Un sevillano tenía en su casa cerca de 200 piezas arqueológicas que había conseguido de expolios a yacimientos. Las vendía por Internet y, gracias a eso, la Policía Nacional ha podido detenerle y requisarle las antigüedades.
Entre el catálogo que manejaba el vecino de Sevilla había un candil medieval islámico de bronce datado entre el siglo IX y el XIII. Pero también tenía en su casa y a la venta a través de redes sociales, objetos prehistóricos o romanos.
La investigación, señala la Policía Nacional, ha contado con la colaboración del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), que ha inspeccionado las piezas y las custodia tras su intervención.
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La investigación se inició cuando se detectó que había un perfil en redes sociales que vendía objetos arqueológicos. Sin embargo, se trataba de objetos que no venían del mercado ordinario sino de expolio de yacimientos "o del tráfico ilícito de bienes culturales".
Durante "años"
Al investigar a la persona que publicaba los anuncios, se dieron cuenta de que el hombre no vendía de forma circunstancial algunos objetos. Tenía una amplia carrera en el comercio de objetos históricos de Sevilla "a los largo de varios años".
Tras localizar la vivienda del hombre, se procedió al registro de su casa. Allí se encontraron "piezas prehistóricas como núcleos y láminas de sílex, objetos prerromanos y romanos, como fíbulas, materiales medievales, como broches de cinturón y objetos modernos, como monedas".
El hombre, señala la Policía, se valía de detectores de metal, con los que hallaba las piezas. Algunos de los restos arqueológicos, añaden fuentes de la investigación, aún tenían restos de tierra de los yacimientos donde se habían extraído.
Ajuar doméstico medieval
"Las piezas recuperadas son todas auténticas, destacando entre ellas, por su singularidad y su buen estado de conservación, el candil de piquera, medieval islámico, datado entre mediados del siglo IX y mediados del siglo XIII, que habría formado parte del ajuar doméstico de una casa hispanomusulmana de clase acomodada", indican los investigadores.
Además del daño al patrimonio que supone este mercadeo de antigüedades, la Policía Nacional destaca que la extracción de las piezas "sin metodología arqueológica" supone "supone una importante pérdida de información relativa tanto a las piezas como a los yacimientos de procedencia".
"Pérdida irreparable"
Esto es así porque "impide el proceso de documentación científica de los mismos y en definitiva una pérdida irreparable para nuestro patrimonio cultural".
Los efectos intervenidos son un conjunto de bifaces, integrado por veinte piezas, conjunto de anillas, pasadores, agujas, hebillas, monedas, puntas de flecha, hachas, apliques de sítula romanos y aes romanos.
También hay un conjunto de pesas de telar y fusayolas íberas y de la edad de bronce, trece piezas, conjunto de siete monedas de diferentes épocas (musulmana, moderna), fragmento de ánfora medieval, dos platos de cerámica, un bifaz y hebillas bizantinas.