La apuesta de Netflix por la ficción asiática está dando sus frutos. El último ejemplo ha sido Estafadores de Tokio, una serie japonesa que lo tiene todo para enganchar al público este verano. Apenas lleva unos días en la plataforma y ya se ha colado entre los títulos más vistos del catálogo.

A lo largo de sus siete episodios, la serie se centra en un grupo de estafadores que intentan hacer fortuna en el mercado inmobiliario japonés. Sin embargo, al estar tratando con magnates y grandes empresarios, los protagonistas tendrán que tener su plan muy atado antes de ponerlo en marcha.

Entre otras cosas, deberán falsificar documentos y contratar a un grupo de impostores que estén dispuestos a hacerse pasar por propietarios. Todo ello para estafar a varios promotores inmobiliarios.

Basada en el libro homónimo de Ko Shinjo, Estafadores de Tokio es una serie de atracos en la que cada personaje tiene una habilidad diferente. Esto hará que nos recuerde un poco a La casa de papel, donde todos los protagonistas eran necesarios en el plan por cumplir con una misión determinada dentro del mismo. 

Sin embargo, hay una gran diferencia que hace de esta otra serie una ficción diferente dentro del género. Porque el grupo de personajes principal están estafando a grandes empresarios. Y aunque la dinámica sea parecida, el trasfondo le aporta algo a la historia, y resulta interesante saber un poco más de cada uno de los protagonistas.

Una serie adictiva

'Estafadores de Tokio'

Lejos de reservarse lo mejor para el final, la serie nos muestra cómo se lleva a cabo un primer golpe, dejándonos un pequeño aperitivo de lo que está por venir y generándonos la intriga suficiente por ver cómo será el golpe final.

Los personajes son muy habilidosos y algunos se guardan también algún que otro truco bajo la manga que ayudarán a que todo salga adelante, incluso en las situaciones límite y cuando parece que todo está perdido.

Además, el tema central interpela directamente con la realidad, donde las grandes ciudades sucumben ante la disparatada subida de los precios de la vivienda. Sin embargo, la serie deja a un lado las reflexiones morales, mostrándonos a un grupo de personas igual de despiadadas, sean cuales sean sus objetivos.

Es cierto que no alcanzará el nivel de un fenómeno como La casa de papel, pero también es verdad que comparten cierto parecido. Al final, se trata de una serie con mucha adrenalina y muy estimulante a la que se le puede echar un vistazo este verano.