La restauración del ábside y el retablo mayor de la Iglesia de Santa María La Blanca ha permitido revelar los últimos restos de la antigua sinagoga, que datan del siglo XIV, Fue la época en la que el espacio afrontó una remodelación para pasar de ser mezquita a templo judío.
En concreto, tal como ha indicado José Antonio Valiente, el arqueólogo responsable de esta intervención, se ha descubierto parte de lo que era el Hejal.
Este era el espacio donde se guardaban los libros sagrados de la Torá y los elementos litúrgicos, según la tradición ortodoxa judía.
Se encontraba justo detrás del retablo mayor, que está en plena restauración en las mismas dependencias de la Iglesia. La necesidad de desmontarlo para readaptar el muro de carga trasero a sus necesidades ha permitido descubrir estos restos.
El muro trasero del ábside era el cierre del Hejal, tal como han documentado los arqueológos que trabajan en Santa María la Blanca.
En la parte central, abierta en su frente, todavía quedan los restos de tres hornacinas de 79 centímetros de ancho, 46.5 centímetros de fondo y unos 1.15 metros de alto. En ellas se colocaban los elementos litúrgicos.
Por su parte, en el muro lateral derecho, orientado al este, donde se encuentra Jerusalén, se colocaban los libros sagrados de la Torá, tal como marca la tradición judía.
Es lo único que queda visible de la sinagoga del siglo XII. Se conservan todavía algunos muros de la antigua construcción, pero están ocultos bajo la actual infraestructura.
Los restos del Hejal volverán a quedar ocultos próximamente. En julio concluirán los trabajos, pero en las próximas semanas volverá a colocarse en este espacio el retablo mayor. Recuperará el esplendor que le dio Martín Moreno en 1658 para volver a presidir el templo.