Cuando el 21 de diciembre usted se acueste pensando en los números que ha comprado para el Gordo de la Lotería de Navidad, habrá en Sevilla 21 personas empezando su jornada laboral. No volverán a casa hasta que los niños de San Ildefonso empiecen con su soniquete de millones de euros.
Son los nuevos serenos. El Ayuntamiento, sin embargo, les llama "agentes cívicos nocturnos". Pero son serenos. Se encargarán de velar por la convivencia pacífica y respetuosa en las calles de Sevilla.
En realidad los serenos no son nuevos. Antonio Vigil-Escalera, en su tesis doctoral sobre la Historia de la Policía Local de Sevilla en el siglo XIX ya habla de los serenos. Datan de antes. En el siglo XVIII se crea el Cuerpo de serenos.
"En España se tiene noticia de la existencia de esta figura a finales del siglo XVIII", explica el doctor Vigil-Escalera. Pero en Sevilla no hay datos de su presencia hasta un siglo más tarde, añade. Duraron hasta los años 70. Con el fin de la dictadura de Franco la Policía Local se impuso.
Según los historiadores, los serenos de Sevilla no siempre tuvieron un sueldo como ahora. En 1820, de hecho, hay registros de la queja de estos profesionales de la seguridad que pedían "una asignación económica". Hasta entonces trabajaban por la voluntad de los vecinos.
Sin sueldo fijo y cansados
Pero, alegaban, era tan exigua la aportación que no les daba para vivir. Y, como trabajaban por la noche, tampoco podían emplearse en otro oficio por el día. Un drama que no vivirán los 21 serenos modernos sevillanos. Trabajarán por un sueldo de once de la noche a seis de la mañana.
Una de las condiciones para esos serenos modernos es que tengan condiciones físicas y psíquicas compartibles con la profesión. Tampoco es nuevo. Ya en el siglo XIX se les pedía ser "personas de complexión fuerte". Con un físico "disuasorio", señalan en la Universidad de Sevilla.
Según avanzaba el siglo XIX, los serenos sevillanos se organizaron. Se estableció que fuera cada calle la que pagara su servicio. Y se creó lo que se conoció como 'Compañía de serenos'.
Contra esto estaban los guardias locales, cuerpo precursor de la Policía Local. También los celadores de alumbrado y limpieza. Todos temían que les quitasen su trabajo. ¿Cómo lo arregló entonces el Ayuntamiento? Pues dio preferencia a los celadores para unirse al cuerpo de serenos.
Las calles de la Sevilla del 1800 no eran las de hoy. Ni en seguridad ni en alumbrado ni en higiene. Los serenos de hoy no tendrán que alumbrar con un candil en las noches sin luna. Tampoco llevarán un sable o un palo grande.
En su lugar informarán de direcciones, serán elementos disuasorios y tendrán un teléfono con el que denunciar cualquier alteración de la paz o del mobiliario urbano. Más moderno y, desde luego, mucho menos peligroso.
Antipáticos para los vecinos
Explica el historiador Antonio Vigil-Escalera que los serenos "no tenían buena fama entre la población sevillana". ¿Por qué? "Porque debido a su extracción social su educación era ínfima", explica.
Además, indica el académico, "debido a sus características y circunstancias socioculturales, que en más de un caso rayaban en la marginalidad, a veces eran delincuentes o toleraban la delincuencia a cambio de sobornos".
Otro punto en el que van a diferir ahora los serenos sevillanos. Ahora se les pide formación mínima y se valoran cursos de especialización para su selección. Y buenas formas, claro. Su tarea será la asistencia amable y ayudar a mantener el decoro por la noche.
La cuestión es que, hace un siglo, los serenos no eran como los que se han planteado. Pero algunas cuestiones sí que se parecen. Recoge la tesis sobre la Policía Local de Sevilla que este cuerpo se nutría de personas muy concretas.
Hasta 40 años con voz "clara"
Para acceder al cuerpo había que tener entre 25 y 40 años. Ahora es desde 45 a 55. Si ya se había servido antes como sereno, podrían tener hasta 50. Pero no más.
Además, señalan los registros históricos, los serenos del siglo XIX debían medir "al menos cinco pies -un metro y medio- y ser robustos. Además, se les pedía algo que, en esta ocasión, no se ha planteado: debían tener "voz clara y fuerte". También tenían que saber leer y escribir así como haber vivido en Sevilla al menos cuatro años.
Los serenos de antaño no pedían más requisitos. Podía ser cualquiera. Ahora bien, "en igualdad de circunstancias se preferían a los que hubiesen servido en el ejército" con buenas referencias, indica el doctor Vigil-Escalera.
De Isabel II a Franco
Los serenos siguieron trabajando con la llegada del siglo XX. Con la Primera República, con Alfonso XII, con Alfonso XIII, con la II República, con la Guerra Civil y durante la dictadura de Francisco Franco.
Ahí murió el cuerpo. La democracia y la Policía Local los sustituyeron y dejaron de patrullar las calles de Sevilla en los años 70 del pasado siglo. Hace ahora 50 años. Pero con el mandato de José Luis Sanz en la ciudad y la ola de robos en el Centro de Sevilla este verano, vuelven.
En principio será un programa piloto de nueve meses en los distritos más turísticos y centrales. Después se verá si se amplía. Primero se incorporan 21, a los que irá llamando el Servicio Andaluz de Empleo (SAE).
Los serenos vuelven a Sevilla medio siglo después. Sin pito ni porra. Tampoco con sable. Pero con móvil e Internet. Las calles, dentro de nueve meses, dirán si la idea cuaja.