El artista urbano Jonzioman "liberó" 200 cerdos por Sevilla el pasado fin de semana. Eran figuritas con su firma elaboradas con ácido poliláctico (PLA), un derivado del maíz, que colocó por distintos sitios de la ciudad para que sus seguidores se las pudieran quedar para siempre.
El conocido como el 'Banksy de Sevilla' había anunciado previamente a través de sus redes sociales que habían "sido avistados en los barrios de Santa Cruz, San Bartolomé, Alfalfa, Santa Catalina, San Julián, Feria, San Lorenzo, San Vicente, Museo y Triana". Ese día llegué tarde y no encontré ningún marrano.
Tampoco los vi al día siguiente mientras caminaba hacia el trabajo a las siete, cuando las calles amanecen baldeadas por la humedad de la noche y ofrecen un brillo especial que solo puede contemplarse en ese momento. A esa hora apenas hay nadie.
Limpiadores de escaparates y pájaros, el sonido que más se escucha antes de que despierte la ciudad. Ya no quedaban gorrinos, como me confirmó el artista poco después. A las pocas horas de haberlos 'soltado' el día anterior "habían volado". ¡Qué chasco!
Ocho horas después del madrugón empecé a encontrar en el suelo el rastro de otro tipo de puercos. Cáscaras de pipas, colillas, latas de cerveza, tiques de la compra, envoltorios de chucherías o restos de naranjas. Por no hablar de escupitajos, papel de chocolatina, paquetes de tabaco, pañuelos desechables, cacas de perros, tapones de bebidas, tetrabricks pisoteados, o hasta el calcetín perdido de un bebé.
"Si cada uno limpia su acera, la calle estará limpia" (Goethe). Todos deberíamos reflexionar sobre ello. Pensar en los demás. Manos limpias.
Ana Mencos siempre defiende respecto a la limpieza en las aceras que somos muy egoístas y que al menos la gente debería pensar antes de escupir o dejar las cacas de los perros en una esquina en quiénes no tienen más remedio que desplazarse por las calles empujando con sus manos las ruedas de una silla. No es agradable. Lo saben quiénes alguna vez se rompieron el fémur. Hecho que no deseo a nadie.
No es normal que se amontonen los desechos junto a una papelera vacía. A 'Harry, el sucio' (Clint Eastwood) siempre le encargaban los trabajos más desagradables. Como a las empresas que limpian nuestras calles y hacen posible que amanezcan relucientes. Ya lo cantaba Bony Tyler: "It’s a dirty job but somebody’s gotta do it" (es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo).
Decía Anne Robert Jacques Turgot que "el principio de la educación es predicar con el ejemplo". Apliquémonos el cuento. Eduardo Osborne comentaba hace años que no enviaba a los niños a Inglaterra para que aprendiesen inglés, sino "para que por lo menos aprendan a hablar bajito".
Así lo recogió en uno de sus artículos el amigo Burgos (como él mismo llamaba a quiénes se comunicaban con él vía correo electrónico). Al final se trata de eso, de educación y civismo. De dar ejemplo. No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia, recordaba el otro día conversando con Pachi Bores sobre limpieza y educación.
"Si la toalla está sucia es que no te has duchado bien. La toalla siempre debe permanecer limpia", destacaba. Sentido común siempre. Qué bonito poder volver a unir de nuevo casi quince años después a quienes siempre caminaban juntos, aunque solo sea en un párrafo de apenas las mismas líneas. Privilegio de columnista.
Educación. "La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón" (Howard G. Hendricks). La gran exposición 'De corazón' se celebrará el próximo fin de semana (8, 9 y 10 de marzo) en el claustro central del convento de San Leandro.
Será la primera vez que Jonzioman venda al público alguna de sus obras. Además, con un fin solidario. Ojalá su venta sea tan rápida como la desaparición de los cerdos de las calles. El artista ya está maquinando una nueva acción en Sevilla para la próxima Semana Santa.