Al igual que dos estrenos de este año, como fueron La idea de tenerte y Un asunto familiar, Una aventura en Marruecos, la nueva película de Netflix, continúa la tendencia de películas románticas protagonizadas por parejas heterosexuales entre las que hay una diferencia de edad de más de dos décadas. Con la particularidad de que invierten el tópico de las novias de Leonardo DiCaprio: aquí las mayores son siempre ellas.
Partiendo de la misma premisa, y a pesar de tener otros puntos similares (las protagonistas tienen profesiones liberales, gran independencia económica y están sin relación estable al conocer a su nuevo interés romántico), la película protagonizada por Laura Dern y Liam Hemsworth consigue desmarcarse de sus predecesoras con una propuesta bastante diferente.
No quiere decir que por ello sea mejor. Tampoco peor.
Dern interpreta a Katherine, una novelista de éxito, que llega a un exclusivo retiro de escritores en Marruecos con la esperanza de encontrar la inspiración que necesita para terminar de escribir la novela en la que lleva dos años estancada.
Allí conoce a un Owen, un treintañero que trabaja en finanzas y que va de acompañante de su novia, una joven que vio su primera novela convertida en un bestseller. La soledad de ambos se hace compañía, y lo que empieza como una amistad se convierte en un viaje individual de autodescubrimiento y un romance que les cambia la vida.
Aquí no hay una atracción irresistible ni una química que podría servir de combustible para lanzar cohetes. Tampoco hay autoconsciencia por el qué dirán sus conocidos, familiares o la sociedad por la diferencia de edad, algo que define las otras dos películas de las que hablamos al principio, en la que ellos eran mundialmente famosos.
Una aventura en Marruecos es una comedia romántica de cocción lenta y emocionalmente madura en la que los personajes se van conociendo poco a poco. Tienen largas charlas nocturnas en las que se escuchan, se apoyan, se dicen las palabras que el otro necesita justo en ese momento y no tienen miedo a reconocer sus inseguridades.
Las de Owen son varias, pues siente que no encaja en el mundillo intelectual de su novia (y así es). Los Liam Hemsworth del mundo también tienen sentimientos y pueden sentirse abandonados como el personaje de Scarlett Johansson en Lost in Translation.
La película la firma de Susannah Grant, guionista y directora que os puede sonar por haber estado nominada al Oscar con Erin Brockovich (y a cinco Emmys por la fabulosa miniserie Creedme), que marca un tono de madurez y serenidad en el que los conflictos son internos y mundanos: no hay nadie ni nada que se interponga entre Katherine y Owen. Ni una expareja, tampoco los hijos, la clase social, el trabajo, la distancia, los sueños por cumplir, una traición o la sociedad.
Los paseos por Marruecos son coloridos, Dern y Hemsworth están encantadores y tienen química. La película se puede ver sin esfuerzo, y es un muy buen plan para un sábado tranquilo por la tarde, pero su progresión dramática es la del electrocardiograma de un corazón saludable y en reposo. Y eso no es lo que le pedimos a una película romántica. A Una aventura en Marruecos le falta chispa.
'Una aventura en Marruecos' está disponible en Netflix.