Sevilla

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, presentó los presupuestos de la ciudad para 2024 el 13 de noviembre del año pasado. Esta semana, ocho meses después, los ha conseguido aprobar de forme preliminar. Pero pasará un poco más de tiempo hasta que entren en vigor. Un 'embarazo' que ha terminado con una estrategia arriesgada pero exitosa que el PP va a exportar al resto de España. 

En estos más de ocho meses ha pasado de todo: se ha negociado; se han prorrogado las cuentas de 2023; se han llevado a Pleno incontables modificaciones para mantener la ciudad funcionando... "La oposición ha bloqueado las cuentas, pero no Sevilla", señalan fuentes del Gobierno municipal. 

En noviembre un Sanz aún con confianza en poder negociar con algún grupo político las cuentas iniciaba lo que fue el mantra de todo este proceso: "Pido a la oposición responsabilidad y poner a Sevilla por encima de los intereses partidistas". 

Esa idea la inició Sanz y la sostuvo el delegado de Hacienda, Juan Bueno, que es quien se ha fajado en las reuniones con PSOE, Vox y Podemos-IU. Pero no caló. De hecho, el Pleno no llegó a ir a Pleno a primeros de año. No se votó en contra. Tampoco a favor. De hecho, las cuentas nunca se votarían y, pese a todo, estarán aprobadas en agosto. 

¿Cómo es esto? Porque el Gobierno de Sanz encontró una vía arriesgada, pero que ha resultado ser un éxito. La estrategia le podía haber costado al Alcaldía al PP. Pero, al contrario, ha afianzado al primer edil quien, ahora sí, podrá poner en marcha su proyecto de ciudad. 

Cuestión de confianza

La estrategia pasaba por presentar primero una cuestión de confianza. Si fracasaba -como pasó-, se retaba a la oposición a que presentase una moción de censura. Ahí estaba la clave. 

Esa moción de censura estaba ligada a las cuentas de la ciudad. Si fracasaba, quedaban aprobadas de forma automática. Es lo que ha sucedido. ¿Y si triunfaba? Sanz perdía la Alcaldía. Todo o nada. 

En realidad, la apuesta no era tan extrema. Porque desde el equipo de Sanz eran conscientes de que la moción exitosa debía pasar por un pacto de los tres grupos de la oposición: PSOE, Vox y Podemos-IU. No valía la izquierda sola (eso sí habría sido un riesgo alto). Ni Vox en solitario. Los tres a la vez. Y ahí no había espacio de acuerdo. 

De esta forma, Sanz tiene ya cuentas. Un total de 1.031 millones de euros, un 5 por ciento más que el año anterior. Un Presupuesto expansivo que pone el acento en la limpieza y la seguridad, además de en el arreglo de calles, del Lope de Vega, de los puentes o los colegios. 

La 'Vía Sanz'

La estrategia de Sanz, en todo caso, tiene el visto bueno del PP nacional. Tanto es así que el vicesecretario de política territorial, Elías Bendodo, aseguró este miércoles pasado que van a exportar la fórmula a otros ayuntamientos de España donde gobiernan y tienen también las cuentas bloqueadas por la oposición. 

La 'Vía Sanz', que fuerza la aprobación de los Presupuestos, será desde ahora el camino para muchos primeros ediles del PP a lo largo de España. Sin embargo, la idea original no es sevillana sino catalana. 

Porque esta forma de garantizarse las cuentas pese a gobernar en minoría, en realidad la estrenó el alcalde de Barcelona, Collboni. Fue él el primero que, con una mayoría más justa que Sanz, ideó este sistema para poner contra las cuerdas a la oposición. 

Catalán o sevillano, el invento funciona. Y eso augura que se use más en el futuro. Aunque requiere de unas condiciones concretas: un Gobierno en minoría con una oposición tan dividida que no haya opción de acuerdo o de Ejecutivo alternativo. Con esos mimbres se puede hacer el cesto. Con otros, es muy arriesgado.