Un jurado popular se encargará de enjuiciar al hombre que en el mes de agosto del año pasado dejó presuntamente morir a su madre enferma. Según confirman desde la Fiscalía de Sevilla, el juicio tendrá lugar desde el 12 de enero del próximo año. El acusado se enfrenta a 12 años de prisión por estos hechos.
El hombre está acusado de un presunto delito de homicidio porque "desde que la mujer tuvo que permanecer en una cama, el investigado “desatendió sus necesidades más elementales, dejando de procurarle alimentos, líquidos y cuidados”, lo que desembocó en su muerte.
El primer día del juicio será el 12 de enero. Entonces se constituirá el jurado popular. El 15, tres jornadas después, será el momento de la presentación de alegaciones así como la declaración del acusado y de varios testigos. El día 16 comparecerán más testigos, y el día 17 lo harán los peritos.
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La Fiscalía reclama al acusado 17 años de cárcel por un delito de homicidio con agravante de "especial vulnerabilidad de la víctima". En el momento de la muerte de su madre, el hombre "era capaz de identificar el precario estado de salud que presentaba su madre, la irreversibilidad del mismo y el probable desenlace fatal, teniendo capacidad de conocer y querer tal resultado de fallecimiento”, señala el Ministerio Público.
La víctima, de 88 años, vivía sola en un piso de Sevilla. Tenía problemas de salud y en 2005 se le practicó una colonostomía. Además, padecía de hipertensión y diabetes.
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"La fallecida contaba como única familia directa con su hijo, quien desde la operación acudía a visitarla con frecuencia a su piso y se encargaba de su atención, pese a lo cual no la llevó a ningún médico o centro de atención sanitaria desde 2006”, indica la Fiscalía.
Antes morir, el 17 de agosto de 2022, la víctima se metió en cama porque había perdido la movilidad. Eso la convirtió en dependiente de su hijo. “Necesitaba de movimientos posturales en la cama que se omitieron por parte del acusado, provocando que le fueran apareciendo úlceras de decúbito que se fueron profundizando”, indica el escrito de la Fiscalía.
Deshidratación y desnutrición
La Fiscalía indica que, pese a que el acusado ya iba a visitarla prácticamente todos los días desde hacía al menos un mes y era “consciente” del deterioro físico y psíquico de su madre, “desde su encamamiento, y pese a tener capacidad para cuidarla y ocuparse de ella, desatendió sus necesidades más elementales".
El hombre "dejó de procurarle alimentos, líquidos y cuidados, de asearla, de cambiar su posición de la cama, de colocarle bolsas en la colostoma para la recogida de las heces, de limpiar su entorno y de limpiarle sus heridas, sin acudir tampoco a servicios sociales o sanitarios o llamar a un médico o a un teléfono de emergencias o asistencia domiciliaria para que la atendieran”.
Todo ello, señala la Fiscalía, “desembocó, como resultado previsible y evitable, en el fallecimiento” de la mujer.
Al hilo, precisa que la víctima falleció a consecuencia de un fallo multiorgánico secundario a deshidratación y desnutrición severas y a sobreinfección de úlceras de decúbito con miasis.
Totalmente dependiente
La muerte se produjo por “la omisión de alimentación, hidratación y cuidados elementales en una persona encamada y totalmente dependiente para las actividades de la vida diaria".
Esos cuidados, señala la Fiscalía, solo podía y debía procurarle su hijo, el acusado, al ser su único familiar directo y el único que la visitaba y que conocía su situación”.
Los servicios sanitarios y la Policía pudieron comprobar que la mujer “había fallecido en condiciones inhumanas, encontrándose la vivienda en lamentables condiciones de salubridad, con insectos, sin limpieza y con un olor nauseabundo”.
El cadáver de la víctima "se hallaba sobre el colchón de la cama, sin sábanas, con una almohada sucia bajo la cabeza y rodeado y cubierto de heces y suciedad”.
Para finalizar, el Ministerio Público afirma que el cadáver “presentaba marcados signos de deshidratación y desnutrición, múltiples úlceras con olor fétido secundarias al decúbito prolongado y a la ausencia de movilización y cuidados posturales (...)”.
Así, resaltaban que las lesiones existentes en el cadáver “presentaban claros signos de vitalidad, indicativos de su producción en vida de la fallecida”.