Sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en Granada.

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Sevilla

Le pillan con un boli pistola listo para disparar, cocaína y hachís, pero asegura que se lo guardaba a un amigo

El hombre, vecino de Alcalá de Guadaira, ha sido condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), vendió droga al menos once veces. 

16 julio, 2024 10:43
Sevilla

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado la pena de cárcel contra un vecino de Alcalá de Guadaira, en Sevilla, por venta de droga y tenencia ilícita de armas. La pistola en cuestión, señala la sentencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, es un boli modificado que puede disparar. 

Lo curioso del caso es que el hombre, condenado en la instancia inferior, había recurrido ante el TSJA la pena de cárcel por narcotráfico y tenencia de la pistola. Alegó que tanto el hachís como la cocaína que encontraron en su casa era de una tercera persona y se la estaba guardando. 

Lo mismo explicó sobre el boli pistola: aseguró que se lo estaba guardando a un conocido. Negó que fuese suya. Sin embargo, el TSJA ha desestimado por poco creíble sus excusas y ha confirmado la pena de cárcel de cuatro años y medio de prisión. 

El condenado, que ya tenía una sentencia previa por venta de droga en Francia, se instaló en un domicilio de Alcalá de Guadaira. Desde allí, recoge el escrito del juez, vendía cocaína y hachís. 

La sentencia señala que, ante la sospecha de que este hombre podía estar vendiendo droga desde su domicilio, se instaló un dispositivo de vigilancia. Así, se constataron hasta once operaciones de compraventa de cocaína y hachís de diversos clientes. 

Droga y un arma

Cuando se hubo comprobado que el condenado vendía droga, se procedió a entrar en su domicilio. Allí quedaron más que resueltas las posibles dudas sobre lo que pasaba en el piso. Había instrumentos de pesado de droga, hachís y cocaína lista para su venta.

Pero, además, los agentes encontraron un bolígrafo pistola listo para disparar. El condenado tenía hasta munición lista para cargar el arma si fuese necesario. Aunque el hombre aseguró que la pistola no era suya, el juez entiende que, al tenerla en la mesilla de noche, donde además guardaba las balas, es poco creíble que se la estuviese guardando a nadie.