El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (PP), ha superado su primera prueba de fuego desde que cogió las riendas del Ayuntamiento en minoría el pasado 28 de mayo con el firme propósito de querer gobernar solo.
El pasado jueves, el Gobierno local aprobó en pleno sus nuevas ordenanzas fiscales con la oposición frontal de los grupos en los extremos, Podemos y Vox. En su conjunto, rebajan un 1% los impuestos a los sevillanos y congela la mayoría de las tasas... Y lo hizo de la mano del PSOE tras aceptar gran parte de sus 21 enmiendas.
Aunque desde la bancada socialista, el líder de la oposición y exalcalde socialista Antonio Muñoz marcó las distancias y le advirtió que este acuerdo "no era el principio de nada", el alcalde, al menos de momento, ha logrado esquivar las intenciones de Vox de entrar en el Gobierno municipal.
"No es nuestro modelo fiscal, pero tampoco el de Sanz", dijo el también Muñoz, asegurando también que ejercen una "oposición responsable". Quien sí subió el tono en esa misma sesión plenaria fue la portavoz de Vox, Cristina Peláez, e incluso llegó a acusar a Sanz y a Muñoz de acordar "un pacto traidor". Tampoco tenía mucho sentido sus críticas y su oposición frontal a estas ordenanzas al no haber presentado ni una sola alegación.
Y es que hace unas semanas, a través de los medios de comunicación, Vox comenzó a presionar a los populares para entrar en el gobierno local a cambio de apoyarle en el pleno de los Presupuestos. Sanz no puede aprobarlos con los votos únicamente de su partido porque no cuenta con mayoría.
A mediados de septiembre, la portavoz del grupo municipal dejó clara sus intenciones y ya entonces advirtió al alcalde del riesgo que corría de no poder aprobar estas cuentas anuales.
En declaraciones al informativo de 7TV, Pélaez aseguró que llevaban esperando una llamada de Sanz desde las elecciones para participar en el gobierno local. El último encuentro que mantuvo con el regidor hispalense fue tras los comicios del 28-M.
En aquella cita, según la portavoz, el alcalde le manifestó que necesitaba "un gobierno estable" y que "no tenía ningún inconveniente en que Vox formara parte de este equipo". Sin embargo, después el equipo de gobierno de José Luis Sanz negó la mayor, diciendo que nunca había entrado en sus planes cogobernar, sino llegar a acuerdos puntuales.
Ahora, Sanz no sólo ha conseguido aprobar esta bajada de impuestos, que era una de sus principales bazas electorales, sino lanzarle ese mensaje a Vox de que, de momento, no los necesita. Sobre todo tras la estrategia de bloqueo que ha emprendido el partido de Santiago Abascal con el objetivo de presionar para hacerse un hueco en las filas municipales.
En el pleno de las modificaciones presupuestarias, por un importe de 14 millones, Vox impidió que lo sacara adelante en un primer intento y en los últimos plenos el alcalde ha tenido que usar su voto de calidad al dejar Vox solo a los populares.
Pactos en Andalucía y España
Aunque el PSOE insistió en marcar las distancias al advertirle que "el cuenta kilómetros está a cero" de cara a la negociación de los presupuestos, Muñoz hizo alarde de su postura. "Bien haríamos PP y PSOE si llegáramos a acuerdos en los grandes temas. Y me refiero también a Andalucía y España", llegó a decir.
El alcalde, por su parte, no intervino ni pidió la palabra en el turno final de las intervenciones. Sí valoró el acuerdo en su perfil de la red social X (antes Twitter), en el que agradeció la actitud de los grupos que "han puesto a Sevilla por encima de sus intereses ideológicos. Esta es la forma de gobernar que seguiré", en alusión clara a los socialistas.
Ahora queda otra prueba de fuego, la negociación de sus primeros presupuestos municipales. Desde el Gobierno local aseguran que van a presentar un proyecto con el objetivo de que todos voten a favor.
En cualquier caso, el PSOE no desvelará su posición hasta el último momento y la de Vox parece que será contraria, teniendo en cuenta los antencedentes y sus cada vez más alejadas opciones de formar parte del Gobierno municipal. Al menos por el momento.