El torero Juan Ortega realiza un cambio de mano en la Merced tras una faena artista.

El torero Juan Ortega realiza un cambio de mano en la Merced tras una faena artista. Toros Pereda/Antonio del Carmen

Sevilla

Juan Ortega acaricia el toreo con cinco muletazos en Huelva y Roca Rey revoluciona los tendidos y la taquilla

Talavante cortó una oreja al mejor toro de la tarde tras dos avisos de una corrida de Juan Pedro Domecq, que fue exigente aunque sin entrega.

4 agosto, 2024 01:06

No se colgó la tablilla de 'No hay billetes', pero faltó poco. El cartel -y el 40 aniversario de la plaza de toros de La Merced- lo merecía con Alejandro Talavante, Juan Ortega y Roca Rey, el torero que más tira de la taquilla en la actualidad.

Aunque Ortega también colaboró en este lleno con muchos partidarios de Sevilla que disfrutan estos días en las playas onubenses, a la salida se escuchaban acentos variados y la piel colorada del sol se dejaba notar.

Y aunque la corrida de Juan Pedro Domecq no pasará a la historia por su entrega, sí quizás por su presentación ni por encima ni por debajo, estos no salieron decepcionados de La Merced.

Ortega acarició el toreo con el manso segundo Roca Rey revolucionó los tendidos, además de la taquilla. Talavante fue más bien el convidado de piedra que se llevó el mejor toro y cuya faena tampoco pasará a la historia.

Los que sí pueden pasar, o al menos los aficionados los recordarán, fueron los cinco muletazos sueltos que Juan Ortega le robó literalmente a ese segundo, un manso de libro que huyó cuatro veces del caballo, que fueron auténticos carteles de toros. Da gusto verlo. El público protestó al animal de salida, pero por manso no se puede devolver a un toro.

Ante la papeleta, Ortega comenzó encelándolo con elegantes derechazos con una rodilla en tierra en los medios y como está en un momento que le pega pases a una mosca, todo lo que le hizo con la cadencia de sus muñecas, con un temple exquisito y su cintura fue una delicia porque más que torear, acarició.

Desde los cambios de mano -uno fue eterno- a los derechazos sueltos y a los genuflexos finales aprovechando la inercia del animal. Todo se emborronó con la espada que no entró hasta en cuatro ocasiones, pero el público reconoció su labor y fue ovacionado.

Tampoco sirvió el quinto, un toro con la embestida muy desagradable que no le permitió el lucimiento y desarrolló peligro en algunas tandas al pararse a la mitad del viaje. Lo intentó Juan, esta vez la espada sí entró a la primera y cortó una oreja más bien de plaza de pueblo y no de segunda categoría como es Huelva.

Al igual que Talavante al cuarto tras dos avisos, dos. Ondulado fue el toro con más clase de la tarde. Comenzó por faroles el trasteo con el capote para acabar con ajustadas chicuelinas en los medios. El gran capote de briega de Javier Ambel le abrió los caminos al animal.

Ya con la muleta el toro derrochó clase y Talavante conectó pronto con el tendido con pases de pecho mirando al público, propios de la casa, pero en una faena algo desordenada y amontonada. Acabó con unas manoletinas finales, que precedieron una estocada casi entera. Ante la informalidad del que abrió plaza poco pudo hacer.

Roca Rey impuso su dominio en las dos faenas y dejó atrás el bache que pasó al comienzo de la temporada. Con el primero pisó terrenos comprometidos al final dejándoselo llegar hasta las taleguillas, después de intentar realizar un toreo de largo trazo. Una misión imposible porque el animal era muy deslucido y al tercer muletazo protestaba. La faena no apuntaba a las dos orejas, pero un entregado público convenció al palco.

El sexto de Juan Pedro Domecq se movió en el variado quite con el capote en la espalda que le hizo el peruano en los medios. Se lo brindó al fisioterapeuta de Coria del Río, José Antonio Salas, experto en devolverle una rápida movilidad a los toreros tras los percances. 

El animal se movió más en las primeras series, aunque le faltó mayor entrega, clase y humillación. Roca Rey impuso su dominio, intentando ligar los muletazos en redondo, pero de nuevo apostó por las cercanías, donde sabe que puede cortar las orejas.

Y así fue, se llevó otras dos tras la estocada. Lo que deja en evidencia, al menos en la tarde de hoy, que si entra la espada te llevas el premio independientemente de lo ocurrido en la faena. Habrá que hacérselo mirar porque matar es importante, pero no lo es todo. Que se lo digan a Morante...