El Juzgado de Instrucción ha sobreseído el caso de presunta violación del jugador del Betis William Carvalho. De esta forma, el futbolista queda libre, tras haber sido acusado por una joven de unas supuestas relaciones sexuales no consentidas a las que el juez no da credibilidad.
Los hechos, cabe recordar, ocurrieron en agosto del año pasado cuando la joven junto a una amiga, viajó a Sevilla. En la capital andaluza se citó con el bético, con quien ya habría mantenido relaciones en Ibiza, donde se habían conocido en primer lugar.
En Sevilla salieron a cenar y, de madrugada, se marcharon a un hotel a mantener relaciones sexuales. La mujer señaló que no fueron consentidas. El jugador del Betis, que sí lo fueron. Ahora el juez le da la razón a Carvalho y cierra la causa.
Cuando se llamó a declarar al jugador de fútbol ya se adivinaba que podía ser este el resultado. Porque entonces el juez no dictó ningún tipo de orden preventiva contra el futbolista. Ni retirada del pasaporte ni obligación de acudir a los juzgados aun cuando, por su profesión y nacionalidad, el riesgo de fuga podía ser alto.
Sea como fuere, el juez de instrucción ha determinado que no hay "sospechas suficientes de comisión de delito" por parte del investigado, añadiendo que "ni los hechos anteriores, ni los coetáneos, ni los posteriores" a que ambos estuvieran en dicha habitación "fundamentan la versión de que se produjo una relación" que no fuera consentida.
Antes y después del encuentro
A la luz de lo que hicieron el futbolista y la mujer antes, durante y después de las relaciones sexuales en el hotel donde intimaron, ambos "se conocían y ya habían tenido relaciones", indica la juez.
Desde ese momento, añade, mantienen contacto por mensajes de móvil y llamadas. Incluso videollamadas, añade. De hecho, acuerdan pasar unos días juntos en Sevilla el bético se hace cargo de los billetes de avión y el alojamiento de la joven.
El futbolista la recogió en el aeropuerto y, seguidamente, ambos llegaron juntos al hotel donde se alojaría, subieron a la habitación y quedaron con posterioridad para cenar.
"Todo indica que el plan es pasar unos días juntos", subraya la magistrada, que analiza a continuación la segunda fase de los hechos, cuando ambos acudieron a un restaurante para cenar en un reservado en compañía de un amigo del investigado y, posteriormente, a un local cercano, donde la joven ingirió alcohol.
No iba ebria
Luego se marcharon al hotel, donde llegaron "en actitud completamente normal, sin que se aprecie ninguna circunstancia fuera de lo común o extraordinaria relevante", caminando la denunciante "de manera inequívocamente rectilínea".
"Es decir, no hay señales de que la denunciante estuviera afectada en sus capacidades por el consumo de alcohol que se había producido horas antes", pone de manifiesto la magistrada. "Accedió a la habitación con el investigado sin oposición alguna y sin dar muestras de afectación", apostilla.
A la mañana siguiente, abunda la juez, la mujer no indicó a nadie que hubiese sido víctima de un abuso sexual. Tampoco al jugador de fútbol. Incluso "se infiere que tenía interés por verlo en todos los contactos posteriores que, vía WhatsApp, mantuvo con el investigado", pidiéndole que cambiara el billete para retrasar la vuelta.
"Al comprobar la falta de interés del investigado en volver a verla, le comunicó su malestar y decidió después, a su llegada a Ibiza, denunciar los hechos", señala la magistrada.