La Policía Nacional ha detenido a diez personas entre Utrera, en la provincia de Sevilla, y Rota, en Cádiz. Tenían a 16 mujeres extranjeras semiesclavizadas y las drogaban para que se acostaran con más clientes y que les pagaran los 7.000 euros que les reclamaban como supuesta deuda.
La red de trata de personas captaba a las mujeres en el extranjero. Se encargaban de todo, señalan fuentes de la investigación: las traían a España y las alojaban en dos prostíbulos: uno en Utrera y otro en Rota.
Como pago de ese viaje y el alojamiento les pedían hasta 7.000 euros que las mujeres debían pagar prostituyéndose. Y, para aguantar las largas jornadas acostándose con hombres las drogaban.
De hecho, señala la Policía Nacional a los detenidos se les ha intervenido unos 600 gramos de TUSI, 800 gramos de MDMA así como un fusil de asalto AK-47 falso, dinero en efectivo y coches de lujo. También poseían dos plantaciones de marihuana.
En sus países de origen, señalan los investigadores, eran dos mujeres las encargadas de localizarlas y captarlas. Al llegar a España, "el jefe ejercía un férreo control de las mismas, obligándolas a realizar prácticas abusivas, gravosas y desproporcionadas".
Explica la Policía Nacional que "las mujeres eran obligadas a ejercer la prostitución bajo amenazas". No podían descansar. Debían estar listas para los clientes las 24 horas del día y los siete días de la semana.
A cambio de su servicio sexual solo les daban el 25 por ciento de lo que pagaba el cliente. El 75 por ciento restante era para la organización y para pagar los supuestos 7.000 euros que debían las mujeres.
Las llevaban en taxis propios
"Las víctimas no podían salir solas al exterior de los locales y siempre iban acompañadas a todos lados por otros miembros que ejercían como taxistas", señala los agentes.
Las mujeres, además, eran "obligadas asimismo a consumir sustancias estupefacientes para aumentar el número de servicios sexuales diarios a realizar y atender a clientes en contra de su voluntad".
La droga era también para los clientes, a los que se les ofrecía la opción de consumir con las víctimas. "Si las mujeres se negaban a alguna de estas conductas, las deuda adquirida con la organización se incrementaba por esto o con cualquier otra excusa con el fin de retenerlas el mayor tiempo posible", narran los agentes.