La alarma saltó cuando un vecino de Sevilla echó el aceite a la freidora. En seguida se formó espuma en el líquido y empezó a oler muy mal. El supuesto aceite de oliva virgen extra no tenía una gota de Aove. Era una mezcla de girasol y lampante.
Este vecino, alertado, acudió a la Guardia Civil de Brenes. Allí presentó una denuncia que es la que ha destapado el caso. Además, aportó un análisis del aceite donde quedaba claro que no era de oliva.
Con los datos recabados, los agentes de la Guardia Civil acudieron al local donde el hombre había comprado el aceite fraudulento. Allí detectaron que se habían vendido todas las garrafas de la marca investigada pero había otras. En este caso, también mezcla de aceite de semillas con "algún tipo de aceite de oliva de base".
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Localizada la nave de donde salía el aceite, la Guardia Civil procedió a su registro. Allí se encontraron la base de operaciones de la banda que se dedicaba a vender productos fraudulentos.
En la nave, los agentes hallaron varios depósitos de mil litros donde había aceites vegetales. Además, encontraron garrafas de cinco y de un litro, que rellenaban con la mezcla y que vendían como aceite de oliva virgen extra.
También vieron cómo los investigados, cinco por ahora, tenían etiquetas de aceites. En algunos casos eran marcas falsas, inventadas. En otros, imitaciones de referencias conocidas en el sector del aceite. Todas falsas, en cualquier caso.
"Origen incierto"
Los agentes encontraron asimismo "tapones para el cierre y un total 4.000 litros de aceites de origen incierto en los depósitos y un total 900 litros de supuesto AOVE paletizado y listo para su distribución".
El aceite no solo se vendía en la provincia de Sevilla. Agentes del Seprona han encontrado botellas también en Huelva y Cádiz. En total, los agentes han retiradado hasta 6.400 litros de aceite fraudulento.
La banda se valía de un registro sanitario -ficticio o real- y una razón social con la que dar apariencia de legalidad al aceite que se vendía. Esa razón buscaba ser una zona con reconocido prestigio en la producción del aceite para confundir así al consumidor.
Entonces, hicieron "acopio de aceites de semillas o aceites de baja calidad que en la mayoría de los casos necesitan refinado, usados estos para agregar matices aceituneros, y mezclarlos", explica la Guardia Civil.
Por debajo del precio de mercado
Con el producto terminado, creaban etiquetas falsas como las que les han sido intervenidas y lo vendían "por debajo del precio del mercado". Esta estrategia funciona especialmente bien ahora que el precio del aceite está especialmente alto.
Destacan los agentes encargados de la operación que en la nave no había ningún tipo de control sanitario, lo que añade más riesgo aún a la seguridad de los consumidores expuestos a este aceite. No había nada "que avalara que era apto para el consumo humano", subrayan.
Los responsables de estos hechos "se enfrentan a las penas previstas en el código penal para los delitos de Contra la Salud Pública, fraude y contra el mercado y los consumidores", indica la Guardia Civil.