Sevilla

La Fiscalía pide 29 años de cárcel para el hombre que asesinó en 2022 a su mujer mediante asfixia y que luego, presuntamente, ocultó el cadáver entre unos juncos en el tramo del río Guadalquivir correspondiente al barrio sevillano de San Jerónimo. Este individuo ya había cumplido una orden de alejamiento en 2020 tras golpear en un locutorio a esta misma víctima. Será juzgado a partir del 20 de septiembre.

Se enfrenta 25 años por un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y de género; tres años de cárcel por un delito continuado de estafa y un año de prisión por un delito de lesiones en el ámbito de la violencia sobre la mujer con la agravante de reincidencia.

Se trata de Alfredo G.C, un hombre de nacionalidad boliviana -al igual que su pareja- que compartía un piso en la capital hispalense con la víctima. El móvil según los investigadores fueron los celos hacia la mujer, de 51 años a la fecha de los hechos, tras descubrir varios 'chupetones' en el cuello de esta.

Además, el presunto asesino, de 50 años cuando tuvieron lugar estos hechos, también estaría motivado por un móvil económico, pues era conocedor de que su pareja tenía 32.000 euros ahorrados -de trabajar como cuidadora interna-.

De hecho, este fue el motivo del delito que separaría a ambos durante dos años, tras la orden de alejamiento que se le impuso a Alfredo. Este había pedido dinero a su mujer tras la llegada de esta al piso que ambos compartían, ella se lo negó y huyó del domicilio, cuando Alfredo la persiguió y la acorraló en un locutorio, proporcionándole dos bofetadas en la cara.

Tras este periodo de tiempo en que la pareja dejó la relación, volvieron a unirse y, desde febrero de 2022 en que la fallecida dejó de trabajar como interna en un domicilio y comenzó a prestar servicios como externa por horas, reanudaron la convivencia en la misma habitación alquilada.

Los hechos

El 24 de abril de 2022, cuando ambos se encontraban en el salón de la vivienda compartida junto a otros amigos bebiendo y bailando, Alfredo vio algo que le enfureció, varios chupetones en el cuello de su pareja. Ante esto, la víctima dijo que "era muy viejo y aburrido y que prefería estar" con un varón "con el que había pasado la noche y el día anterior". 

Según la Fiscalía, tras estas declaraciones, el presunto autor de los hechos se lanzó minutos después a por su mujer y tuvieron que frenarlo los amigos de ambos. Se fue de la vivienda, pero al tiempo regresó y nada más verlo, la víctima "se introdujo en estado ebrio en su dormitorio y cerró la puerta, quedándose el acusado junto con los invitados en el salón", señalando que, pasado un rato, y una vez que todos los amigos se habían quedado dormidos en el salón, el acusado se introdujo en el dormitorio que compartía con la víctima y "aprovechando la situación de indefensión que aquella presentaba al encontrarse sus capacidades psicofísicas afectadas por el abundante alcohol ingerido y que estaba desprevenida, se colocó encima de ella con objeto de darle muerte".

Así, y según el relato del fiscal, el acusado, que se encuentra en prisión provisional por estos hechos, la inmovilizó "al aplastarle pecho y tórax con el peso de su propio cuerpo, al tiempo que le sujetaba fuertemente el cuello para evitar que se moviese y le taponaba las vías respiratorias, bien con la mano o con la almohada", todo ello hasta que la mujer falleció por asfixia.

Seguidamente, "y a fin de eliminar cualquier vestigio biológico que pudiera asociarlo a lo acontecido", el acusado "empaquetó el cuerpo sin vida" de su pareja sentimental.

Tiró el cuerpo al río

Sobre las 10,00 horas del día 25 de abril, el encausado echó a todos sus invitados de la vivienda "bajo el pretexto de que quería hablar a solas" con la víctima, de forma que "se fue deshaciendo a lo largo del día de todas sus pertenencias, tirándolas a diferentes contenedores de basura", tras lo que, sobre las 23,30 horas de ese mismo día, y sirviéndose de una carretilla, "trasladó el cadáver y lo arrojó en la orilla del río Guadalquivir, pasado el Puente del Alamillo, oculto entre matorrales".

La Fiscalía precisa que el cadáver permaneció en dicho lugar hasta el día 21 de junio de 2022, cuando el acusado, tras ser detenido, reveló su ubicación.

El investigado, además, y "guiado del ánimo de ilícito beneficio", se apropió de la tarjeta bancaria de la fallecida y, siendo conocedor del PIN de la misma por habérselo facilitado ella en ocasiones anteriores, se dirigió a varios cajeros automáticos de los que extrajo distintas cantidades de dinero, apoderándose de un total de 8.140 euros de la cuenta de su pareja.

Entretanto, el acusado, "a fin de apartar cualquier sospecha que pudiera asociarlo a la muerte, fue difundiendo entre los amigos y allegados" que la víctima "se había marchado voluntariamente con otro varón y fingió conexiones de la misma a las redes sociales Facebook y Messenger", sostiene el Ministerio Público, quien concluye que el acusado y la fallecida "estaban ligados de forma estable por relación de afectividad análoga a la matrimonial".