El embalse del Gergal en Guillena, desembalsando agua tras las lluvias de la borrasca Garoé.

El embalse del Gergal en Guillena, desembalsando agua tras las lluvias de la borrasca Garoé. EP Sevilla

Sevilla

El agua de los embalses de Sevilla crece un 30% en un solo año: el suministro, garantizado al menos hasta 2027

Cuando las precipitaciones son moderadas y el terreno está seco, el agua se infiltra en el suelo y no llega a los pantanos, por lo que se necesita "abundante agua".

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Solo en un año, los embalses que abastecen al área metropolitana de Sevilla han crecido en un 30 por ciento. El 5 de marzo de 2024, Emasesa situaba el volumen de los embalses en un 44,95 por ciento. Ahora, su caudal es del 74,88 por ciento. 

Borrascas como Nelson, Berenice o Garoe aumentaron de forma considerable las precipitaciones acumuladas. Esto propició un crecimiento sostenido de los embalses que controla Emasesa. 

Según el experto en hidrología Francisco Moral Marcos, profesor titular en la Universidad Pablo de Olavide, el porcentaje alcanzado garantizaría "dos o tres años" el abastecimiento urbano. Por tanto, no habrá problemas de agua al menos hasta 2027.

El volumen embalsado que figura en los registros de Emasesa en marzo de 2025 responde a 480,112 hectómetros cúbicos, lo que se traduce en una variación de volumen de 191,994 hectómetros cúbicos respecto a la misma fecha hace un año

Los datos actuales responden a un crecimiento paulatino. De marzo a abril de 2024 se produjo un aumento del 22,92 por ciento en el volumen de los embalses. Esta crecida se debió, especialmente, a la borrasca Nelson. 

El temporal, considerado como borrasca de gran impacto, propició que solo la estación de Cazalla de la Sierra registrara 160,3 mm de precipitación acumulada. 

A partir de entonces se produjo un descenso paulatino y disimulado en el volumen de los embalses hasta octubre de 2024, cuando la borrasca Berenice afectó a la provincia de Sevilla

Este segundo temporal registró una precipitación acumulada en la estación de Guadalcanal de 110,6 mm, y de 72,4 mm en la estación de Almadén de la Plata. 

La última gran crecida que se aprecia en la gráfica de Emasesa se produce a partir de enero de 2025. Ese periodo coincide con la borrasca Garoe, que llegó a la provincia el 17 de enero y se mantuvo hasta el 26. 

Con esta última abatida de agua, la estación de Carrión de los Céspedes registró una precipitación acumualada de 73,2 mm

Reserva hidráulica 

Gracias a estos datos, se grantiza "una gran reserva hidráulica y un suministro urbano que durará dos o tres años en Sevilla", explica Francisco Moral Marcos, profesor titular de la UPO en el área de Geodinámica externa.

Este experto explica qué condiciones tienen que darse para que los embalses vean aumentado su volumen. "Cuando acaba el verano, los suelos están secos", lo que implica que éstos deben nutrirse antes de que se produzcan "escorrentías de agua". 

La escorrentía es, según apunta Moral Marcos, el exceso de agua que resulta después de que el suelo haya tomado para sí toda la necesaria. "Es en ese momento en el que el agua se puede ir a los embalses", ratifica. 

"Cuando el agua es pausada", es decir, cuando llueve con moderación y de forma paulatina, "el agua se infiltra en el suelo y no llega a los embalses". Por el contrario, es "cuando los suelos se saturan y el agua puede correr" cuando aumentan las reservas hidraúlicas. 

Cuenca del Guadalquivir

No obstante, el experto apunta que, pese a que las reservas de agua de los embalses que abastecen la Sevilla metropolitana son altas, la cuenca hidrográfica del Guadalquivir no registra unos datos tan positivos

En la actualidad, la cuenca del Guadalquivir se encuentra al 40,53 por ciento. Aunque en comparación con los embalses de Sevilla no es un porcentaje muy elevado, sí se aprecia una mejora respecto a estas mismas fechas en 2024, cuando su volumen estaba al 25 por ciento. 

En un año, esta cuenca, que abastece principalmente a provincias como Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén, ha crecido en 1.239 hectómetros cúbicos, pasando de 2.015 hectómetros cúbicos en marzo de 2024, a 3.254 en marzo de 2025. 

"Es muy complicado, porque depende de la meteorología, pero si se repitiera una semana con abundantes aguas, como pasó durante la Semana Santa del año pasado, la cuenca del Guadalquivir podría alcanzar buenos niveles", expone Francisco Moral.