La Giralda ha despertado gran admiración a lo largo de su historia. De hecho, existen réplicas y edificios inspirados en ella en España y en varios países del mundo.
Sin embargo, esa misma admiración ha suscitado también, durante años, el recelo de otras ciudades históricas que han querido superarla no sólo en belleza, sino también en altitud.
Hay que considerar que la altura de la Giralda ha sido un debate polémico ya en la capital hispalense desde siempre. Hasta la construcción de la Torre Pelli, en 2016, nunca un edificio había superado los 104 metros que van desde el suelo de Sevilla hasta el Giraldillo que corona su campanario.
Pero hubo otros intentos célebres. El más conocido está a una hora de Sevilla: se trata de la Catedral de Cádiz, también llamada la 'Santa Cruz sobre el Mar'.
Una competición arquitectónica
La gran obra arquitectónica de carácter religioso de Cádiz fue conocida en su origen la Catedral Nueva. Ésta se construyó en contraposición a la Vieja, que fue edificada en el siglo XVI por orden de Alfonso X el Sabio y que desde 1838 está considerada únicamente iglesia parroquial.
Así que el nuevo templo, que comenzó a construirse en el siglo XVIII, debía ser una representación física del esplendor que vivió la ciudad durante la segunda mitad del siglo XVII y todo el siglo XVIII.
El pujante comercio de las Indias y al traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717 aumentó la autoestima gaditana, que quiso llevar la competición comercial con la ciudad hispalense a otro nivel.
El desarrollo económico de Cádiz parecía no tener fin, así que el cabildo decidió construir una catedral acorde con la prosperidad de la ciudad. El objetivo: superar la altura de la Giralda.
Una construcción irregular
Las primeras piedras de la Catedral de Cádiz se colocaron en 1722 según el proyecto del arquitecto Vicente Acero, que había llegado a Cádiz después de haber trabajado durante cinco años en la Catedral de Granada, por lo que ambos templos guardan ciertas similitudes.
Sin embargo, Vicente Acero dimitió de su cargo y se hizo responsable de las obras Gaspar Cayón, primero, y después su sobrino Torcuato Cayón. La construcción duró 116 años y fue muy irregular, con distintos retrasos.
En cualquier caso, los responsables de las obras querían conseguir que las torres de la Catedral Nueva de Cádiz fuesen más altas que la Giralda de Sevilla.
Sin embargo, cuando llegó el momento clave, la economía de la ciudad ya no era tan boyante y hubo que desistir.
Finalmente, la torre del Reloj se había finalizado en 1845, y, aunque junto con la segunda torre, la de Poniente, se convierten en los puntos más altos de la ciudad, con 54 metros de altura, estuvieron lejos de alcanzar su objetivo inicial.
Sobre todo teniendo en cuenta que aún faltaba casi la mitad del camino hasta alcanzar la altura de la Giralda, un monumento que continuó siendo el orgullo de la ciudad de Sevilla hasta la actualidad.