Sevilla

La restauración de la Iglesia de Santa María la Blanca comenzó el pasado mes de noviembre y afronta su fase final. Ahora presenta una imagen única, “nunca vista desde hace 350 años y que nunca se va a volver a ver”.

Así lo explica José María Rincón, el arquitecto responsable del proyecto. Se ha centrado en una zona de la iglesia donde nunca se había intervenido, actuando sobre el inmueble, “la parte del edificio oculta por detrás del retablo mayor”.

Por otro lado, también se ha actuado en el mueble, el propio retablo mayor, joya del barroco tallada por Martín Moreno en 1658. Durante estos meses ha sido desmontado y los trabajos de restauración pueden contemplarse en la misma iglesia. Los profesionales trabajan a la vista de todos los visitantes.

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Existía la necesidad de intervenir en esta zona del edificio. La estructura que portaba el retablo mayor era un “sistema de estructuras murarios que fue complementándose a lo largo de 350 años con apoyos puntuales”. Se estaba deteriorando y había iniciado un movimiento de “desplome y vuelco hacia la cara trasera del retablo mayor”.

El paso del tiempo y el agotamiento de los materiales estaba causando estragos. La zona era de muy difícil acceso y no permitía una “conservación sistemática”. Desmontar el retablo era la única solución, lo que ha presentado una “oportunidad única”.

El retablo, "pieza a pieza"

Así, durante estos meses el retablo ha podido verse “pieza a pieza” por toda la nave central. “Decidimos no trasladarlo para no cambiar sus condiciones atmosféricas e hidrotérmicas y que se ejecute la restauración a la vista de todos con el interés patrimonial que eso genera”, ha subrayado Rincón.

Trabajos de restauración del retablo en el interior de Santa María la Blanca. E. E. Sevilla

Mientras tanto, se ha consolidado y restaurado la estructura muraria posterior. Ahora, se “está montando una estructura de aluminio, muy ligera para sostener el futuro retablo”. Pronto se comenzará a colocar. Los trabajos finalizarán al completo en julio.

Columnas salomónicas del retablo mayor de Santa María la Blanca en restauración. E. E. Sevilla

Así, el espacio que queda por detrás del retablo puede verse por primera vez desde el siglo XVII, la época en la que se produjo la transformación barroca del templo desarrollada por Justino de Neve. De este periodo procede la configuración actual de la Capilla Mayor.

Nuevos restos de la sinagoga

Más allá de su valor patrimonial, la oportunidad también ha sido única desde el punto de vista arqueológico. Ha dejado al descubierto lo que era el Hejal de la antigua sinagoga, confirmando las hipótesis de los estudios realizados por Óscar Gil.

El retablo mayor había tapado este espacio destinado a albergar los libros sagrados de la Torá y el resto de elementos litúrgicos de la comunidad de fieles. Tal como lo ha definido el arqueólogo José Antonio Valiente, estaba configurado como el “sanctasanctorum” del templo judío.

Restos del Hejal de la antigua sinagoga. E. E. Sevilla

Se construyó en la segunda mitad del siglo XIV, justo cuando se hizo una remodelación y ampliación del inmueble para pasar de su configuración original de mezquita a sinagoga.

El muro de cierre, de 96 centímetros, todavía presenta parte las tres hornacinas en las que se alojaban los elementos litúrgicos. A la derecha se abre otro muro orientado hacia Jerusalén, donde estaban los libros de la Torá.

“Tenía una decoración muy profusa”, de la que no se conserva nada. “A partir de 1391 cuando se asalta la Judería, deja de ser sinagoga y pasa a ser iglesia. En ese momento, al tener la misma orientación que cualquier iglesia cristiana, la parte del Hejal se convierte en presbiterio, colocándose la mesa del altar y el retablo mayor”, explica.

Desde ese momento, empezó a desmontarse toda la huella del edificio judío. Las hornacinas del muro empiezan a destruirse para colocar el retablo mayor. Después, en el siglo XVII se abrió la parte trasera. “Con la necesidad de construir el camarín de la virgen, compraron los inmuebles de atrás para darle profundidad al muro y generar la configuración estética actual”, detalla.

Descubrimiento "sorpresa"

El descubrimiento de las hornacinas, “muy retocadas” ha sido una “sorpresa” para los arqueólogos. “A priori, pensábamos que era un muro levantado para poder colocar el altar mayor, pero estaba amortizando una estructura preexistente”, destaca José Antonio Valiente.

De esta manera, la necesidad de reforzar la estructura que sostenía el retablo mayor ha facilitado un segundo objetivo, el de documentar la configuración completa de la sinagoga.

Los últimos restos del templo judío podrán verse durante pocas semanas en Santa María La Blanca. Los trabajos de restauración en el retablo mayor están finalizando y pronto volverán a ocupar su ubicación original, volviendo a tapar el Hejal del templo judío.

Imagen panorámica de la nave central de Santa María la Blanca. E. E. Sevilla

Se prevé que la intervención al completo, financiada por la Junta de Andalucía, esté finalizada aproximadamente en el mes de julio. El coste de la restauración en el inmueble ha sido de 87.000 euros, mientras que la del retablo mayor ha ascendido a 90.000 euros.