El juez de Menores de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, ha ordenado el internamiento durante seis meses para el joven sirio de 17 años detenido en un pueblo de Sevilla y al que la Policía le requisó un machete y material para la fabricación de explosivos.
En sintonía con la Fiscalía, Castro le atribuye dos "delitos de enorme gravedad": integración en organización en grupo terrorista y tenencia de explosivos. Asimismo, tal y como detalla la resolución judicial en la que decreta su internamiento, el joven contaba con manuales para la fabricación de explosivos y diverso material que ensalzaba el yihadismo en su teléfono móvil.
El Grupo de Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional evaluó las sustancias incautadas al menor y concluyó que todas ellas pueden ser consideradas "precursores de explosivos". De hecho, el detenido presumió delante de otro grupo de jóvenes de que ya habría fabricado una bomba con detonador, que se activaba con una llamada de teléfono, y había visitado webs sobre química.
Tal y como ha informado EL ESPAÑOL, la Policía Nacional también ha detenido a la madre del adolescente. Ambos fueron arrestados en el municipio hispalense de Montellano. Según precisa la resolución del juez De Castro, la mujer habría comprado productos químicos a su hijo, tal y como atestiguan los pinchazos telefónicos ordenados por la Audiencia Nacional.
El joven declaró este mismo martes ante la Fiscalía de Menores. El tiempo máximo de internamiento que, en un primer momento, puede ordenarse es de seis meses. Ése fue el que solicitó el Ministerio Público. Y el juez lo acepta, "en interés del propio menor", al considerarla "la más adecuada, dada la gravedad del delito". No obstante, este plazo puede irse prorrogando posteriormente, por plazos sucesivos de otros tres.
El 15 de noviembre de 2023, la Policía fue alertada de que el menor había comprado sustancias explosivas. Concretamente, glicerina, azufre, ácido nítrico y un producto "que podría ser ácido sulfúrico". Por ello, inició una investigación, en la que comprobó que este adolescente sirio "había manifestado públicamente su adhesión" al grupo terrorista Estado Islámico, también denominado Daesh. Los indicios recabados por los agentes les hicieron pensar que el chico planeaba un atentado inminente.
La documentación del caso recoge que el detenido estaba "altamente radicalizado" y contaba con ropa militar y de camuflaje en su armario. "Está obsesionado con la temática militar y es tremendamente homófobo y antisemita", detalla el auto fechado este martes.
Según el mismo documento, el pasado 13 de noviembre, durante un taller organizado por el Ayuntamiento de Montellano, mostró a otros jóvenes un vídeo de un terrorista que hablaba en francés y que había fallecido tras cometer un atentado islamista. "[El detenido] indica, ante varios de estos jóvenes, que ha fabricado un detonador casero con un teléfono móvil para activarlo a distancia, que actúa produciendo una chispa cuando él realiza una llamada", recoge el juez.
La Policía, durante su investigación, también descubrió que el detenido visitaba habitualmente webs sobre química y en sus redes sociales difundía propaganda a favor del Daesh. Los agentes, de hecho, hablan de "macropropaganda", mediante la cual el joven "ha asumido su papel de cibersoldado o yihadista digital".
Fruto de su ideario radical, llegó a compartir en su perfil de Instagram un vídeo tutorial para crear bombas. En otra ocasión, recita un nasheed, un cántico laudatorio a los mártires por el Islam que emplean los combatientes yihadistas y es habitual en la propaganda extremista.
La imagen principal de su perfil viste un chaleco táctico, "a modo de combatiente islamista y con la cara tapada". La Policía, durante sus seguimientos, vio al menor tirar varias bolsas de basura a un contenedor. Al analizarlas, los agentes de la Comisaría General de Información (CGI) descubrieron una caja de cartón con la siguiente inscripción, manuscrita con un rotulador: "Azufre en polvo". También hallaron una máscara de protección, guantes, restos de cinta aislante...
Una mañana de diciembre de 2023, el joven salió de su casa vestido con bastante ropa. Toda ella, oscura. Los agentes, en sus informes, detallaron que no hacía tanto calor aquel día. El chico se dirigió a una zona de campo. Y los miembros de la CGI que le seguían no tardaron en escuchar, a lo lejos, el estruendo de varios estallidos. "Detonaciones que vienen a confirmar que el menor pudiera estar haciendo pruebas de cómo actúan los explosivos que pudiera tener en su poder", detalla el auto del juez conocido este martes.
Una vez la Policía entró en su domicilio, encontró sustancias químicas escondidas en los armarios de la casa. También, un enorme machete, un bote con 301 gramos "de lo que parece pólvora" y una bandera de Daesh enmarcada.
A la hora de decretar su ingreso en un centro de menores, el juez subraya que dicha medida "garantiza la adopción de todas las actividades necesarias para el desarrollo de la personalidad [del detenido]", vigilándose que continúe con sus estudios, además de "evitar su radicalización y la comunicación de terceros de ideales violentos propios del radicalismo yihadista". Por otro lado, se pretende mejorar sus condiciones de vida y "alejarlo del entorno de radicalización en que se han producido los hechos".