Sevilla
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La preparación de la Magna de Sevilla ha vivido este jueves uno de sus últimos capítulos antes de que los pasos de las ocho procesiones de la provincia comiencen a recorrer las calles el 7 de diciembre. En solo cuatro horas se agotaron las 21.583 sillas disponibles y se abrió la reventa ilegal, que plantea un nuevo escenario, aunque ya conocido, para el Consejo de Cofradías.

El proceso de compra generó insatisfacción en muchos de los usuarios. Las quejas se sucedían en las redes sociales desde primera hora de la mañana. Sin embargo, casi todos ellos pudieron acceder a sus localidades, algunos no en el sector deseado.

El problema estaba en la cola. Para algunos se alargó por encima de la hora. "Estás en cola de espera. Si accede con más dispositivo su posición puede verse afectada", era el mensaje con el que los más madrugadores se encontraron al principio.

Pese a que, según informó el Consejo de Cofradías, la primera entrada se vendió a las 8:01, muchos confesaban que tuvieron que mantenerse en la espera mientras empezaban a realizar sus gestiones cotidianas. Otros, tal como le sucedió a Ángel Vilches, celebraron la compra mientras llevaba a su hijo al colegio.

La molestia era que Giglon, la plataforma encargada de la venta, no indicaba nada sobre el tiempo de espera o sobre el número de posición en la cola. "Estar en la cola de esperar para la sillas de la Magna y no te pone ningún tipo de información del tiempo que te queda los usuarios activos delante de ti", lamentaba un usuario en X.

Al no poner tiempo de espera, muchos optaban por recargar la página, lo que aumentaba la carga del servidor. Además, otro de los problemas registrados era que se les indicaba que "solo está permitida una IP por evento", cuando solo estaban usando un terminal.

Sin embargo, más allá del colapso inicial la mayoría de quejas tornaron en satisfacción, pues casi todos consiguieron sus entradas. Los que se retrasaron unas horas tuvieron más suerte y no tuvieron que esperar tanto. En cambio, nada fue posible a partir de las 12:00, cuando las localidades de todos los sectores quedaron agotados.

Pese a las múltiples quejas, desde el Consejo de Cofradías expresaron su satisfacción con el rendimiento de la plataforma Giglon. En sus momentos de picos máximos llegaron a conectarse a la web 150.000 personas, pero la web no se cayó en ningún momento. 

Lucha contra la reventa

Sin embargo, una vez superada la primera crisis, apareció la segunda, la de la reventa ilegal. De ello se alertó en redes sociales casi al instante, incluso antes de que finalizara la venta. A través de Mil Anuncios un usuario decía haberlas "comprado por equivocación" y vendía dos por 100 euros. Es decir, pedía 15 euros más por cada una, ya que su precio único era de 35 euros.

Enseguida el Consejo de Cofradías lo confirmaba y declaraba su intención de perseguir cualquier tipo de proceso fraudulento. Su canal de denuncias, abierto en los meses previos a la Semana Santa para acabar con la reventa en la Carrera Oficial, detectó las primeras irregularidades en la zona reservada para acompañantes de personas dependientes.

"Desde Giglon ya están trabajando para comprobar y demandar a estos usuarios que adquieran la silla correspondiente para movilidad reducida a quiénes deberán acompañar el próximo 8 de diciembre. En el caso contrario y de manera inmediata, les serán retiradas estas sillas y se les devolverá el dinero", informaban en un comunicado.

¿Sillas vacías?

Por su parte, el presidente de la institución, Francisco Vélez, se mostraba muy rotundo. "Me parece escandaloso", decía. Además lanzaba un aviso que pretendía ser disuasorio para aquellos que quieran comprar entradas a través de estos canales: "No les servirá para acceder a las sillas".

En los accesos se pretende llevar un control de DNI para comprobar la titularidad de cada usuario. "Si alguien está tentado de comprarlas, que sepa que probablemente se le retire la entrada en el acceso. Son nominativas y habrá que acreditar la titularidad de las mismas", insistía.

Así, si se practican estos controles exhaustivos, cabe la posibilidad de que algunas sillas queden vacías en el recorrido oficial de la Magna, desde la Avenida de la Constitución hasta el Paseo Colón, la única zona donde se puede ver la procesión al completo. No obstante, también habrá espacio para el público de pie, previsiblemente aforadas y con pasillos de seguridad.

Dichas palabras evidencian la intención del Consejo de Cofradías de acabar con la reventa, un problema que suele aparecer en la antesala de cada Semana Santa y que desde este año se ha empezado a combatir con más ímpetu.

Guerra reforzada

Antes del pasado Domingo de Ramos, no solo se creó el mencionado canal de denuncias, sino que se realizarón investigaciones en las web especializadas y en redes sociales. También se realizaron controles aleatorios durante la Semana Santa.

En aquella ocasión, el Consejo se comprometió a aplicar "sanciones severas". Entre ellas se contemplaba la retirada de abonos y posibles acciones legales contra las empresas que facilitaran la reventa. Ahora, el compromiso vuelve a ser el mismo, aunque no existen abonados a los que investigar. La venta era abierta a todo el público.

Una última oportunidad

Además, todavía queda una posibilidad para comprar entradas y que obliga a extremar la vigilancia. El 25 de noviembre finaliza el plazo para los congresistas acreditados, que pueden acceder a su localidad sin pago.

Si quedan sillas libres, se volverán a poner a la venta en Giglon el 27 de noviembre a partir de las 8:00. Será otro día marcado en rojo para los sevillanos, sobre todo para aquellos a los que las cuatro horas de este jueves se les quedaron cortas y siguen aspirando a comprar entradas para la Magna de Sevilla.