Un grupo de sevillanos plantea llegar hasta el final y no descarta encadenarse a un arbol centenario, al que "vivo o muerto" quieren mantener como "emblema de la ciudad". Se trata del ficus de San Jacinto, cuya tala fue paralizada en 2022 por los tribunales. Dos años despúés agoniza mientras el Ayuntamiento espera un informe final para decidir qué hacer con él.
Este árbol de 111 años es para muchos sevillanos un símbolo de la ciudad. Ubicado en las dependencias de la Parroquia de San Jacinto, en pleno barrio de Triana, es objeto de disputas entre los vecinos y el Ayuntamiento desde 2022.
En aquel año, el Gobierno local, en manos del socialista Antonio Muñoz, autorizó la tala por parte de la Orden de los Dominicos, propietarios de la iglesia. Según avalaban sus informes, sus raíces afectaban a la estructura del templo. Además, sucesivas caídas de ramas se habían repetido en anteriores años y afectaban a la seguridad de la vía pública. Una de ellas, en 2021, provocó seis heridos.
Los operarios llegaron a proceder con la tala. No obstante, cuando ya estaba en marcha, la licencia concedida por el Ayuntamiento fue suspendida cautelarmente. Había sido recurrida por la Asociación de la Jardinería Andaluza (AMJA).
El proceso judicial se suspendió en 2022, ante la petición de las partes de buscar el acuerdo por vías extrajudiciales. En 2023, el Ayuntamiento, ya en manos del popular José Luis Sanz, anunció un acuerdo con la Orden de los Domínicos para hacerse cargo del mantenimiento del ficus y rechazar el apeo del árbol.
A la espera de un informe
Tras la aplicación de varios tratamientos específicos, este lunes el Ayuntamiento vinculaba el futuro del ficus a un informe, en vías finales. En base a las conclusiones decidirá las actuaciones sobre un árbol que tiene "necrosis, agrietamiento del tronco y de las raíces emergidas y presenta hongos".
Según apuntan, el intento de tala del 2022 "acabó con el 70 por ciento del árbol" y perdió toda su capacidad de "nutrirse, respirar y vivir".
Desde la Plataforma en defensa del Ficus de San Jacinto, creen que no se ha hecho lo suficiente por salvar el árbol y que únicamente se ha actuado justo cuando se han anunciado movilizaciones, como la concentración convocada para este martes.
"En la práctica no se ha hecho absolutamente nada. Y cuando decimos absolutamente nada es porque los cuidados que se tenían que haber prestado se han hecho tarde”, defiende David López, portavoz de la plataforma.
Asegura que en un año "nadie ha visto regar el árbol". Según denuncia, el párroco de la iglesia "nunca ha renunciado a salirse con la suya". De hecho, desde el seno de la plataforma, donde hay ingenieros agrónomos, biólogos y arquitectos, creen que hay un "acuerdo para dejar de morir el árbol".
"Lo queremos vivo o muerto"
"Ahora el árbol ni existe como tal, ni sabemos si se pudiera perpetuar mínimamente. Pero si no se pudiera, lo queremos vivo o muerto, como se ha conservado el árbol de Guernica, por ejemplo", explican.
"Si la ciudadanía se tiene que volver a encadenar al árbol, se va a volver a encadenar. La ciudadanía no va a consentir la tala", avisan.
El ficus se mantiene en la actualidad casi sin hojas y apenas tiene capacidad para hacer la fotosíntesis, que es lo que le mantiene la vida. Desde el Ayuntamiento informan que desde agosto de 2023 se han realizado tratamientos específicos, riego a demanda y ampliación del parterre, entre otras actuaciones.
"Observamos que la situación del árbol no avanza como quisiéramos por los daños producidos por el intento de tala de 2022 y vamos a esperar a las conclusiones del informe que está elaborando nuestro equipo técnico para decidir la actuaciones que se llevarán a cabo", apuntó Evelia Rincón, la concejala de Parques y Jardines.
Posibles soluciones
Así, desde la plataforma ya asumen la dificultad de mantener con vida el árbol y plantean el escenario de conservarlo aún muerto "con las medidas de seguridad que haya que adoptar", por ejemplo, añadiendo un soporte que refuerce su estructura o instalando una urna a su alrededor "para evitar la podredumbre de los restos".
Del mismo modo, plantean la posibilidad de "aplicar un tratamiento a la madera" para que perdure, tal como se hace en los muebles. Además, David recuerda que en el intento de tala del 2022 se retiraron ramas del árbol que han prosperado y que ahora podrían emplearse para plantar un nuevo ficus.
"El árbol va a permanecer allí vivo o muerto", sentencian desde la plataforma, que planea la convocatoria de una concentración más numerosa durante el mes de septiembre a la espera del informe que dictará el futuro de un árbol que agoniza.