phoebe Waller-Bridge, hoy os recomendamos una serie que creó, escribió y protagonizó el mismo año que se estrenó la serie que le dio reconocimiento. 

De qué va

Como en Friends, los protagonistas de Crashing son unos veinteañeros londinenses que cambian los apartamentos de Nueva York por la convivencia en un hospital público en desuso que ha sido reconvertido en casa comunitaria, una suerte de alquiler de protección oficial en la que los inquilinos actúan como guardianes de la propiedad.

En el primer episodio, Lulu (Waller-Bridge) viaja a Londres para sorprender a su amigo de la infancia Anthony (Damien Molony). Allí descubre que comparte vivienda con varios jóvenes, entre ellos su prometida, Kate; su amigo Sam, obesionado con el sexo; la artista francesa Melody y el tímido Fred.

Anthony está encantado con la llegada de Lulu, pero esta despierta inseguridades en su novia, debido a la innegable química que existe entre los dos amigos. A pesar de esto, al final de la fiesta, Kate invita a Lulu a mudarse a la habitación que está libre. 

Phoebe Waller-Bridge en 'Crashing'.

Por qué verla

A partir de ese momento habrá muchas fiestas, malentendidos, sexo, equipaje emocional pesado, romances, secretos, celos, errores, sentimiento de culpa y Phoebe Waller-Bridge tocando el ukelele.

Crashing y la primera temporada de Fleabag se estrenaron en 2016 en la televisión británica con muy pocos meses de diferencia. La segunda hizo historia en su regreso en 2019, consiguiendo la aclamación unánime de crítica, público y los premios de la industria y, aunque Crashing no está al nivel Fleabag, sí respira el espíritu de Waller-Bridge por los cuatro costados. 

Una serie sobre la generación milenial, con protagonista autodestructiva y el inconfundible tono irreverente de las comedias británicas, que solo tiene seis episodios de media hora y se puede ver en una tarde.