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La Universidad de Sevilla ha presentado un decálogo para el buen uso de la Inteligencia Artificial. Forma parte de su objetivo estratégico de mejorar la implementación de dicha herramienta. "No podemos darle la espalda", confiesa María Isabel Hartillo, vicerectora de Transformación Digital y una de las encargadas de liderar esta estrategia.

En la elaboración de este manual, según cuenta, la Hispalense ha tenido que superar las "reticencias" del profesorado. La mayoría de las dudas procedían por la sospecha de que su aplicación podía "cambiar la forma de evaluar".

El decálogo no ha llegado solo. En los últimos años se han llevado a cabo diferentes iniciativas, como la creación del nuevo grado en Ingeniería Informática e Inteligencia Artificial o de la Cátedra dedicada a la misma materia y desarrollada en colaboración con Google.

En el mismo sentido nació el vicerrectorado de Transformación Digital que lidera la propia Doctora María Isabel Hartillo. Se hace cargo, según reza su descripción en la web, de "la planificación, dotación y desarrollo de las tecnologías al servicio de la comunidad universitaria".

Este tipo de iniciativas de transformación digital, como el nuevo vicerrectorado, "son una apuesta del conjunto de universidades públicas" de Andalucía y de España,  tal como explica Hartillo a El Español de Sevilla. Esa transformación digital, señala, comienza "cuando empezamos a cambiar todas las formas de trabajar hacia un uso de la tecnología que nos haga más eficientes".

De acuerdo con esta misión fue ella quien clausuró el pasado viernes 29 de noviembre la jornada 'Revolución en el Aula. La IA como oportunidad de aprendizaje'. Como su propio nombre sugiere, el objetivo del evento era el de analizar las ventajas y desafíos que proporciona la inteligencia artificial para la docencia universitaria.

Decálogo del buen uso

Allí, aparte de las distintas ponencias, Hartillo presentó el Decálogo de uso de la IA generativa elaborado por la Hispalense. Es decir, una guía para el empleo ético y provechoso de las herramientas que esta tecnología pone a disposición de docentes y alumnos.

"La Inteligencia Artificial generativa ha sido como un tsunami que ha llegado a la sociedad con un impacto enorme", explica Hartillo.

Así, "desde el punto de vista de nuestro alumnado ha sido recibida con un punto de curiosidad, y por nuestro profesorado, con precaución", apunta. 

Superar reticencias

Esto ocurre, recuerda Hartillo, por el miedo a que los alumnos la usen ilícitamente. "Los profesores preguntan cómo detectarla para evitar precisamente su uso por parte de los alumnos". Una predisposición a la que, en este nuevo decálogo, han querido darle la vuelta: 

"En él invitamos a usar la IA generativa porque viene para facilitarnos ciertas tareas. Posee ventajas y conlleva ciertos riesgos, por ello instamos también a hacer un uso ético y responsable, pero no podemos intentar prohibir o dar la espalda a la realidad que nos rodea". 

María Isabel Hartillo, vicerrectora de Transformación Digital de la US

Isabel advierte también de que la reticencia de algunos profesores viene de que la implementación de la IA "implica cambiar la forma de evaluar". Que existan pruebas en las que el docente "no esté seguro de la autoría del estudiante", señala Hartillo, supone uno de esos "riesgos" mencionados anteriormente. 

Por ello, la IA puede provocar "un cambio en la manera en la que estamos evaluando ciertas competencias". La intención de este decálogo y de la Universidad en su conjunto es la de "adaptarnos a esta nueva realidad". 

Corroborar las fuentes

El decálogo recoge también un aspecto clave del buen uso de la IA generativa en su punto 5, titulado 'Cultiva tu pensamiento crítico y el de los demás'. En él alude a la posibilidad de que algunas de las respuestas que da la IA pueden no ser "veraces". 

En ese sentido, insta a "cuestionarlas en todo momento" y "solicita" que proporcione "las fuentes donde corroborar los resultados".

En opinión de Hartillo, "es importantísimo que conozcamos cómo funciona la IA". A ese respecto, señala la vicerrectora, "algunos autores hablan de una especie de loro probabilístico. Vienen a decir que la IA, a veces, ni entiende lo que le estamos preguntando ni lo que nos responde". 

En ese sentido, la IA "dispone de todas las fuentes que se hallan en Internet, y a partir de ahí, cuando se le da un contexto y se le limita el ámbito sobre el que se le está preguntando, "te da una respuesta con todas las conexiones que hay entre palabras". De ese modo, "es necesario ir a las fuentes, quiénes son las personas que están avalando esos datos". 

Por eso subrayan la idea de conservar el pensamiento crítico. De eso iban también las jornadas del pasado viernes, afirma Isabel, que estaban planteadas "para que también los profesores tengan el criterio necesario y lo transmitan a sus alumnos". 

Colaboración con Google

A estos docentes les acompañaron durante el evento distintos representantes de Google en España, quienes impartieron algunos talleres de aprendizaje de uso de herramientas IA de la multinacional estadounidense. 

Google, de hecho, ha colaborado en la creación de la mencionada Cátedra de Inteligencia Artificial, reuniendo a un grupo interdisciplinar de más de 60 especialistas procedentes de áreas como la Ingeniería, la Física, las Matemáticas, el Derecho, la Geografía y la Medicina. 

"Pilar Manchón -sénior director of Engineering AI Research Strategy en Google- estuvo con nosotros", recuerda Hartillo. "De modo que estamos apostando, aparte de la nueva cátedra, por distintas titulaciones de IA en grado y máster, y Google nos está ayudando mucho".

Un impulso europeo 

En general, concluye Isabel Hartillo, "la US es una institución con más de 500 años de historia, y hay ciertas inercias heredadas que hacen que algunos cambios nos cuesten más". Sin embargo, cree que la de Sevilla no estaba tan rezagada en estos asuntos respecto a otras universidades andaluzas. 

"Había aspectos mejorables, y creo que desde la creación del vicerrectorado se ha avanzado bastante". También pone en valor "el impulso que se le ha dado desde Europa" a la transformación digital. 

"La inyección que han supuesto los Fondos de Transformación y Resiliencia, que a partir del Covid se están otorgando, también nos ha ayudado a las universidades españolas". El hecho de tener más fondos, apunta, "evidentemente nos da más posibilidades". 

Aparte del aspecto económico, el Covid generó "la necesidad de usar herramientas online" para dar clase y evaluar a los alumnos. Esto "hizo que las personas ganasen en competencias digitales, y eso también transformó a la Universidad", afirma.