Contribuir a solucionar el problema de los botellones en Heliópolis los días de partido es uno de los objetivos del Betis en el diseño de su nuevo estadio. Así lo han transmitido desde la entidad, que ya tuvo en mente este factor en los inicios del proyecto.
Ahora, el proceso se encuentra en fase de diálogo con los vecinos. En la mayoría de las reuniones han confirmado el botellón como una de sus principales preocupaciones, algo que el proyecto tiene en cuenta.
El plan del club pasa por ofrecer dentro del estadio tres zonas de restauración. Estarán adaptadas a los distintos perfiles de aficionados. La idea, cuentan desde la entidad, es que el aficionado pueda pasar en ellas las horas previas al partido e incluso las posteriores, especialmente en los encuentros que se disputen antes de las 21:00.
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Para ello, el club acercará los tornos de acceso a la grada. Estos abren una hora y media antes del pitido inicial. No se puede vender alcohol a partir de ahí, por la normativa de espectáculos deportivos vigente en España.
Mientras, alrededor del espacio puramente deportivo, el estadio contará con un anillo en el que podrán disfrutar los aficionados en los prolegómenos del encuentro e incluso más allá.
De hecho, el estadio estará abierto durante el resto de días del año e incluso puede ser un espacio para acoger aficionados en los partidos fuera de casa.
Habrá menos puertas de acceso al recinto, pero más tornos. Así, los usuarios podrán entrar en él por cualquiera de ellas, hacer uso de las zonas de restauración durante las horas previas y llegar por este anillo al torno más cercano a su asiento.
Según apuntan desde el club, la oferta será variada. Contará con bares deportivos, con pantallas donde seguir el resto de la jornada y espacios de restauración adaptados a todos los públicos, también a los más jóvenes, quienes suelen hacer botellón.
Oferta escasa
En sus estudios previos, el club detectó que el aficionado disponía de una oferta escasa de restauración en el entorno. Así, la resolución de este problema estuvo desde el inicio en la concepción del estadio, un proyecto de ciudad, tal como lo definen.
Desde el club pretenden que el estadio acoja a toda la gente durante esa previa y deje de ocupar espacios en la calle. Las aglomeraciones son habituales no solo en los botellones, sino también en los escasos bares de la zona.
En anteriores años los botellones se concentraban en la calle Tajo. La Policía vetó esa zona y muchos aficionados se trasladaron al Parque Guadaíra, causando destrozos. Por ello, el club propuso que ese público se desplazara al antiguo terreno de las caracolas de los Bermejales, junto a la Ciudad Deportiva. Anteriormente era utilizada para aparcamientos.
Desde el club admiten que es complicado solventar por completo un problema que es objeto de precoupación de los vecinos. No obstante, esperan erradicarlo en su mayoría con esta nueva oferta en las depedencias del estadio. Para ello, según dicen, será crucial, plantear precios asequibles.
Problemas de movilidad
Los partidos también generan problemas de movilidad en la zona. Provocan atascos kilométricos y déficit de aparcamiento. También son motivo de preocupación para los vecinos.
Desde el club esperan que las zonas de restauración contribuyan en parte a mitigar este incoveniente. En partidos a las 21:00 será más complicado, pues la mayoría del público volverá a casa.
No obstante, según prevén, en el resto, la oferta disponible escalonará la marcha de los aficionados. Tendrán la opción de quedarse en el entorno del estadio. Este factor reduciría el impacto de los atascos.
Respecto a los aparcamientos, en el edificio anexo se construirán dos plantas soterradas de aparcamiento con capacidad para 400 plazas. En total, junto a las que dispondrá el estadio, podrán dar cabida a 800 vehículos.
En cualquier caso, tal como argumentan, desde la dirección de la entidad, la solución a ese problema debe venir desde el transporte público y esperan que la llegada del metro a la zona pueda contribuir.
Así, han estimado algunas de las alegaciones de los vecinos, entre ellas la del uso de la explanada de la Feria y ubicar allí lanzaderas gratuitas para llegar al Benito Villamarín. Paralelamente, el club buscará bolsas de aparcamiento similares, no necesariamente cerca del estadio.
Este es uno de los principales problemas a lo que el club pretende dar respuesta, ya que estima que más de la mitad de sus abonados acceden al estadio desde fuera de la ciudad.
De todos modos, en el Betis aseguran que al no ampliar el aforo, el nuevo Benito Villamarín no supondrá un mayor impacto en cuanto a la llegada de vehículos a la zona. De todos modos, se comprometen a buscar soluciones de movilidad.
Espacio liberado
El club verdiblanco también eliminará las vallas que rodean al recinto. Así liberará un espacio de 2.500 metros cuadrados, que estarán a disposición de la ciudadanía. Ahí estará ubicada la entrada al museo y al tour, con el que pretenden atraer un turismo de calidad y de poco impacto para los vecinos.
Por su parte, en la explanada anexa se construirá un hotel y se trabaja en otros espacios relacionados con la salud y el deporte. Se han descartado las oficinas y el centro comercial, aunque abren la puerta a que exista algún local de restauración complementario con la oferta del estadio.
Adelantan además, que la calle Doctor Fleming, en la que se ubica la parcela, será peatonal.
En el convenio firmado con el Ayuntamiento en 2002, el Betis se comprometió a ceder 3.000 metros cuadrados de equipamientos públicos. En un principio, se ubicaría todo en esta parcela, pero tras las alegaciones de los vecinos, se contempla su distribución por otras zonas del distrito.