Sevilla

Un 2 de febrero de 1954 Sevilla amaneció blanca. La nieve cubrió la ciudad y eso que, entonces fue noticia, hoy suena a broma. La capital andaluza no ve caer copos desde hace casi un siglo y, de hecho, mira al cielo esperando que caiga agua, que tampoco llega. 

Que nieve en Sevilla no es algo frecuente ahora, pero es que no lo ha sido nunca. En 1954 se dio una conjunción de factores con la llegada de una borrasca en medio de una ola de frio. ¿Podría pasar hoy? "Posible pero cada vez menos probable", señalan los expertos.

Como explica el director de la Agencia Estatal de Meteorología en Andalucía, Juan de Dios del Pino, para que nieve hacen falta dos elementos: frío y lluvia. Las dos cosas son poco frecuentes en Sevilla. Más aún juntas.

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"El cambio climático -explica Del Pino- no dice que ya no vaya a nevar nunca en Sevilla. Dice que, de pasar, será con menos frecuencia". El meteorólogo recuerda que, pese al calentamiento global, España ha sufrido episodios muy fríos como los de Filomena. 

"Es como si una estadística dice que la estatura media de los sevillanos ha crecido y ahora es de 1,80 metros pero sales a la calle y ves a un hombre bajito. Eso no quiere decir que la estadística mienta. Es que se construye con muchos datos", explica Del Pino. 

Nieve en 2010 en Sevilla

Además, ha habido episodios recientes en los que la nieve amagó con hacer acto de presencia en Sevilla. Ocurrió en 2010, señala el meteorólogo. "Entonces nevó en la Sierra Norte, pero no llegó a cuajar. Hubo copos hasta en Carmona", señala. 

Del cielo de Sevilla no cae nieve pero tampoco agua. Al menos no tanta como para aliviar la situación de sequía. Para eso "tendría que llover mucho", confirman desde la Aemet. Al menos 30 días seguidos, una cifra complicada de ver en la capital andaluza. 

La cuestión es que, tras tanto tiempo sin llover, el campo está muy seco así que, cuando por fin hay precipitaciones, la tierra absorbe todo y no llega le agua a los pantanos. 

Hipólito, Irene y Juan

Es lo que pasó recientemente en Sevilla. Pasaron las borrascas Hipólito e Irene. Ambas dejaron agua, pero solo la segunda consiguió empapar el suelo para que la siguiente, Juan, hiciese llegar agua a los pantanos. 

¿Lloverá entonces en estos meses? Según pasa la Navidad caen las opciones pero en abril las estadísticas hablan de un pico de agua. No es casual la relación Semana Santa-lluvia. Es real. 

Este año está por ver, pero la Aemet ya ha confirmado que llega una borrasca la próxima semana. El fin de semana, se espera, será pasado por agua. Nieve es lo que no está a la vista. Ni a corto ni a medio plazo.