Huelva

Venir a Huelva cada año a cubrir su feria taurina es como déjà vu. Te encuentras a la misma gente y a esos buenos aficionados con más canas en la cabeza y en el alma, pero con las mismas ganas de que los toreros triunfen en su plaza.

Y eso ha hecho precisamente esta tarde el novillero Javier Zulueta, que ha perfumado de sevillanía el coso mercedario por su buen y artístico concepto y por la letalidad de su espada. La huelvanía ha llegado de la mano del otro condimento fundamental para una tarde de triunfo, una brava novillada del ganadero onubense José Luis Pereda y empresario de la plaza.

Sin duda, el mejor homenaje que se ha podido llevar Pepe Luis Vázquez, recientemente fallecido, 40 años después de que fuera uno de los protagonistas, junto a Curro Romero y Manuel Báez Litri, en su reinauguración tras la bendita locura de José Luis Pereda padre.

Ayer, en el primer festejo sin caballo del ciclo, se guardó un minuto de silencio en su memoria y en la de Paco Camino, también fallecido recientemente. 

Zulueta, envuelto en un gran ambiente, le mojó la oreja a sus dos rivales puntuando en el marcador. Dos novilleros de la tierra, como son Enrique Toro y Carlos Tirado, que necesitan más novilladas en sus respectivos esportones aunque a Tirado, de Ayamonte, se le ve muy buen aire.

El sevillano va a completar la temporada con más de una treintena de festejos en las espaldas y eso se nota, sobre todo, a la hora de acertar con los aceros, con el que también se corta las orejas. En eso Zulueta en Huelva ha sido un cañón.

Dos orejas al cuarto

Lo mejor llegó con el cuarto le cortó las dos orejas tras una maciza faena, sobre todo por el pitón derecho. Muy despacio lo meció con el capote por verónicas a un novillo del hierro de Pereda que se entregó desde el principio humillando y con mucha clase.

Ya con la muleta, hilvanó la faena fue muy ligada, con mucha pureza y varios muletazos por ese pitón derecho fueron al ralentí hasta el final de la cadera. El espadazo tumbó al animal y volaron los pañuelos.

Acertada fue la decisión del presidente Juan León en la tarde de su despedida tras 15 años presidiendo esta feria. Al primero le cortó otra, un utrero que sacó fondo en la muleta y permitió al sevillano gustarse al natural y con mucha templaza.

Enrique Toro lidió en primer lugar a DosJaleos, un novillo de gran clase y bravura de José Luis Pereda, sobre todo en las primeras tandas por el derecho, por abajo y ligazón, aunque al trasteo le faltó continuidad sobre todo también por la exigencia del bravo animal que embestía con todo. Pero ese todo precisamente se emborronó con la espada.

Al igual que el quinto, que puso en apuros al picador Manuel Jesús Ruiz, Espartaco, y al banderillero Manuel Jesús, El López, y que acusó en la muleta la desordenada lidia que había recibido previamente porque cuando topó con la franela echó el frenó. La espada tampoco entró esta vez. 

Sorprendió el buen concepto y oficio de Carlos Tirado, novillero de Ayamonte, que también debutaba en esta novillada. Sin perder las formas ante un novillo con menos estilo, se creció ante el sexto, un mansito que al final sacó raza y casta que le permitió ejecutar algunos muletazos con mucha verdad.

Siempre es una alegría que en las ferias taurinas se incluya una novillada, sobre todo si embiste como la de Pereda, porque permite a la savia nueva abrirse paso. Pero también por el público que arrastra, esos niños y esa juventud que tanto necesita la Fiesta y que a su salida comentaban el triunfo de Morante, Luque y Juan Ortega en Azpeitia con mucha alegría, sobre todo porque torean en el coso de la Merced en los próximos días.