Sevilla

El profesor e investigador en Sociología Daniel Marín sabe mucho de Semana Santa. De hecho, fue uno de los cuatro fundadores de la revista Nazarenos y sigue el tema desde su clases en la Universidad Pablo de Olavide. 

Marín entiende que La Macarena y El Gran Poder tienen una influencia mucho mayor en la sociedad que la que puedan tener otras de barrio y, en la línea de lo que plantea el escritor y tuitero Pepe Lobo, los sevillanos le rezan a las vírgenes ante las que han rezado sus abuelas. 

- ¿Sevilla es una ciudad conservadora?

- Tiene dinámicas conservadoras. Las ciudades medianas provocan estilos de vida tradicionalistas. Aquí se es muy homogéneo, no se fomenta la diversidad. Sevilla es más monolítica que ciudades como Madrid o Barcelona. 

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- Entonces, ¿sí que es conservadora?

- Actualmente hay una tensión muy fuerte donde hay distintos grupos sociales que luchan por imponer su forma de ver y entender el mundo. Pero no creo que sea la corriente mayoritaria. En Sevilla la gente tiene una forma de vida que no es conservadora. Otra cosa es lo que sale en los medios. 

- ¿En los medios?

- Sí, porque en realidad cómo la gente vive, Sevilla no es conservadora. La gente puede elegir vivir como quiere. Una cosa es lo que uno vote y otro, la vida que lleve. Y los sevillanos viven sin problemas con salirse de la norma. Pero en los medios se escucha más la voz de lo conservador. Quienes, además, controlan las fiestas.

- ¿Los sevillanos más conservadores dominan la Semana Santa y la Feria?

- Sí, controlan los grandes círculos sociales, los medios de comunicación y las dos grandes fiestas populares. 

- Hay quien señala que la Feria de Sevilla, por tener casetas privadas, es clasista. ¿Es así?

- Es muy difícil de mantener que las fiestas populares de Sevilla reproduzcan la lucha de clases que se llama en términos marxistas. La Feria no es clasista porque un señor de un barrio periférico con una profesión medio baja puede pertenecer a una peña o club que le permita entrar en una caseta. No es clasista. Pero sí es finita en tamaño. No cabe todo el mundo. 

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- ¿Y el que los hombres vayan con traje y las mujeres de flamenca?

- Como toda fiesta, tiene sus códigos sociales. Igual que cuando vas al Carnaval, que te disfrazas. Las mujeres no van de flamenca en su día a día. Es un rol que adoptas, como cuando te pones la corbata. Clasista sería en los años 50. Ya no. 

- ¿No?

- Una persona que es socio de una peña del Betis tiene caseta y hasta las hermandades tienen. Eso es síntoma de que es una fiesta abierta, no es clasista. Pero queda bien decir que es clasista. 

- Entonces la gente se 'disfraza' en la Feria...

- Manu Sánchez dice que en Sevilla todo el mundo parece que vive en un cortijo y, en realidad, vive en el 4ºC. Tendemos a acercarnos a lo normativo. Sevilla es una ciudad muy homogénea e imitamos lo que vemos. Si vas a la Feria, te pones el traje. Pero cuidado con ligar con un chico pensando que tiene un cortijo. Vive, casi seguro, en un 4ºC.

- ¿La Semana Santa tampoco es clasista?

- Tampoco. Con datos objetivos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), la Semana Santa de Sevilla es el reino de la clase media. De los funcionarios, de los administrativos. De ingresos medios. No hay élites en la Semana Santa. 

- ¿Por qué esa crítica entonces?

- Porque sí que es verdad que en la Semana Santa de Sevilla hay gente de la élite jurídica, universitaria o social que se integran y tienen un doble foco. Por élite y por Semana Santa. Usan la Semana Santa como escaparate. 

- ¿Los hermanos mayores de las hermandades mandan en Sevilla?

- No mandan, influyen. Y no siempre igual. Los de las hermandades periféricas son irrelevantes frente al hermano mayor de La Macarena o El Gran Poder. incluso dentro del Consejo de Hermandades no es lo mismo ser el delegado de Madrugada o el Tesorero que otro cargo. Dentro de la Semana Santa no todo es igual. Si hablan ciertas personas de la Semana Santa, se les escucha. 

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- Tendrá una explicación...

- Claro. Solo hay que pensar que La Macarena es la tercera asociación de la ciudad solo por detrás del Betis y del Sevilla. Tiene más de 16.000 hermanos. Influye y mucho porque mueve a esa gente más quienes son devotos. Son cientos de miles de personas. 

- Parece poder más que influencia.

- Es influencia. Cuando se urbanizó el entorno del Arco de la Macarena la hermandad dio su opinión como otros vecinos y actores. Consiguieron que se dejara expedito el espacio para que pasara la hermandad en la Madrugada. la voz del hermano mayor de La Macarena resuena en la ciudad porque tiene influencia. Mueven a mucha gente. 

- Pero dice que no es la misma influencia, dice. 

- Pensar que todas las hermandades son iguales es un idealismo que extendió en un momento dado la Iglesia. Todas las hermandades son iguales en lo religioso, sí. Pero en lo social, no. En su composición social, no son iguales. Fíjese en El Silencio, que tenía a infantes entre sus hermanos y, a la vez, tallistas. Siempre ha sido influyente. Se ve muy bien en los clubes sociales. No es lo mismo Pineda que el Mercantil o el Labradores y Propietarios. 

- ¿Cómo será la Semana Santa de Sevilla en 50 años?

- No será igual. Afrontará el reto demográfico y la turistificación del Centro. 

- ¿Cómo influye eso?

- Cada vez habrá menos vecinos en el Centro, menos hermanos. Y cada vez menos niños. Pero eso se compensará con la globalización. Llegarán más lejos. 

- ¿Pueden desaparecer hermandades?

- Puede. Las que no tengan sentido religioso o pierdan arraigo. Eso ha pasado toda la historia. Sevilla ya ha perdido hermandades antes. 

- Hay quien dice que en la Semana Santa de Sevilla hay mucho que no es religioso sino pagano.

- No es así. Lo que se hace con un sentido de trascendencia, es por creencia. Cuando alguien dice que no cree pero que rezando a tal Virgen conecta con su abuela o su familia, está diciendo que cree en algo trascendente. Es parte del encatamiento. Lo llames como lo llames.