Una inspección de Trabajo les ha dejado sin la mitad de los cantantes. Son el coro de Sevilla Teatro de la Maestranza y, por culpa de una lectura muy estricta de la ley, se ven con el agua al cuello.
Su historia comienza cuando un inspector de Trabajo les hizo una visita. Algo rutinario. Ellos tenían entre sus cantantes a muchos funcionarios, personas aficionadas al canto que disfrutaban de su repertorio especializado en lírico.
Después de 30 años de historia, recoge Alfredo Valenzuela, de EFE, se han hecho un nombre en la capital andaluza. Tenían ganas y, además, a la crítica de su lado.
[Un lago con luces y sombras en el Maestranza de Sevilla]
Pero el inspector les ha torcido el camino. ¿Por qué? Porque según su interpretación de la normativa, participar en este coro es una forma de trabajo y, por lo tanto, es incompatible con ser funcionario con exclusividad a tiempo completo.
¿Resultado? Casi la mitad de los cantantes tuvo que dejar el grupo. Lo curioso es que, entre quienes han tenido que irse hay profesores de canto. Pero al ser docentes en el sistema púbico, tienen vetada la actividad, cuentan a EFE.
Hasta 4.000 euros al año
La cuestión, cuenta, es que tampoco se hacían ricos cantando. En el mejor de los casos podían cobrar en todo un año unos 4.000 euros. Lo suyo no era afán de lucro sino interés y pasión por la música.
Con esta situación, el coro del Teatro Maestranza se ha visto forzado a abrir pruebas para acoger a nuevas voces. Eso sí, que no sean funcionarios. Quienes se han visto expulsados del grupo prefieren no dar sus nombres, pero sí quieren que se escuche su voz. Creen que son víctimas de una injusticia.
Desde su fundación y hasta 2021 el coro funcionaba como una asociación. El teatro de la Maestranza les contrataba para cada función y les pagaba. Luego la agrupación musical abonaba a cada miembro su parte.
Una denuncia ante Trabajo
Pero entonces, señala EFE, llegó una denuncia. ¿Un corista que quería cotizar las horas sobre el escenario? No se sabe. La cuestión es que alguien llamó a Trabajo y mandaron al inspector. Y mandó parar.
Porque el inspector considera que el coro es una agrupación profesional, no de aficionados. Y, por lo tanto, lo que se les paga, es un sueldo y debe cotizar. Son, señalan, entre 800 y 1.300 euros lo que cobraban por cada ópera. Pero, al año, no hay más de tres o cuatro.
A la primera denuncia se le sumó otra. Total, daba ya igual. Declarados actividad profesional, los funcionarios han de irse. Y esto no tiene solo consecuencias para el coro y los coristas. Es que señalan que algunas obras se han representado con menos voces de las habituales.
Audiciones para cantantes
Desde el teatro se ha asegurado a EFE que eso no se va a permitir que suceda y que, por eso mismo, se han redoblado las audiciones y se están seleccionando nuevas voces -afortunadamente la cantera del coro de la Maestranza es amplia y muy numerosos los aspirantes a integrar sus filas-.
Si han admitido que este coro es "una formación 'amateur' profesionalizada a la fuerza" y que, por el expurgo que ha supuesto la salida de los cantantes que también eran funcionarios, ahora "queda un trabajo por hacer", redoblando las audiciones para seleccionar nuevas voces y no comprometer producciones como "Nabuco", prevista para junio, y que requiere de un coro bien nutrido, de un mínimo de 60 o 70 voces.
"Antes estábamos más cómodos y ahora hay que hacer más audiciones", han admitido en Contratación, mientras que los afectados por las incompatibilidades piensan que, con estas denuncias ante la Inspección de Trabajo, algún compañero de la formación "ha dado el cante".