Le piden más de 320 años de cárcel. Es una de las penas más altas de la historia de España. ¿Por qué? Por hacerse pasar por un adolescente de entre 13 y 14 años para engañar a menores de edad y que le mandaran fotos desnudos o pornográficas.
El escrito de la Fiscalía, que ha adelantado Canal Sur, es demoledor. Acusa al hombre, entrenador de fútbol, de intercambiar fotos eróticas con menores de edad, de crear pornografía infantil, de distribuir material pornográfico, de hacerlo además con menores de edad...
Según la acusación, el hombre habría conseguido engañar a más de 50 menores de edad que le habrían mandado imágenes de ellos desnudos o en actitudes provocativas.
La edad de las víctimas empezaba a los 17 años pero llegaba a chicos de hasta 11 años, señala el escrito del fiscal. Además de la altísima pena de cárcel, la Fiscalía pide en su escrito que indemnice a las víctimas. En total le reclaman unos 200.000 euros. El juicio, confirman fuentes judiciales, ha de celebrarse en los próximos meses en Sevilla.
La cantidad de años que pide la Fiscalía es de récord. Según confirman fuentes judiciales, se trata de una de las mayores penas que se han visto en los juzgados de España.
Así, la Fiscalía le achaca 49 presuntos delitos de embaucamiento o "sexting", 13 supuestos delitos de agresión sexual a menor de 16 años, 27 delitos de creación de pornografía infantil.
Asemás, le imputa 34 delitos de distribución de pornografía entre menores de edad, un delito de exhibición obscena ante menores de edad y dos delitos de facilitación de la prostitución de menores de 16 años.
Caso similar en Valencia
Sin embargo, sí que ha habido casos cercanos. Es lo que pasó con un acusado de pederastia en la Comunidad Valenciana a quien la Fiscalía señaló por el supuesto abuso de 26 menores.
El escrito de la Fiscalía en ese caso fue de 248 años de cárcel. El joven acusado, natural de Valencia, era también entrenador de fútbol, como también ocurre en el caso de Sevilla.
La diferencia, sin embargo, estriba en que el acusado valenciano se valió de su condición de entrenador y vida normal para ganarse la confianza de las víctimas. En el caso sevillano, el presunto pederasta se hacía pasar por otro joven en las redes sociales.