En Sevilla no se han registrado inundaciones desde la catastrófica de 1961 que afectó a 150.000 personas. Más allá de las obras realizadas para controlar el curso del Guadalquivir, la ciudad cuenta en el subsuelo con una infraestructura muy "engrasada" para impedir que la red de saneamiento colapse en los días de alertas por lluvias.
Todo se gestiona desde el Centro de Control de Operaciones de Emasesa. En él se controlan en tiempo real más de 200 instalaciones. Aunque está operativo todos los días del año y las 24 horas del día, su directora, Esther Florez, revela que la actividad es mucho más intensa cuando se avecina una DANA como la de estos días.
"El escenario de lluvia es más complicado que los habituales. La orografía de Sevilla hace que cuando llueve, toda nuestra infraestructura tiene que funcionar perfectamente", explica.
Por su carácter llano, la ciudad es "favorable para el abastecimiento", pero eso provoca que el agua no se desplace por la fuerza de la gravedad. Por ello, se necesitan las 37 estaciones de bombeo de Emasesa. Sirven para llevar el agua a las estaciones depuradoras e impedir que los colectores, las tuberías que hay bajo la superficie, se sobrecarguen.
Tal como indica Eshter Florez, todo está "automatizado" a través de la tecnología. Es decir, en función de los niveles de agua, cada una de ellas funciona sin que nadie la active a parcial o pleno rendimiento, según las necesidades.
Para ello entran en juego, los 27 pluviómetros que Emasesa tiene distribuidos por su red de saneamiento. Además, también cuentan con 100 limnímetros. Son elementos que miden las fluctuaciones de los niveles de agua. En función de unos baremos previamente delimitados, se empieza a bombear agua automáticamente.
No obstante, desde el Centro de Control de Operaciones, como mínimo, siempre hay un ingeniero supervisando toda la infraestructura. "Si la situación lo requiere, puede coger el mando de cada instalación", precisa Florez.
Aunque todo está automatizado, el trabajo es mayor en días de alerta por lluvia. "Una vez que tenemos la previsión, siempre 48 horas antes, hacemos una comprobación del estado de todas las instalaciones y equipos", detalla.
El engranaje es milimétrico bajo la superficie de Sevilla y en estas jornadas se pone a prueba la capacidad de la infraestructura. "En el momento que algo falle, todo se puede ir al traste. Si un bombeo importante se para, hay que tomar decisiones. Está todo engrasado, pero incidencias hay. Por detrás hay una maquinaria amplia, profunda y engrasada", asegura.
El sistema genera alertas propias
La información al Centro de Control de Operaciones llega desde diversas fuentes los días de lluvia. Los sistemas están conectados con la AEMET. A través de los pluviómetros se mide lo que ocurre en la ciudad "en tiempo real". Cuando los umbrales se superan "se genera otra alerta propia dentro del sistema de Emasesa".
También se cuenta con los avisos de los propios clientes. Tienen un mapa de Sevilla sectorizado que adopta diferentes colores dependiendo del número de avisos. Dicha información se coteja con la de los limnímetros, "que miden el nivel de agua en los colectores".
A su vez, desde Emasesa también se controla el nivel del Guadalquivir. "Si está alto, tenemos que bombear y elevar el agua para echarla al río. Si está bajo, abrimos compuertas y el agua por la propia gravedad sale al río", detalla.
Los tanques de tormentas
Paralelamente, la infraestructura de los tanques de tormentas juega un papel relevante. Tienen el objetivo específico de evitar inundaciones. Igualmente, funcionan de manera automática.
"Tenemos limnímetros en los colectores ubicados respecto a unos niveles de ingeniería. Cuando alcanzan una cota, previamente definida, una compuerta del tanque se abre. A partir de ahí empieza a entrar agua. Está automatizada, pero en cualquier momento, el técnico puede tomar el control", explica Florez.
Así, cuando el agua de lluvia está llegando a la red de saneamiento, antes de que colapse, se abre y retiene el agua dentro del tanque. Una vez que pasa la lluvia, se devuelve el agua a la red de saneamiento. Este mecanismo se activa cuando lo permite el limnímetro que hay en el colector de salida.
Emasesa controla cinco tanques de tormentas en su área metropolitana, dos en Sevilla capital, en la Alameda y en Kansas City. Todos ellos tienen capacidad para almacenar 100.000 metros cúbicos. "Si no estuvieran, la red de saneamiento podría colapsar", señala.
Revisión tras la lluvia
Además, la información llega a través de las cámaras de tráfico del Ayuntamiento, También por otras cámaras situadas en puntos estratégicos de la red de saneamiento y en el interior de los propios tanques de tormentas.
Después del episodio de lluvias, Esther Florez indica que Emasesa siempre hace un análisis "para ver cómo funciona el sistema y cómo se puede mejorar". "No tiene por que haber pasado algo malo, pero siempre revisamos el sistema porque ayuda a mejorar", revela.
Es así como se controla una red de saneamiento de 3.022 kilómetros. Cada pieza funciona al milímetro para evitar que el sistema colapse. Lo hace de forma automática y con la supervisión de los nueve ingenieros que trabajan los 365 días del año desde el Centro de Control de Operaciones de Emasesa, siempre obligados a estar en alerta cuando la lluvia aparece por Sevilla.