Sevilla

Daniel estaba de copas en una discoteca de Sevilla. Era el 18 de febrero de 2018 y había salido a celebrar con dos de sus primos. A las cuatro y media de la mañana, de pronto, un joven se le acercó y le reventó un vaso en la cara. Después, salió huyendo. 

La víctima, señala el juez, no tuvo tiempo de reaccionar. No había discutido con el agresor. No le conocía de nada. Sin embargo, una casualidad hizo que lo encontrase y pudiese denunciarle. 

El agredido, una vez llegó a su casa, en un pueblo de la corona metropolitana de Sevilla, no tenía a quién denunciar.

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Hasta que un conocido le contó que conocía a otro joven, de la misma localidad, que había estado en la misma discoteca que él. Al encontrárselo a la salida, le confesó que le había roto un vaso en la cara a alguien.

Confesó en la puerta

Con esos datos y sabiendo que el pregunto agresor tenía una novia que conocía, Daniel y sus primos buscaron en Facebook. Allí localizaron a quien, efectivamente, le había agredido en la noche del 18 de febrero. 

Cuando dieron con dos fotografías del agresor, le denunciaron. Tras el juicio el joven, que se llama Manuel Jesús, fue condenado a tres años y nueve meses de prisión así como al pago de una indemnización.

Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado la pena. Esto es así porque Manuel Jesús recurrió su condena al entender que la víctima no podía haberle reconocido y que, además, ante la duda de si era él el agresor, debía rebajársele la pena. 

Más de 3.500 euros

El TSJA no lo ve así. De hecho, argumenta que la identificación de perfectamente válida así como la condena en primera instancia, que confirma punto por punto. 

De esta forma, Manuel Jesús tendrá que ir a la cárcel y, además, pagar  3.539,83 euros en concepto de indemnización. 

Porque, relata la sentencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el agresor produjo heridas de consideración a Daniel. El vaso le rompió la nariz y le dejó cicatrices. De hecho, tuvo que ser operado por un cirujano plástico para reducir la gravedad de las señales de la agresión.