La configuración geográfica de Sevilla le permite esquivar ríadas ante el paso de una DANA como la reciente, que ha provocado la mayor catástrofe del siglo en Valencia. Es así, pese a que la provincia cuenta con hasta 16 zonas inundables, según los datos del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables.
En la más amplia, la del entorno del Guadalquivir desde La Puebla del Río hasta Alcalá del Río viven casi 400.000 personas. Otro de los tramos susceptibles es el que va de la propia Alcalá del Río hasta Villaverde del Río. Residen 23.000 personas, pero contando con la población de Palma del Río (Córdoba).
La ubicación, unida a la regulación de la cuenca a lo largo del siglo XX, hace que el peligro de inundación sea muy reducido.
Lo explica así Manuel Marchena, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Sevilla, además de exgerente de Urbanismo de Sevilla y antiguo Consejero Delegado de Emasesa.
"La estructura del Valle del Guadalquivir hace que el impacto de las DANAS sea menor. El Atlántico es un mar abierto que se calienta menos por su amplitud y aquí lo que sucede son colas de DANAS con menor intensidad", argumenta.
Además, hay otro factor, ya que "no existen barreras montañosas", tal como sucede en el levante con el Sistema Ibérico. Esto provoca que se generen "ollás exprés de calentamiento", acentuadas por el cambio climático, que ha convertido el fenómeno en más extremo. En los sistemas montañosos "chocan las masas de aire cargadas de humedad y descargan con una violencia extraordinaria".
Todo ello unido a que, según explica Marchena, en Valencia "se ha ocupado el suelo en torrentes secos y laderas", ha provocado una de las mayores catástrofes de la historia de España.
"Es muy complejo que se inunde"
El caso del Valle del Guadalquivir es radicalmente opuesto. Además de que las aguas del Atlántico son más abiertas, el espacio está "muy regulado hasta la presa de Alcalá del Río".
"Es muy complejo que se inunde", detalla el catedrático, que hace alusión a las obras de cortas y tapones que se han repartido por la capital hispalense a lo largo del siglo XX. Las señala fundamentales, al igual que al embalse de Alcalá de Guadaíra.
Asimismo, también destaca la importancia de los tanques de tormentas, "obras caras", que sirven para absorber el excedente de agua y que sea directamente gestionado por Emasesa. En Sevila hay dos, en la Alameda y en Kansas City. Dos Hermanas también cuenta con esta infraestructura.
Teniendo en cuenta todos estos factores, "la probabilidad de peligro queda muy atenuada". Para que sucedan incidentes graves, tendrían que ser "efectos del mal diseño de las infraestructuras o de mala gestión". Se refiere a fenomenos puntuales como "una carretera mal diseñada" o "por un mal funcionamiento del alcantarillado", tal como sucedió en Jerez de la Frontera.
Tablada, el Tamarguillo y el Guadaíra
Respecto al caso concreto de Tablada, "zona oficialmente inundable", Marchena argumenta que "desde el punto de vista probabilístico y con la regulación que hay en el Guadalquivir" también es muy complejo que suceda. "Tendría que llover como nunca ha llovido", asegura. Sería más difícil todavía si se construyen "muros de defensa" para protegerla.
Por su parte sobre las crecidas en los arroyos Tamarguillo y el río Guadaíra, que han generado algunas incidencias menores, avisa de la necesidad de seguir regulando sus cauces, aunque según precisa, "la obra hidráulica está mal vista en estos momentos".
Pese a la dificultad de que una DANA llegue a Sevilla con tanta intensidad como lo ha hecho en valencia, Marchena alude a la tendencia del cambio climático a extremar los fenómenos y, por tanto, a la necesidad de anticiparse a los hechos.
Identificar "qué puede suceder"
"Soy partidario de identificar y regular con algoritmo de probabilidad qué puede suceder en el Guadaíra o el Tamarguillo para que no ocurra una desgracia en el futuro".
Asimismo, también se detiene en el río Corbones, en el límite entre Carmona y Tocina. Es una de las zonas que más incidencias por anegaciones ha registrado durante estos días. "Es un río que no está regulado y tiene una gran probabilidad de inundabilidad", advierte.
Al margen de las DANAS, este catedrático también alude a la necesidad de estudiar otros fenómenos que puedan afectar más al Valle del Guadalquivir en el futuro, como la cola de los tifones procedentes del Caribe. "Cada vez es más probable que lleguen por el Océano Atlántico, dado el calentamiento", afirma.
Otras zonas inundables
El arroyo del Salado de Morón (El Palmar de Troya), el del Pueblo (Alanís) p el del Manzano (Lora del Río) también aparecen como zonas inundables, así como el del Riopudio, en el Aljarafe de Sevilla.
Por su parte, otra de las zonas inundables más pobladas es la del arroyo del Cuerno, en Morón de la Frontera, un área en la que, según los datos de la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir, viven 1.162 personas. Cerca de 800 residen en el entorno entre Bollullos de la Mitación y Villanueva del Ariscal por el que discurre el arroyo de Majalberraque.
Asimismo, otra área extensa y susceptible de inundación es la del río Genil en Écija. La zona concentra 19.216 habitantes.
En cualquier caso, la situación privilegiada de la provincia de Sevilla, en las cercanías del océano Atlántico, más frío que el Mediterráneo y abierto, más la ausencia de barreras montañosas, actuaría de freno para evitar que el agua campe a sus anchas.
No obstante, tal como subraya Marchena, conviene estar atento a la evolución del cambio climático para anticiparse a un futuro en el que los fenómenos apuntan a ser cada vez más extremos.