Imagen de una de las estanterías de la Antigua Cerería

Imagen de una de las estanterías de la Antigua Cerería E.E. Sevilla

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Los guías turísticos llegan al comercio tradicional de Sevilla: "Los extranjeros nos ven como si fuésemos museos"

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No hace falta pasear por el centro de Sevilla para saber cuáles son los lugares más emblemáticos y visitados. La Giralda, la Torre del Oro o la Plaza de España son algunas de las joyas arquitectónicas que atraen a más turistas. Cientos de flashes disparan cada día a estos monumentos. El visitante no abandona la ciudad sin una foto con la Catedral detrás. 

Pero, en los últimos tiempos, las reliquias más desconocidas para las agencias de viajes extranjeras y nacionales han salido a la luz a ojos del turismo. La ciudad hispalense se erige como un verdadero museo al aire libre. Y la calle Francos, en pleno corazón de la urbe, se ha ganado el título de galería de arte.

En esta parte de la ciudad perviven establecimientos con muchas décadas a sus espaldas. Lugares que mantienen viva la esencia sevillana, esa que se puede ver en cada uno de sus productos.

Antaño, solo eran los vecinos quienes frecuentaban estas tiendas. Sin embargo, ahora los guías turísticos incluyen sus escaparates en los itinerarios. Lo cuenta José Delgado, de Almacenes Velasco, una mercería con 150 años de historia.

Las mantillas, peinas y pasamanerías que se ven a través de los cristales llaman la atención de todo el que pasa. Y los turistas no iban a ser una excepción. Tanto es así que, en ocasiones, un grupo de extranjeros liderado por alguien con micrófono y bandera se para delante de este tipo de establecimientos a hablar de ellos.

Elena Iglesias, guía turística de Sevilla, confiesa que "dentro de las rutas se incluyen algunas de las vitrinas de estos comercios porque hay gente que quieren verlos". 

Desde la pandemia

Pero ¿cuál ha sido el punto de inflexión en este fenómeno? Los comerciantes no tienen la respuesta asegurada, pero lo que sí está claro es que "desde hace unos años, tal vez desde la pandemia, el turista entra", señala Ore Pino, regente de la Guantería Pino.

Ore es la tercera generación al mando de este templo del encaje, la piel y el detalle con casi 100 años de vida. A lo largo de su vida detrás del mostrador ha visto como los turistas han empezado a cruzar las puertas de su tienda. Pino asegura que "el turismo responde muy bien y que muchos de los visitantes compran".

Italianos, franceses e ingleses son los que más sacan la cartera. "El visitante se sorprende de los precios que tienen este tipo de artículos en España", señala la dueña de la guantería. Y es que, en muchas ocasiones, el valor de estos productos es el doble en el extranjero.

No todos los turistas que cruzan la puerta acaban comprando. Ore Pino apunta que "los asiáticos solo entran, ven la tienda y salen. Los extranjeros la ven como si fuesen museos".

La Antigua Cerería del Salvador es otro de esos rincones a los que los turistas le echan el ojo. Y no es para menos. Las velas, artículos de orfebrería y todos los artilugios que se ven desde la calle invitan a entrar para, al menos, curiosear.

Presupuesto de entre 50 y 100 euros

Sara, dependienta de esta tienda, ve más de una cara de asombro. Y es que muchos de los turistas se extrañan al ver la figura del penitente. Un atuendo que en España pasa completamente desapercibido pero que a los de fuera de las fronteras les recuerda al Ku Klux Klan.

Los visitantes -tanto nacionales como extranjeros- se llevan a modo de souvenir velas, inciensos y rosarios. El presupuesto que destinan a este tipo de recuerdos oscila entre los 50 y 100 euros. 

Así lo suscribe Elena Iglesias, guía turística. Sostiene que "cuando es un tour privado y quieren comprar algo de recuerdo, entran en estos comercios y se gastan en torno a 100 y 150 euros". "Hace unos días un grupo de amigas filipinas de unos 60 años me pidieron que las llevara a una tienda de abanicos", señala. 

La Cordonería Alba es otro de los símbolos de la historia de la ciudad. Encargada de la elaboración de cíngulos de hermandades tan veneradas como el Gran Poder o la Macarena, es la única tienda de España en la que se utiliza una urdidera y una rueca para la elaboración de estos artículos. 

En sus apenas 15 metros cuadros han recibido a personas de diversas partes del mundo. Según confiesan sus dependientes, la mayoría de ellas cambian el típico imán por un borlón completamente artesanal.