En los últimos años, Ari Aster ha sabido ganarse un lugar entre los mejores cineastas de terror y, dejando a un lado las convenciones más manidas del género, siempre ha encontrado la manera de exprimir su talento para crear imágenes espeluznantes e inquietantes.

Desde sus inicios, el director se interesó por abordar sus historias desde el realismo emocional y, en lugar de depender de los sustos los giros más previsibles, se atrevió a explorar el lado más aterrador de la experiencia humana en obras como Midsommar. Una película que ya se incluye entre las mejores de terror que se han hecho en la última década. Y que solo estará disponible por unas horas más en Netflix.

Escrita y dirigida por el propio Aster, Midsommar sigue a una pareja estadounidense que no está pasando por su mejor momento y que acude con unos amigos al Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una aldea remota de Suecia. Lo que comienza como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se convierte en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos les invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas.

Inspirada en un festival real

Tras la repentina muerte de su hermana, Dani (Florence Pugh) decide retirarse junto a su novio Christian (Jack Reynor) y sus amigos Mark (Will Poulter) y Josh (William Jackson Harper) a pasar las vacaciones de verano en el pueblo de su amigo sueco Pelle (Vilhelm Blomgren). Y aunque la película adopte un giro más radical, lo cierto es que está inspirada en un festival real.

En Midsommar, Pelle es de la aldea ficticia de Hårga, una comunidad aislada que está situada en la región rural de Hälsingland, en Suecia. El largometraje cuenta cómo Pelle invita a sus amigos a unirse a la celebración del festival de solsticio de verano, que solo ocurre una vez cada 90 años, y está basado en una festividad anual real que celebra el paso de las estaciones y que celebra también la naturaleza. 

Sin embargo, aunque está inspirada en una tradición real, Ari Aster se tomó muchas licencias creativas a la hora de añadir elementos de terror a la historia y llegó a declarar que "tomó elementos de muchos movimientos espirituales diferentes que no tienen nada que ver, en muchos casos, ni siquiera con Suecia".

Aunque sus orígenes se remontan a la celebración del nacimiento de Juan el Bautista en el siglo IV, el Festival del Solsticio de Verano no es simplemente una ceremonia religiosa. En lugar de eso, Midsommar recrea muchas de las tradiciones de este festival real, incluido el vestuario, los adornos florales y los bailes, y les da un giro terrorífico.

La coronación de la Reina de Mayo es una parte esencial del Festival del Solsticio de Verano, ya que la joven elegida para representar a la comunidad debe asegurar una cosecha exitosa. Las flores se cultivan y se les da forma de coronas para preservar su magia y, en algunos festivales, representan el poder que tienen las jóvenes para lanzar un hechizo de amor sobre su potencial y futuro esposo.

En este contexto, Ari Aster hace uso de estas tradiciones y las transforma en algo mucho más oscuro en el filme, que ya se incluye entre las mejores películas de terror jamás realizadas.