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En Sevilla se lee. Lo hacen, al menos, "el mismo número de personas" que hace "diez años". Quizá incluso más. Así lo cree Rafael Rodríguez Núñez, librero y actual presidente de la Asociación de la Feria del Libro de Sevilla. Es uno de los tres socios propietarios de la Botica de Lectores, que ya posee cinco librerías repartidas por la ciudad. La fundaron hace ocho años y no hacen más que crecer.

"Nosotros hemos abierto tres librerías en un año y medio", afirma. "Es mi experiencia; nosotros no estamos cerrando. Lo que pasa es que eso no es noticia, desgraciadamente", se lamenta.

Tampoco lo ve "diferente a hace diez años". Cree que es "exactamente igual"."Este sector siempre fue difícil, y llevo veinticinco años en él", añade.

A pesar de la positiva mirada que este librero tiene de finales de 2024, el pasado 2023 no fue un buen año para las librerías en Sevilla. Tuvieron que decir adiós multitud de locales míticos como Caótica, El gusanito Lector, Verbo -dos de sus tres sedes- Panella, Yerma, Isla de Papel, Fiju Comics o Balzac. 

Ya en febrero de 2024, para más inri, echó el cierre el último establecimiento que quedaba abierto de Verbo, en la Calle Sierpes. Rafael, por su parte, insiste en que leen ahora incluso "más personas", aunque reconoce que "ha cambiado la forma de mercantilizar el libro". 

Mostrador de una de las sedes de la Botica de Lectores, en Sevilla Álvaro Guzguti

Hace referencia a alguna de las plataformas que existen y "que compiten con Amazon perfectamente", como "'Todos tus libros'". El problema, señala, es el "desconocimiento" que tienen los sevillanos de estos avances que ya manejan las librerías independientes de la capital hispalense. 

"Yo puedo darte el número de existencias real que tiene un librero de Valladolid. Ahora mismo", afirma. "La herramienta es más potente", pero "es complicado competir con una multinacional".

Campaña navideña

Para ayudarse entre sí e impulsar iniciativas conjuntas entre todos los libreros sevillanos independientes -incluída la provincia-, existe el Gremio de Librerías de Sevilla y Provincia.

Aunque es de "reciente creación" -se fundó en 2020 como consecuencia de la pandemia-, Rafael forma parte de su junta, y desde ahí están "intentando estar más presentes en la ciudad". 

Bajo su paraguas, las 29 librerías independientes que lo conforman se han unido ahora por primera vez en una campaña navideña para fomentar la compra local. 

La Navidad, de hecho, y según afirma este librero de la Botica de Lectores, "es para nosotros el momento más importante del año". Sobre todo, aumentan las ventas en "los primeros días de enero, hasta el seis".

El libro, añade, "se regala" en estas fiestas, porque tiene "un valor adicional, tú regalas la cultura", apunta. Por eso "pervive el soporte", mientras "otros caen, como el disco o el vinilo". 

En cuanto a los efectos de la pandemia, que agravaron la crisis del comercio local, Rafael cree que ya "se han paliado". Aunque no fue "especialmente mala", no entiende que tuvieran que cesar en su actividad.

"Somos el ocio más económico, y cuando la gente estaba encerrada debía refugiarse en el libro", defiende. "No tuvieron esa sensibilidad. Ninguno de los gobiernos". 

Libreros 'de viejo'

En Sevilla también existen un número no menor de librerías de viejo o "anticuario".

Un negocio que se vende más como una "experiencia cultural" que como una librería convencional. Éstas, de hecho, no pertenecen, en la práctica, al sector de las librerías independientes. 

Fachada de la Librería de viejo Boteros, de Sevilla Álvaro Guzguti Sevilla

Rafael asegura que las librerías convencionales como la Botica, que trabajan con las editoriales y que venden nuevas ediciones, se someten a una "normativa legal" que influye principalmente en "los precios" de cada libro. "Yo no puedo poner el que me dé la gana", afirma. "Vienen regulados y son fijos".

Por su parte, Daniel Cruz, propietario de una librería de viejo en pleno casco histórico de Sevilla, coincide en esta distinción. La suya es Boteros, y lleva abierta en el casco histórico desde 2014. Pertenece además a la Asociación de Amigos del Libro Antiguo de Sevilla.

Él cree que hay una "relación amistosa" entre ambos mundos, pero hay cuestiones en las que reivindican mayor cohesión.

La Feria del Libro

Una de ellas es la Feria del Libro. "Aquí en Sevilla, la Feria del Libro 'nuevo' siempre se ha celebrado en abril -coincidiendo con el Día del Libro-, y la Feria del Libro Antiguo en otoño", explica.

"A partir de la pandemia se trasladaron al otoño, y desde entonces hemos casi solapado ambas ferias". A raiz de esa situación, "nosotros hemos reivindicado al Ayuntamiento y al Gremio de Librerías de Sevilla la idea de plantear el otoño como una fiesta del libro, tando del nuevo como del antiguo". 

Hacerle ver al público, en definitiva, "que estamos haciendo una fiesta del libro en otoño". En ese sentido, reconoce, aunque "no mantenemos un contacto continuo durante el año, para el tema de la Feria estamos ahora en conversaciones". 

Interior de la Librería Boteros, en Sevilla Álvaro Guzguti

A este respecto, Rafael, como presidente de la Feria del Libro de Sevilla, está de acuerdo. "Nosotros ya hemos hablado con el Ayuntamiento para promocionar 'El Otoño Literario'".

Aunque no podrían realizarse las dos ferias el mismo día, "porque es un evento completamente diferente", remarca, "sí podríamos hacer el esfuerzo de informar a la ciudadanía de que el empeño cultural de la ciudad está presente en ambas".

Ya se ha hecho, afirma, "alguna propuesta", y aunque "la relación con la administración siempre es compleja", hay "predisposición".

Aparte de este entendimiento, ha habido otros. El Día del Libro, explica Rafael, "no es día de Feria, y entendemos que es para ellos también". Por este motivo, desde el Gremio se les "invitó" en 2023. "También son libreros y debía estar todo el libro de Sevilla en la Plaza San Francisco", concluye.

Los Jardines de Murillo, "un éxito"

La última edición de la Feria del Libro tuvo como novedad el traslado de ubicación a los Jardines de Murillo. 

El cambio de ubicación, explicaron desde el Ayuntamiento de Sevilla, se debió a las obras que, por esas fechas, se hicieron en la Plaza Nueva, donde tradicionalmente se ha celebrado este encuentro cultural en la capital andaluza. 

Además del lugar, la Feria cambió también el modelo de gestión, pasando a ser conjunto entre el Consistorio y la Asociación Feria del Libro de Sevilla, que preside Rafael. Así, el Ayuntamiento asumía "la coordinación general" y la asociación, "la dirección" del encuentro. 

Rafael opina que, con estos cambios, la edición de este año fue "un éxito". El único "pero" que "podíamos ponerle", afirma, fue "el infortunio de las lluvias torrenciales que tuvimos", algo que afectó al "tipo de suelo" de los Jardines, "el albero".

Imagen de las casetas de la Feria del Libro durante una interrupción de días por lluvias torrenciales Europa Press

Pero estas cosas, añade, "no se pueden prever por nadie". El año que viene "intentaremos que se pueda paliar si de nuevo hay una lluvia de este tipo", advierte. Buscarán para ello "alguna plataforma para que esto no pueda ocurrir".

Mantener el nuevo espacio

Por lo demás, y aunque eran desde la Asociación "bastante escépticos con el lugar", ahora es rotundo: "nos ha encantado equivocarnos". Esto es porque "todo el mundo está contento con el espacio, ha gustado muchísimo. Es más bonito, más amplio, acogedor, y con esta experiencia adquirida para mejorarla, creemos que es buen sitio".

"Este año, de hecho, hemos montado tres casetas más". Con el espacio que tenían en la Plaza Nueva, sin embargo, no podrían "haber crecido más". Si la Feria sigue creciendo, "y el año que viene, porque continúen las obras, se hace allí de nuevo, probablemente será el sitio que mantengamos", concluye.