Sevilla

Pedro Mena es arquitecto y profesor universitario. Imparte docencia en la Texas Tech University aunque lo hace en Sevilla. Aquí recibe a los estudiantes, en la ciudad que, además, es la base de su investigación doctoral.

Acaba de publicar un libro -en parte, el contenido de su tesis- que trata sobre los espacios públicos de Sevilla. Se titula 'Una arquitectura del perímetro', editado por la Diputación. 

De la Plaza Nueva a las gradas de la Catedral, analiza cómo han cambiado estos puntos de encuentro y cómo definen a la capital andaluza. Mucho, advierte. Los espacios, "la forma", marcan. 

¿Qué espacio de los que ha estudiado de Sevilla es el que más ha cambiado?

El Prado de San Sebastián o las gradas de la Catedral.

¿Y eso?

El Prado empezó como una dehesa para el ganado. Un sitio abierto inmenso. Y hoy es un parque delimitado por edificios. Si alguien viajase en el tiempo no lo reconocería antes. Y las gradas porque antes eran un espacio cerrado, con puertas. Cuesta entender que sea un espacio unitario tal y como está ahora. 

¿Y cuál se conserva más fiel a su origen?

La Plaza Nueva. Desde que se creó hasta ahora ha mantenido su forma. Quizás los edificios han subido de altura, pero se ha conservado muy parecida. Seguramente haya sido su forma cuadrada o rectangular la que la haya salvado. 

¿Y la Alameda?

Ha cambiado mucho. Hasta el siglo XVI era una zona muy húmeda. Parte del río. Pero entonces se deseca, se plantan los árboles y se ponen las columnas. Aun así, hasta el XIX sus límites no eran claros y nadie quería vivir allí. Es entonces cuando se construye en los márgenes, y así se conserva desde entonces.

Mi edificio favorito de Sevilla es la casa Riñón, de Cruz y Ortiz. Es una de sus primeras obras, marcó la ciudad. 

Pedro Mena

¿Qué edifico es el que más le gusta a usted de Sevilla?

Mi padre, que falleció, me llevaba todos los fines de semana al parque de María Luisa. Recuerdo de niño ver la Plaza de España y los azulejos de las provincias y le tengo cariño por eso. 

¿Cuál es el edificio más feo de Sevilla?

[Pausa] ¿Cuál es el suyo?

Las entrevistas no funcionan así...

Ya hace 300 años Hume dijo que la belleza está en quien mira, no hay belleza universal. 

¿Y el más bello? ¿Ahí sí se moja?

Hay una obra maestra que es la casa Riñón, de Cruz y Ortiz. Una de sus primeras obras, marcó la ciudad. Y tienen proyectos de viviendas maravillosos de los años 80 y 90. 

Desde el punto de vista arquitectónico, ¿qué le falta a Sevilla

Un plan de conjunto. Echo en falta un proyecto de qué queremos que sea Sevilla en 30 o 50 años. Hay un catálogo estético, y eso está muy bien. Pero me falta un proyecto general a largo plazo. 

¿Algo más concreto?

Por supuesto, que el tranvía llegue al aeropuerto, el túnel de la SE-40 o tres líneas de Metro. 

Sevilla necesita que el tranvía llegue al aeropuerto, el túnel de la SE-40 o tres líneas de Metro. 

Pedro Mena

¿Siempre ha existido una ocupación del espacio público? ¿O ahora con las terrazas y veladores es más grave?

La oleada de ocupación del espacio público actual tiene que ver con la influencia de la cultura anglosajona. Es algo que nace en el siglo XX y se acentúa en el siglo XXI, en el tardocapitalismo. Igual que existe lo contrario: espacios privados que se abren al público. Nueva York o Londres son ejemplo de ello. 

¿En qué sentido?

En Londres está Pater Noster Square. En la City, un espacio provado que se ha abierto al público, que se ha hecho para que sea un lugar de encuentro. Fue un éxito y se ha copiado mucho. La plaza del Duque, por ejemplo, era un espacio privado que se abrió. 

¿No ha sido siempre pública?

No, era propiedad de los duques de Medina Sidonia. Tiraron las casas frente a su palacio para poder tener una fachada amplia, de la que presumir. Se recoge en el libro que, cuando se empezó a ocupar este espacio, los duques reclamaron que era suyo y lo cercaron. Eso empezó un litigio -varios, en realidad- que empezó con los Reyes Católicos y acabó en el siglo XIX. 

¿Hay más espacios públicos ganados a lo privado en Sevilla?

Sí, la Plaza de la Encarnación. Se crea para 'correr toros', que es como se llamaba entonces torear. Lo crean los Ponce de León, otra familia aristocrática de Sevilla que tenía el palacio cerca. Pero con la llegada de las desamortizaciones y el liberalismo, se abre al público, a los sevillanos. 

¿El liberalismo?

Sí, es una corriente que establece que lo público debe estar abierto y lo privado, cerrado. Es mucho más tajante que el postcapitalismo actual, donde los espacios privados se abren, los públicos se cierran...

¿Por qué se han cerrado espacios?

Pues muchos al venderse a manos privadas. Los ayuntamientos siempre han tenido falta de dinero y han ido buscando compradores para calles, casas o plazas.

 Los ayuntamientos siempre han tenido falta de dinero y han ido buscando compradores para calles, casas o plazas

Pedro Mena

¿Para calles?

Sí. Si vas por Sevilla a veces se ven callejones que están cerrados con una cancela. Es porque en algún momento eran públicos, pero se vendieron y cerraron. Otros quedaron dentro de casas o se tiraron. 

¿Y cómo se puede luchar contra la ocupación del espacio público, contra la privatización?

Tradicionalmente este tipo de cosas se ha solucionado con asociacionismo, pero ya no vive gente en el Centro de Sevilla. No hay fuerza ni tiempo ni interés para liberar espacios porque solo nos molesta su ocupación más que cinco diez veces al año. Veo difícil que con asociaciones se pueda solucionar la situación. Además, en los barrios no hay un problema tan grave en la ocupación del espacio público.

¿Por qué su interés en los espacios públicos?

Me interesa su continuidad histórica. Por qué los usamos y cómo. La plaza tiene una cualidad que no tienen los espacios de la periferia: tiene una forma concreta. Uno está acostumbrado a ese espacio, a esa forma. Al tamaño y la escala. Aunque se cambien los edificios, si sigue teniendo la misma forma, la vivimos igual. Pero si una plaza pasa a ser un óvalo... Ahí ya chirría. 

¿Qué le parece Aníbal González?

Es cansino que parece que es lo único que se puede reivindicar en la ciudad en lo arquitectónico. El debate debería estar en si debería haber regionalismo o algo más moderno. Fue un movimiento muy regresivo, supuso la vuelta a unas esencias que, además, fueron inventadas. Un pasado que era mentira. pero sí es verdad que puso en contacto a la Arquitectura con la artesanía y generó que se abrieran muchos talleres de artesanos en la época.